Analistas en políticas educativas recomiendan desarrollar programas internacionales con posibilidades crediticias para expandir la conectividad y llevar internet a todas las escuelas del país.
María de Los Ángeles Graterol | Tal Cual
En Venezuela, la brecha digital en la educación se ensanchó aún más con la llegada de la pandemia. Con un sistema educativo sin docentes y altas tasas de ausentismo escolar, la falta de internet y de dispositivos tecnológico se sumaron a la lista de factores que dificultaron la incorporación de los alumnos y maestros a la educación virtual, que para la mayoría de los países de la región significó un desafío manejable, excepto en Venezuela.
Carolina Orsini, presidenta de la Asociación para el Desarrollo de la Educación Integral (Asin), señaló que los profesores venezolanos aprendieron a enseñar sin tecnología,pues ni ellos ni los estudiantes tienen computadores u otros equipos que les permitan desarrollar clases a través de videollamadas.
Durante el foro de TalCual «Innovación educativa en la región, ¿Qué puede copiar Venezuela?», comentó que durante la pandemia, en varios colegios venezolanos que ella monitorea empezaron a desarrollar planes de dotación de teléfonos a para maestros y de pago de rentas —porque sí, en Venezuela al docente promedio no le alcanza su sueldo para pagar tarifas telefónicas— para impartir clases a través de plataformas como Whatsapp.
«Hay que democratizar la conectividad, el acceso al internet. En Venezuela el uso del teléfono fue clave. No fue como en otros lugares que se dijo ‘hay que aprender a usar el Google Classroom o el Zoom. No, nuestro sistema de comunicaciones y de educación no tiene para eso. La brecha se hizo mucho más distante por toda la problemática de la plataforma tecnológica que tiene nuestro país, por la intermitencia de la luz, por ejemplo», señaló la profesora Orsini, quien también tiene un magister en procesos de aprendizaje.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2021 (Encovi), la disponibilidad de computadoras y tabletas está limitada según la condición de pobreza que exista en cada hogar. La tenencia de estos equipos ronda el 24% cuando se habla de ordenadores y baja a 8% cuando se trata de dispositivos similares a las tablets.
El escenario más común es que en cada casa tengan un único celular que tiene conexión a internet limitada, y los hay en 78% de los hogares con menos recursos.
En ese sentido, Luis Bravo Jáuregui, profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) que coordina la Memoria Educativa Venezolana, añadió que las escuelas privadas de élite han respondido mejor a la virtualización del aprendizaje respecto a los planteles públicos, que es donde estudia la mayoría de la población escolar venezolana.
«Tiene (el Estado) una enorme ineficiencia real, pero, formalmente, las autoridades han respondido como todo el mundo: con lentitud y cierta confusión», comentó. En Venezuela la respuesta oficial ha sido similar a las que han dado otros gobiernos. La diferencia es que aquí no hay el músculo tecnológico que sí se tiene en otros sistemas.
Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), tres de cada cinco niños que perdieron un año académico durante la cuarentena viven en la región.
Jáuregui dice que si bien es importante mejorar el aparto tecnológico-educativo venezolano para avanzar en esta materia, el tema de la infraestructura es carpintería. Explicó que se pueden desarrollar programas internacionales con posibilidades crediticias para expandir la conectividad y conectar a todas las escuelas del país. Lo ve como algo posible y dio el ejemplo de México, que está desarrollando y evaluando planes similares a través del Observatorio Tecnológico de Monterrey.
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