El pasado 11 de mayo se dañó la planta de ósmosis, que representa el corazón de la unidad de diálisis que atiende a pacientes de varios municipios del estado. Sin agua, sin insumos y con dos meses de acumulación de desechos, la institución dependiente del IVSS apenas opera.
Por: Gregoria Díaz / Crónica Uno
Maracay. Alexander es paciente renal desde hace 28 años. Vive en San Mateo, municipio Bolívar, y tres veces por semana debe acudir a la unidad de diálisis Aragua, ubicada a 12 kilómetros de Cagua, en el municipio Sucre del estado Aragua. Lo hace porque la alcaldía de Bolívar le presta apoyo con el transporte, pues no cuenta con recursos económicos para sufragar los pasajes en el transporte público, que de por sí ya es insuficiente.
Él, junto a otros 39 pacientes renales, hoy está en riesgo de muerte. La planta de ósmosis que realiza la desmineralización del agua, tan imprescindible para el proceso de hemodiálisis que requieren, se dañó el pasado 11 de mayo. En consecuencia, los 40 pacientes que atiende la unidad, no han podido someterse al obligatorio e indispensable tratamiento.
Los pacientes renales que acuden a la unidad de diálisis Aragua solo cuentan con la atención de ocho enfermeras, que se rotan en dos turnos semanales. En el recinto no hay médicos especialistas y ello los obliga, en muchas ocasiones, a trasladarse hasta el Hospital Central de Maracay para la necesaria evaluación periódica.
En la unidad de diálisis Aragua, no solo dejó de funcionar la planta de ósmosis. La escasez de agua es un calvario recurrente que los propios pacientes y sus familiares deben solventar, cuando la Alcaldía de Sucre no envía la cisterna por falta de combustible.
A la par de ello, se hacen cargo de comprar la sal que requiere el equipo de ósmosis y hasta deben cancelar los costos de mantenimiento en plomería y electricidad.
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