El edificio La Ciega de la Universidad del Zulia (LUZ) actualmente es considerado por sus estudiantes como una “joya histórica olvidada”, debido al mal estado en su infraestructura.
La precariedad que afecta a estas instalaciones, donde LUZ reabrió sus puertas en 1946, luego de ser cerrada en 1904 por el gobierno de Cipriano Castro, afecta a alrededor de 800 estudiantes de la Facultad Experimental de Arte (Feda), que en ocasiones deben ver clases bajo una mata en el patio del edificio o utilizar otros lugares externos.
“Después de las nubes, el sol”. Esa fue la frase que dijo el primer rector de LUZ, el Dr. Jesús Enrique Lossada, durante la reapertura de la universidad en este edificio. Desde entonces se mantuvo la promesa de que sería un edificio adaptado a las necesidades de su población estudiantil. Sin embargo, la realidad ha sido otra.
Inicialmente, la Feda, que está conformada por tres escuelas (artes escénicas, música y artes plásticas), se encontraba ubicada en el módulo IV de la Facultad de Ingeniería, pero se vieron en la necesidad de mudarse por el robo del cableado eléctrico que sufrió en el año 2019.
“Nos vimos obligados a dejar nuestros espacios, donde estábamos cómodos, para irnos a estos espacios (el edificio La Ciega) que nos pertenece, pero donde no teníamos las condiciones de albergar las tres escuelas y toda la cantidad de estudiantes”, detalló Alex Rincón, presidente del Centro de Estudiantes de la Feda, en entrevista para Radio Fe y Alegría Noticias.
“Y estos son los espacios que hemos estado recuperando, apoyando a la decana Juliana Marín”, agregó.
Pisos con huecos
En La Ciega existe un área llamada “Ala A”, donde funciona tres salones de clases. Y, además, hay un salón experimental donde se crean fotografías y se realizan proyectos audiovisuales, llamado “Caja Negra”. Allí los estudiantes ven clases con el piso lleno de huecos, que no han podido ser reparados, mientras las paredes poseen filtraciones de agua, un problema que se suma con la presencia de comején.
También se encuentra el salón de baile “Luis Castillo”, donde el techo está lleno de huecos que perjudican al piso de madera, por las goteras de agua que se forman cada vez que llueve. Entre otras cosas, este es un salón que debería tener 30 bombillos LED y apenas tiene funcionando cuatro.
“Es un espacio totalmente oscuro y uno de los aires está fallando por la unidad. Hablamos de un edificio antiguo con techos que son de madera, y que al caer estas goteras al piso va deteriorando los pisos que también son de maderas”, agregó Rincón.
Paredes agrietadas
Existe otra área llamada el “Ala B”, la cual se encuentra completamente deteriorada, cuyos espacios han sido afectados por el nivel freático que ha ocasionado un desnivel en el piso.
Asimismo, las paredes están agrietadas por filtraciones de agua y el techo, que es de madera, ha cedido por las lluvias registradas; de hecho, se puede apreciar el cielo desde adentro.
También existe un salón que está tomado por murciélagos, que se han refugiado allí durante años.
Cabe destacar que hubo un espacio que el nivel freático no afectó: los estudiantes lograron limpiarlo y acomodarlo para instalar el taller de escultura y pintura.
Rincón recordó que entre el 2004 a 2006, durante la primera gestión de Manuel Rosales en la gobernación, se logró resolver los problemas que existían con el nivel freático en el Ala A, pero cuando iban a iniciar los trabajos en el Ala B, “los trabajos de recuperación quedaron ahí”.
La decana de la FEDA, Juliana Marín, dijo a Radio Fe y Alegría Noticias que han transcurrido cuatro años desde que no reciben recursos financieros por parte del gobierno nacional para garantizar el buen funcionamiento de la facultad.
En ese contexto, Marín resaltó que por iniciativa propia, la comunidad universitaria se ha encargado de limpiar y acomodar algunos de estos espacios.
Robaron equipos de la FEDA
Una vez que la Feda se mudó al edificio La Ciega, sus equipos habían quedado guardados donde anteriormente funcionaban, que era el módulo IV de la Facultad de Ciencias. Pero, a mediados de diciembre del 2022, iniciaron los robos de los bienes que allí quedaban.
Se violentaron las ventanas y se robaron pupitres, mesas, unidades de nevera, aires, impresoras, pantallas de computadoras, aparatos de fotografía y equipos que servían para revelar fotografías.
Además, lamentablemente otros equipos se perdieron porque fueron expuestos al sol.
La decana Marín afirmó que la pérdida es incuantificable y que, a pesar de que se han podido recuperar mucho mobiliario y equipos, algunos están obsoletos y otros, por su mal estado, se han ido desincorporado.
“Pero las cajas de breaker y cableado eléctrico, eso sí, fue una perdida absoluta. Aún queda mucho mobiliario por trasladar del módulo IV a la Ciega, pero ahora no tenemos suficiente espacio acondicionado”, detalló.
Pese a la situación, tanto profesores como estudiantes se mantiene motivados para seguir recuperando su facultad.
“Hoy en día tenemos menos que antes, pero con muchas ganas de poder solucionar y que los estudiantes podamos apoyar, y que la faculta no caiga para podernos graduar”, dijo Alex Rincón.
Estudiantes comprometidos
Rincón aseguró que pese a las diligencias que han realizado para recibir apoyo por parte del gobierno nacional o local, siguen sin recibir respuestas. “Ninguno nos ha dado soluciones”, lamentó.
Hace dos meses se envió una carta a la Misión Venezuela Bella, que dirige el exalcalde oficialista Willy Casanova, de la cual aún no han obtenido respuesta.
Por otra parte, recientemente el alcalde de Maracaibo, Rafael Ramírez Colina, se acercó al edificio La Ciega, pero hasta la fecha los estudiantes no han recibido alguna respuesta.
Por tal motivo, los estudiantes junto a sus profesores han promovido actividades para la recolección de fondos, con el fin de recuperar principalmente el Paraninfo de la sede y también para “evocar las miradas de la población zuliana en estos espacios que lo necesitan”.
En este momento, se encuentran pintando las paredes del Paraninfo, donde además están haciendo lo posible para hacer una tarima. También para lograr instalar puertas y ventanas. Para finalizar, la decana Juliana Marín destacó que el edificio La Ciega para muchos parece ser el cuento de un castillo en ruinas, pero para docentes y estudiantes “es nuestro palacio del saber, la casa de los sueños, la herencia de Lossada, el tesoro escondido y olvidado de la Universidad y del Zulia”.
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