Los estados Anzoátegui y Monagas sufren desde hace años de continuos derrames de petróleo. En las zonas afectadas poco se recoge del crudo vertido, pero el hidrocarburo que es recolectado por parte de Pdvsa, pocas veces suele volver a la empresa estatal, por lo que a los pobladores les preocupa que el problema se traslade de un lugar a otro.
Pdvsa «siembra el petróleo» en Anzoátegui y Monagas; pero no como lo hubiera querido el escritor e intelectual venezolano Arturo Uslar Pietri, cuando dijo hace 90 años que esta industria debía servir de palanca para el crecimiento de otros sectores productivos y económicos del país. En su lugar, el crudo derramado desde hace tiempo castiga a los bosques, llanos, tierras agrícolas, ríos, caños, quebradas, fauna, flora y hasta el agua dulce que surte a las ciudades.
Además de Zulia, los estados Anzoátegui y Monagas, al oriente del país, sufren desde hace años de las continuas fugas de crudo procedentes de las diferentes instalaciones de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y, muchos de esos vertidos aún se pueden observar a simple vista formando ya parte de sus paisajes. Pero además de la afectación al ambiente, una nueva preocupación se apodera de los habitantes: ¿Adónde va a parar el hidrocarburo que la empresa estatal recoge luego de un derrame?, pues muchos temen que el problema se traslade de un lugar a otro y, no precisamente a la propia industria.
Estos estados forman parte de la División Oriente de Pdvsa, donde está actualmente la mayor producción de hidrocarburos del país pues es ahí donde se ubica parte importante de la Faja Petrolífera del Orinoco Hugo Chávez y, es precisamente donde han ocurrido derrames; quizás de volúmenes no tan altos pero sí constantes, generando por igual impactos ambientales al contaminar varios lugares de manera recurrente.
Las implicaciones ambientales de la actividad petrolera en Anzoátegui y Monagas se generan en todas sus fases: exploración, producción y refinación. Las fugas son tan de vieja data que un informe de la Organización No Gubernamental Provea señala que estas regiones han sido donde más se originaron denuncias de derrames entre los años 2012 y 2014.
«Muchas zonas han sido impactadas por crudos derramados que contaminan acuíferos y cursos de agua, los cuales son fuente del preciado líquido necesario para el consumo doméstico y los quehaceres diarios de la gente, así como para el riego de sus siembras y permitir la cría de sus animales», acotó Provea en el documento.
Trabajadores de Pdvsa reconocen la poca eficiencia por parte de la empresa estatal para llevar a cabo los planes de recolección y saneamiento. Afirman que aproximadamente 20% de los derrames suelen ser recolectados, mientras que apenas 5% de las zonas afectadas son debidamente saneadas, lo cual evidencia un porcentaje bajo en la limpieza de suelos y aguas.
El informe de Provea contiene también la lista de desechos peligrosos que genera la industria petrolera en el país, el orden en cuanto a cantidad de mayor a menor es el siguiente: lodos de perforación en base de agua, aguas industriales, ripios en bases de agua, suelos contaminados con hidrocarburos y arenas petrolizadas, ripios con base de aceite, lodos contaminados con hidrocarburos, lodos de perforación con base de aceite, lodos biológicos, otras sustancias peligrosas y aceites usados.
Existen igualmente muchas fosas con material petrolizado apilado, por lo que 50% de las fuentes de estos derrames son plantas petroleras de muchos años de existencia cuyas fosas de retención y/o almacenamiento de hidrocarburos tienen graves fallas; por ejemplo, muros de contención deteriorados que no resisten incrementos de volúmenes de aguas de lluvia.
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