En los rostros hay incertidumbre. Al llegar a la Casa Hogar San Vicente de Paúl se observa una mezcla de solidaridad y de temor, este último generado por el fallecimiento de 10 mujeres, entre ellas una monja, y dos hombres. La última muerte se registró la madrugada de este domingo, la décimo segunda en lo que va de mes.
Carolina Gonzalez | El Carabobeño
Esta situación inició en junio. En estos 13 días la pandemia, que había estado alejada de la casa hogar, logró alojarse en los espacios y contagiar al menos a cuatro monjas y dos ancianos, según los resultados de los exámenes.
El viernes las redes sociales se inundaron de mensaje. Se reportaba la muerte de al menos 10 ancianos del asilo. El detonante fue el fallecimiento de una de las religiosas, Sor Carmen el 10 de junio.
La hermana Sor María de los Angeles aseguró a El Carabobeño que de las 12 personas fallecidas este mes, a tres de ellas se les habían practicado las pruebas PCR, que arrojaron resultados positivos: Los hermanos Alfonso y Mercedes fallecieron el lunes 7 y el martes 8, respectivamente. Sor Carmen murió el jueves 10 .
A las 8:30 de la mañana de este domingo murió una ancianita, cuyo nombre no fue precisado, con sintomatología asociada a COVID-19. “Ella residía en el cuarto contiguo al de Mercedes, suponemos que así se contagió”.
La hermana Carmen era la encargada de las compras. Siempre debía salir a adquirir los alimentos para atender a los ancianos. Presumen que así se contagió.
Las otras ocho personas fallecidas en lo que va de mes murieron, según Sor María de Los Angeles, por patologías distintas a la COVID-19. “Dos presentaron coma diabético, un anciano murió por un infarto, otros dos por insuficiencia cardíaca y otros por la edad. Uno no se despertó en la mañana, cuando lo fuimos a ver estaba muerto”.
La casa Hogar San Vicente de Paúl, ubicada en Tarapío, municipio Naguanagua, es una organización sin fines de lucro que no cuenta con subsidios gubernamentales. Está bajo la misión católica de “Las Hermanitas de La Caridad”, que dirige la madre Hilda Romero. “Aquí se paga una mensualidad, pero con la hiperinflación ese dinero ya no nos alcanza ni para una harina pan, realmente necesitamos ayuda”.
Con la muerte de Sor Carmen comenzó la movilización producto de la alarma. El sábado personal de Insalud llegó al asilo. Anunciaron la vacunación, previa evaluación para determinar si realmente los ancianos están contagiados, y proceder con las inmunizaciones.
Los miembros de Médicos Unidos de Venezuela convocaron una jornada de recolección de insumos y medicinas para este domingo. Al llegar al asilo varias personas entregaban sus donativos a los integrantes de la ONG.
También personal de Protección Civil desarrollaba una jornada de desinfección antiCOVID, que inició en el interior de la estructura, lo que obligó a que los ancianos permanecieran en el jardín del establecimiento durante la mañana.
La desinfección consistió en realizar una jornada interna, en el pasillo central y en los internos, paredes, áreas verdes y aquellos cuartos en los cuales no habían ancianos aislados, porque el olor les afecta.
Al terminar fueron llevados adentro nuevamente, para que el personal de Protección Civil pudiera culminar la desinfección con un barrido de hipoclorito de sodio aplicado desde un camión cisterna de los Bomberos de Carabobo, que junto a 3 ambulancias y 13 funcionarios llegaron temprano al ancianato.
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