Venezuela, que en tiempos de antaño exportó una media anual de 6,3 millones de barriles de asfalto hacia Estados Unidos, está de regreso luego que el gobierno de Biden suspendiera las sanciones por un periodo de seis meses.
De acuerdo con la agencia Argus, los compradores de asfalto en EEUU se muestran cautelosamente optimistas ante la llegada de más crudo venezolano al mercado, que al ser de grado más pesado, lo hace ideal para producir asfalto.
De hecho, se cree que la entrada de más crudo venezolano podría presionar a la baja los precios del asfalto en la costa del Golfo de México de EEUU, hogar de muchas de las refinerías adaptadas al crudo pesado de Venezuela.
Los precios del asfalto de la costa del Golfo también pueden sentir presión a medida que los compradores latinoamericanos opten por un suministro venezolano más cercano y disminuya la demanda de cargas estadounidenses.
Muestra de ello es Brasil, que ha estado comprando cargamentos de crudo venezolano en los últimos meses, según Argus. Esta tendencia podría seguir aumentando considerando ahora el levantamiento de las sanciones sobre el sector petrolero venezolano.
Para hacerse una idea, la semana pasada el asfalto venezolano se negociaba entre un 10 y un 15% por debajo de los precios de referencia brasileños.
Algunos compradores de las costas del Golfo y del Atlántico están «entusiasmados» con la posibilidad de que regrese el asfalto venezolano, y se dice que algunos están interesados en un primer cargamento de exportación.
Una de esas partes interesas es la empresa Global Oil Management Group, que de acuerdo con la nota, ha solicitado al gobierno estadounidense permiso para importar crudo venezolano para una unidad de asfalto que planea poner en marcha a mediados de 2024 en la inactiva refinería Isla de Curaçao.
Esta instalación podría abastecer a los mercados de América Latina y la costa atlántica, presionando aún más los precios en las costas del Golfo de EEUU.
Las implicaciones del asfalto venezolano
Sin embargo, la mayoría de los agentes del mercado se muestran cautos y prefieren esperar a ver qué ocurre.
Venezuela ha rechazado recientemente las primarias de la oposición y Estados Unidos ha advertido de que las sanciones podrían volver si no se respeta el acuerdo alcanzado en Barbados.
Por lo tanto, el posible regreso de las sanciones podría complicar los envíos y dificultar cualquier importación a EEUU.
De ahí que no todos los actores del mercado estén dispuestos a asumir los riesgos que conlleva la compra de asfalto venezolano, que podría requerir un pago por adelantado o una demora prolongada.
También hay que considerar que antes de que puedan realizarse esas exportaciones significativas de crudo, las refinerías venezolanas, que han sufrido años de abandono y falta de inversión, tendrían que someterse a reparaciones de gran envergadura.
«Si yo fuera comprador, no pondría todas las fichas sobre Venezuela», dijo uno de los actores en el mercado. «Hay toda una serie de cosas que podrían salir mal».
Un poco de contexto histórico
Entre 1993 y 2002, Estados Unidos importó una media anual de 6,3 millones de barriles de asfalto de Venezuela, de los que alrededor del 94% se destinaron al PADD 1 (Distritos de la Administración del Petróleo para la Defensa de la Costa Este), según datos de la Administración de Información Energética de Estados Unidos.
Las importaciones estadounidenses de Venezuela cayeron a una media anual de 3,3 millones de barriles durante los 10 años siguientes, antes de descender a menos de 1 millón de barriles de media entre 2013 y 2022.
Estados Unidos recibió asfalto venezolano por última vez en 2019. Durante las mismas dos décadas, a partir de 1993, los precios del asfalto fob (de alta calidad) transportado por agua de Nueva Jersey aumentaron en promedio casi un 14%.
Se espera que el levantamiento de las sanciones aumente la producción de crudo venezolano hasta en 200.000 barriles diarios a finales de año, y que la mayor oferta se dirija a Estados Unidos.
El economista y director general de la consultora Aristimuño Herrera & Asociados (AH&A), César Aristimuño, señaló recientemente que un aumento de este calibre podría generar «unos US$ 5.000 millones en un año».
El asfalto es un material viscoso y espeso que se obtiene a partir del petróleo crudo mediante un proceso de refinación. Se utiliza principalmente en la construcción de carreteras y pavimentos debido a su resistencia, durabilidad y capacidad para soportar cargas pesadas.
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