El diario Granma, medio oficial del Partido Comunista, acaba de informar que el Consejo de Ministros aprobó un nuevo ajuste económico para Cuba. Uno más desde que la economía entró en recesión en 2016 cuando se inició la progresiva caída del suministro de petróleo desde Venezuela. Bajo la hegemonía chavista, Venezuela fue el único país del mundo que compartió su gigantesco boom petrolero con otro Estado y ninguno de los dos lo supo aprovechar. Chavismo y castrismo han actuado como un solo gobierno y la consecuencia es el mismo fracaso.
Pedro Benítez / ALnavío
Cada vez que se quiera analizar la realidad presente de Venezuela y las consecuencias del paso del chavismo por el poder nunca hay que olvidar que el país vivió el auge petrolero más grande y extenso de la historia de la economía moderna. Entre 2003 y 2014 el precio internacional del barril de petróleo creció año tras año (con una sola pausa) y con ello el ingreso de los petrodólares. Ocurrió de una manera fenomenal, sin precedentes y en cualquier otra época anterior hubiese parecido ciencia ficción.
La cotización promedio por año del barril de exportación de Venezuela pasó de 25 dólares en 2003 a 86 en 2008. En algún momento llegó al increíble precio de 126 dólares. Luego, en 2009, se produjo una baja como consecuencia de la crisis económica mundial, pero se recuperan en 2010 hasta montarse en alrededor de los 100 dólares, cuando finalizó el clico alcista.
Durante ese periodo, exportadores de petróleo como Noruega o Arabia Saudita ahorraron enormes cantidades de divisas en fondos soberanos de inversión. Más de 900.000 millones de dólares el primero y 700.000 millones el segundo.
Uno de los países que no ahorró fue Venezuela. De ese modo no pudo prepararse para la etapa de las vacas flacas. No conforme con gastarse el gigantesco excedente petrolero, el régimen chavista multiplicó por seis la deuda externa del país. Así que dada la debacle en la que ha caído Venezuela hay que preguntarse a dónde fueron a parar esos increíbles ingresos.
Una parte está en cuentas en Suiza, Andorra, Panamá, Turquía y Rusia. Otra en inmuebles en España y Estados Unidos. Pero un pedazo muy importante de ese boom petrolero fue a dar directamente a Cuba.
Entre 1999 y 2014 Venezuela envió a la isla un promedio de 120.000 barriles diarios de petróleo. Todo a fondo perdido. Con eso Hugo Chávez le cumplía a Fidel Castro la promesa que le hiciera en la Universidad de La Habana en diciembre de 1994.
En su pico más alto, el vital suministro petrolero de Caracas a La Habana se estimó en 4.000 millones de dólares anuales, un 60% de las necesidades energéticas de Cuba y un 20% del PIB.
Cuando la caída de la producción petrolera venezolana comenzó a hacerse más pronunciada, en 2016, los despachos de crudo a Cuba se vieron afectados aunque nunca interrumpidos. Todavía en 2018, Nicolás Maduro y Petróleos de Venezuela, PDVSA se las arreglaron para enviar 45.000 barriles diarios, pese a que buena parte de Venezuela ya padecía los rigores del desabastecimiento de gasolina, así como la escasez de alimentos y medicinas.
Ese año PDVSA compró a crédito 440 millones de dólares de crudo a Rusia para enviarlo directamente a Cuba sin pasar por Venezuela. PDVSA se siguió endeudando con firmas chinas, rusas y suizas para sostener el suministro a la isla. Deudas que Venezuela nunca le cobraría a Cuba.
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