El exdirector del despacho de la Presidencia interina en el exilio, Roberto Marrero, recordó por medio de un video publicado en su cuenta de la red social Instagram, que hace dos años fue secuestrado por las fuerzas represoras de la dictadura de Nicolás Maduro.
«Recordarlo ha sido duro, pero también poderoso. Ni siquiera en los momentos de más rudo aislamiento estuve tan solo como está hoy la dictadura», aseguró.
Marrero fue arrestado por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), durante una redada en su casa a primera hora de la mañana del 21 de marzo y detenido en El Helicoide, una prisión administrada por SEBIN y «considerado el mayor centro de tortura del país».
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Fue acusado de terrorismo y participación en el apagón eléctrico de Venezuela de 2019. Néstor Reverol, ministro del justicia de la dictadura de Maduro dijo que Marrero era parte de una «célula terrorista» que planeaba atacar a funcionarios del gobierno.
El 31 de agosto de 2020 fue liberado tras recibir un «indulto» de parte de la administración del dictador Nicolás Maduro.
A continuación su mensaje íntegro:
AQUEL DÍA. Era miércoles y el país apenas se estaba recuperando del megapagón del 7 de marzo.
En la mañana hablé por teléfono con Romy. Ella y mi hijo Raúl estaban en la casa de mi hermana Belén, así que insistía en volver y yo le decía que no era el momento. Discutimos.
En la tarde me había reunido con Juan Guaidó para decirle que no me pensaba ir. Teníamos dos semanas de haber llegado por Maiquetía de la gira presidencial por América del Sur. Me habían quitado la diputación, así que ya no tenía inmunidad. Ya un comando del SEBIN había preguntado por mí en el Palacio Legislativo y otro había entrompado en la casita en Tucacas.
Todo indicaba que iban por mí: el operador político encargado de articular, pero no tan conocido por la gente que estaba luchando junto a nosotros en las calles.
Había que golpear a Guaidó y buscaron el eslabón que creían más débil.
El general Figuera, el mismo que me metió preso, después confirmó todo esto.
A las dos de la madrugada me despertó el ruido, los golpes derribando una pared. Llamé a Sergio Vergara y le dije que avisara que venían por nosotros, pero que él tenía inmunidad, así que iban por mí.
Y entonces grabé de mi voz esas palabras: «Hermanos, en este momento están en mi casa. El SEBIN está aquí. Lamentablemente llegaron a mí. Sigan la lucha. No sé detengan. Cuiden al presidente y, bueno, que sea lo que Dios quiera. Dios los bendiga. Fuerza y fe. El pueblo de Venezuela no debe detenerse por esto y debemos entender que, bueno, el que se cansa pierde».
Hoy se cumplen dos años de aquello.
Ni siquiera en los momentos de más rudo aislamiento estuve tan solo como está hoy la dictadura.
Sin Pueblo. Sin apoyo. Sin otro futuro que ser juzgados por sus crímenes.
Sabía que la lucha no se detendría. Sabía que cuidarían al Presidente. Sabía que mi gente estaba ahí.
Dios los bendiga.
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