Un uniforme verde oliva o un camuflaje de un azul intenso, beige y gris en el medio de una carretera no es señal de seguridad. Todo lo contrario. Es en las alcabalas de militares y policías donde el matraqueo, como se le llama coloquialmente, está garantizado, y que se ha convertido en una especie de impuesto o peaje al margen de la ley.
Carlos Seijas Meneses | Tal Cual
El número de estos puestos «de control» sembrados en las extensas y descuidadas carreteras de Venezuela ha crecido desde marzo de 2020 con el estado de alarma decretado por el gobernante Nicolás Maduro debido al coronavirus, en el que ha impuesto una cuarentena y aplicado restricciones en la movilización entre estados.
«En estos meses de pandemia ha habido una multiplicación de esos controles, y todo el país está lleno de historias de cómo extorsionan», asegura Manuel Gómez, director general de Acción Campesina, una organización, fundada en 1976, que presta servicios a las organizaciones e instituciones del sector rural y, especialmente, del pequeño productor. «Y el gobierno de Nicolás Maduro, por omisión, permite el matraqueo».
La alianza TalCual – Provea conversó con Gómez, quien cuenta cuáles son los elementos estructurales que están impactando negativamente la producción en Venezuela. Sostiene que son muchos, pero puede mencionar los más importantes: el acceso a semillas y agroquímicos, la caída del consumo y un proceso de desinstitucionalización, que tiene como una de las principales manifestaciones el cada vez mayor abuso de las autoridades en los puestos de control.
– El tema del matraqueo no es nuevo, pero, por lo que denuncian cada vez con más ímpetu los productores, pareciera que este año se ha agravado.
– Ahora con la pandemia eso ha aumentado. A mí me sorprende que en carreteras viajando de Caracas a Barquisimeto o a Guárico la distancia entre la alcabala de la policía del estado y la alcabala de la Guardia Nacional sea de apenas 200 metros, y yo creo que la multiplicación de las alcabalas en pandemia está asociada más a la necesidad que tienen los funcionarios de expoliar y de quitarle real a la gente.
Algunos jefes de comando les dicen a sus subalternos que ‘salgan a ver qué consiguen’, uno se entera cuando le da la cola a un guardia nacional o un policía que dicen que ‘también la pasamos muy mal y ganamos una miseria’.
– ¿Cuánto aproximadamente se queda en alcabalas desde que se sale del estado hasta que se llega al centro de consumo?
– La gente tiene que pagar muchas veces este «impuesto» para poder pasar. Algunos productores dicen que ellos saben que 30% de la carga que traen a Caracas tienen que dejarla en el camino. Todo el mundo sabe que en las alcabalas roban, pero hay una suerte de permisibilidad por omisión y el Gobierno no hace nada. Es parte de un proceso de desinstitucionalización que ha habido en el país en los últimos 20 años.
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