Lo primero que recogió Pedro Jaimes, cuando le anunciaron que sería excarcelado, fueron sus libros y su virgencita del Carmen. La imagen de la patrona de los Ejércitos lo acompañó mientras estuvo preso arbitrariamente. En cuatro bolsas de colores metió sus cosas y finalmente, después de un año y cinco meses, dejó atrás las celdas del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), en El Helicoide, Caracas.
Pedro Jaimes Criollo fue detenido el 10 de mayo de 2018 por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). Siete días después de publicar en su cuenta de la red social Twitter @AereoMeteo la ruta del avión presidencial, aparecieron los funcionarios en su casa, ubicada en Carrizal estado Miranda, y se lo llevaron sin orden de detención.
Fue víctima de desaparición forzada durante 35 días. Sus familiares desconocían su paradero hasta que el régimen de Nicolás Maduro reveló que se encontraba en El Helicoide.
“Esta noche (jueves) no duermo. Quiero ver el atardecer y el amanecer, porque tengo más de un año que no lo veo”, dijo Pedro tras su liberación. Vestía una franela amarilla de la carrera Caracas Rock 2014. Su rostro lucía recién rasurado.
La Fiscalía Primera de Los Teques lo acusó por los delitos de espionaje informático, revelación de secretos militares e interferencia en la operatividad de la aeronáutica civil. Sin embargo, el equipo de abogados de Espacio Público aseguró que esta es una información pública y accesible para cualquier persona, por lo tanto no constituye delito alguno.
Pedro obtuvo esta información a través del portal web Flight Radar 24, que muestra datos reales sobre el tráfico aéreo alrededor del mundo y se obtienen detalles como la posición del avión, la altitud, el rumbo y la velocidad.
Su defensa exige al Estado que se le otorgue libertad plena, pues tendrá medidas cautelares que aún este jueves desconocían. También piden que cumplan con su obligación de reparación, brindándole asistencia médica integral y declarando públicamente que su detención fue arbitraria.
Irregularidades y torturas
Las violaciones al debido proceso fueron constantes desde el día uno, es decir desde que se lo llevaron sin orden de captura. Todo comenzó mal. Y no obstante la audiencia preliminar del tuitero fue diferida siete veces y el juicio oral en 10 oportunidades.
“La boleta se quedaba en el Sebin de Plaza Venezuela y es como si nunca me hubieran citado porque no llegaba a El Helicoide. Por cualquier pretexto diferían: no hay sellos, no hay inspector, no hay traslados, daban cualquier excusa”, contó.
Durante el proceso sus abogados solicitaron seis amparos pero cuatro fueron inadmitidos, uno rechazado y el otro lo perdieron. Les tomó más de 120 días que les permitieran la juramentación como defensores del caso. Además las pruebas presentadas en su contra en el expediente no lo relacionan con los delitos imputados.
Pedro vivió el horror los primeros meses. Durante tres meses durmió encima de un escritorio y sus almohadas eran unas botas parecidas a las Timberland. Fue víctima de tortura física y psicológica por los efectivos de El Helicoide.
“Me golpearon con un racimo de plátanos verdes, supongo que del Zulia que son los más grandes, aún cuando sabían que yo estaba lesionado en las costillas. Me decían que me iban a violar con un palo que tenían ahí. Fueron momentos sumamente duros y difíciles”, detalló.
Hizo varias pausas, en las que respiró profundo, para seguir con su relato. No sin antes cubrirse los ojos con sus dedos, para detener las lágrimas. “Estar preso es lo peor que hay, no se lo deseo a nadie, es un aislamiento aunque estés con 40 personas más. Cuando te acuestas en la noche es terrible. Cuando te despiertas, abres los ojos y ves el techo y a esa litera te baja el ánimo”.
Pese a esto, la mañana de su excarcelación lo obligaron a grabar un video en el cual aseguraban que le respetaron sus derechos humanos. “Mi nombre es Pedro Patricio Jaime Criollo, mi número de cédula es (…) durante esta gestión administrativa me respetaron mis derechos humanos, el derecho a la visita y el servicio médico”, tuvo que repetir ante una cámara.
Después del 4 de octubre de 2018, cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos le otorgó una medida cautelar, que fue ignorada por las autoridades del gobierno de Maduro como el Sebin y el Ministerio Público, a Pedro lo cambiaron de celda a otra “mejor”, como le decían los mismos detenidos.
Entre las irregularidades que documentó el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria del Consejo de Derechos Humanos de la ONU estaba que Pedro fue detenido y trasladado en contra de su voluntad, que no le notificaron a sus familiares su paradero, que no tuvo acceso a un abogado de su elección y retraso en las audiencias. “Yo perdía esperanzas de todo, eso un hueco, Las torturas fueron bastante sádicas, me torturaron para quitarme las claves. Supe que habían allanado mi casa porque vi la laptop en lo que ellos tienen como oficina. Yo les daba las claves pero por brutalidad de ellos que no ponían las mayúsculas y minúsculas no podían entrar”.
Funcionarios le negaron atención médica
Dos meses después de que detuvieran a Pedro, las condiciones de higiene en la celda donde estaba le dejaron un absceso en la pierna y la aparición de un herpes en los labios.
Crónica.Uno documentó tan solo dos meses después de su detención, en julio de 2018, que los funcionarios le negaban la atención médica a pesar de su condición. Tampoco le permitían bañarse diariamente sino cada tres días. En prisión no contaban con servicio de agua, por lo que debían cancelar cisternas. La última que pagaron los detenidos costó 40 dólares.
Brindarle atención médica integral y completa para curar las aflicciones que sufrió por la detención, figura entre las exigencias de la defensa de Espacio Público. Prácticamente minutos después de que Venezuela volviera al Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), con 157 votos a favor, excarcelaron a Pedro y a 13 compañeros más de prisión.
La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, documentó en sus informes los casos de torturas a manos de funcionarios de seguridad del Estado, las condiciones de reclusión y, entre otros aspectos, la situación de los presos políticos.
Aficionado a la aviación
Pedro creció con la curiosidad por la aviación, desde los ocho años iba a Maiquetía y desde la antigua terraza del aeropuerto veía a los aviones. Su padre era general de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y uno de sus primos estudiaba aviación.
Según información de Espacio Público, a los 13 años ya sabía que quería ser piloto, pero no pudo estudiar porque era muy costoso y para entrar había corrupción. Desde 2013 llevó su afición a las redes sociales.
Una vez en libertad el tuitero no se detendrá. Continuará “su lucha” sin miedo, aunque vivió 17 meses de pesadilla por su injusta detención.
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