El fallecimiento, este lunes 31 de enero, de dos campesinos de La Victoria, miembros de una misma familia, como consecuencia de la explosión de minas antipersonales ha consternado y aterrorizado a los productores ganaderos, quienes ahora temen salir a sus predios a realizar sus faenas de campo. Esta nueva modalidad de la violencia se suma a los saqueos, asesinatos y violaciones ocurridas en fincas y al resurgimiento de los secuestros. Las FARC utiliza las bombonas de gas doméstico como explosivos.
San Fernando. Ahora más que nunca, en el estado Apure es vital fijarse por donde se camina. Poner en alerta los sentidos y recordar el estribillo de la canción de Juanes, intérprete colombiano, Fíjate bien, grabada en 2000. “Fíjate bien donde pisas, fíjate cuando caminas no vaya a ser que una mina te desbarate los pies amor”. Apure es ahora territorio de minas antipersonales.
Minas antipersonas, sembradas en el potrero de trabajo de Emil Rojas y su sobrino Jhonatan Rojas, ocasionaron la muerte instantánea de los campesinos cuando iniciaban su jornada laboral, a primera hora del lunes, 31 de enero.
Los Rojas son los primeros trabajadores del campo víctimas de este tipo de artefactos letales en la frontera de Apure con Arauca, zona de guerra de los frentes 10 y 28 de las disidencias de las FARC con el frente Domingo Laín Sáenz de la guerrilla ELN, desde el pasado 2 de enero.
Sin embargo, las minas asesinas de estos trabajadores de la vereda Santa Rita, cuyos restos tuvieron que agrupar para hacer las honras fúnebres, no son las primeras sembradas en los campos de la parroquia Urdaneta, municipio Páez del estado Apure.
El año pasado, durante la guerra FARC-FANB, los campos minados de La Victoria fueron la tumba de varios militares y en la guerra de guerrillas de este año, en la misma zona, los disidentes de las FARC han reconocido el uso de estos explosivos de contacto para resguardar su perímetro de seguridad.
Más aun, han circulado audios por WhatsApp, con los cuales alertan a sus colaboradores sobre la siembra de estos explosivos en Caño Claro, Caño La Colorada, Matapalo y Picas de Orichuna, áreas rurales de la parroquia El Amparo de Apure, ubicada al margen del río Arauca.
Así las cosas, era solo cuestión de tiempo que la población civil de la zona, que nada tiene que ver con el conflicto, cayera en esta trampa mortal como en efecto ocurrió con los dos campesinos altoapureños.
Los productores agropecuarios del estado Apure están consternados por estas dos muertes y aterrados por la suerte que, de aquí en adelante, puedan correr con esta nueva modalidad de infundir pánico, implantada por los grupos irregulares.
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