La falta de efectivo y poca incapacidad de pago con divisas, ha llevado a los zapateros a aceptar alimentos a cambio de sus servicios.
Meli Espina l Radio Fe y Alegría Noticias
Samuel Maita es zapatero desde hace más de 15 años. Este oficio le permitió vivir dignamente hasta hace cinco años, cuando asegura que cambió la situación y ahora a duras penas da para sobrevivir.
“Levanté 7 hijos como zapatero., incluso podía trabajar desde casa. Pero la situación se ha puesto dura, solo llega una reparación a la semana o dos y los clientes no tenían cómo cubrir el pago. Empecé a recibir comida y es lo más común, dos artículos por coser unos zapatos, pegarlos, y así porque está duro el efectivo y el dólar ni hablar”, cuenta Maita.
La misma realidad la viven los zapateros de la plaza Bolívar, un sitio emblemático de la ciudad donde ocupan un espacio frente a la Iglesia San Simón. En medio del sol y la lluvia cumplen su jornada a falta de espacios dignos donde trabajar.
Fredy Alcalá, vocero de los zapateros de la plaza Bolívar de Maturín, aseguró a Radio Fe y Alegría Noticias que la forma de pago más común es la que se hace con alimentos, una manera de llevar el sustento a sus familias y de apoyar también a los clientes que no pueden cancelar con dinero.
“Ayer yo no agarré efectivo pero me llevé a la casa 3 kilos de arroz. (Es) buenísimo porque el dinero igual uno lo gasta en comida. Nos adaptamos porque está difícil el efectivo y no tenemos teléfonos para recibir pago móvil”, señaló Alcalá.
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