Los pulmones humanos destinados a un trasplante sobreviven solo un corto plazo tras ser extraídos del cuerpo del donante, un hecho que dificulta que muchos pacientes reciban a tiempo los órganos. Ahora, un grupo de investigadores estadounidense han hallado un método para prolongar su vida útil.
Un equipo de la Universidad de Columbia en Nueva York ha logrado conectar durante periodos de 24 horas media docena de pulmones, obtenidos de donantes con muerte cerebral y rechazados para un trasplante por estar dañados, al sistema circulatorio de cerdos vivos anestesiados.
Cinco de los pulmones fueron tratados con inmunosupresores para evitar que el sistema inmune de los animales rechazara los pulmones ajenos. El sexto pulmón desempeñó el papel de grupo de control.
Este último pronto sufrió un rechazo superagudo, ocasionando un fallo de la circulación y de la función respiratoria debido al desarrollo de un líquido adicional y a la formación de coágulos sanguíneos.
Al mismo tiempo, los cinco pulmones restantes, que resultaron dañados durante su periodo fuera del cuerpo, mostraron mejoras significativas en cuanto a la viabilidad celular, calidad de tejidos, respuestas a inflamaciones y funciones respiratorias.
Para restaurar los pulmones antes de los trasplantes, los médicos aplicaron una técnica llamada perfusión pulmonar ex vivo (PPEV), que emplea una compleja maquinaria que bombea aire y una solución con nutrientes, proteínas y oxígenos a través de los órganos.
Aunque ayuda a estabilizar y en cierta medida a restaurar los pulmones, el tiempo de aplicación útil de la PPEV es limitado, de tan solo ocho horas, algo que no permite activar completamente el mecanismo biológico de restauración.
Durante los experimentos, incluso un pulmón severamente dañado que fracasó en una prueba de la PPEV de cinco horas de duración, mostró indicios de recuperación tras el transplante.
«Esta fue la validación más rigurosa de nuestra plataforma de circulación cruzada hasta el momento, muy prometedora para su utilidad clínica», afirmó Gordana Vunjak-Novakovic, profesora de ingeniería biomédica de la Universidad de Columbia.
Los investigadores, cuyo informe ha sido publicado en Nature Medicine, señalan que su técnica podría aplicarse de manera muy prometedora y conjuntamente con la PPEV para aumentar la proporción de órganos aptos para trasplantes y de esta manera salvar un mayor número de vidas humanas.
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