Michael tenía 14 años cuando ingresó por primera vez al sitio de videochat en vivo Omegle.
Por BBC
Había oído hablar de ello en la escuela y su fama de lugar de encuentros extraños e impredecibles lo intrigaba.
A las pocas horas de haber sido emparejado al azar con extraños, el adolescente dice que se encontró con una mujer mayor que él que lo persuadió de que le mostrara su pene.
«No estoy seguro de si era adulta o no, pero definitivamente era mayor que yo», dice.
«Recuerdo que me preguntó si quería verla desnuda. Me invitó a masturbarme con ella. Lo hice porque fui estúpido. Si pudiera volver atrás, me hubiera detenido».
Michael se desconectó poco después y siguió preocupado por el incidente.
Pero luego la curiosidad se apoderó de él y volvió a conectarse como un usuario de 18 años.
Aquello desató una secuencia de eventos que, según él, no solo lo persigue, sino que le hace cuestionar aquella primera mujer era una persona real o no.
«Me volví adicto»
«Comencé a visitar el sitio nuevamente y comencé a hacer ‘cosas’ en cámara con diferentes personas. Videos sexuales», explica.
Michael dice que se volvió adicto y tuvo que «dejarlo» después de meses de muchas interacciones explícitas y consensuadas.
Su vida siguió y se olvidó de Omegle, hasta que se vio sumido en el aburrimiento el año pasado, en medio de la cuarentena por coronavirus.
«Recaí y volví al sitio web. Una tarde me emparejaron al azar con un video de mí mismo en el que hacía cosas para mayores de edad. Alguien había grabado uno de mis videochats y lo había estado usando durante al menos un año».
Michael dice que se reconoció al instante y que supo que ese supuesto chat en vivo era una estafa.
Estaba horrorizado, pero necesitaba saber qué estaba pasando, así que comenzó a conversar por escrito en el chat.
Rápidamente, la persona misteriosa que controlaba el video trató de hacer que Michael participara en una acto sexual.
«Era como un sistema completamente avanzado con diferentes secuencias de video. Por ejemplo, la persona que escribía en el chat me animaba a desnudarme y luego editaban sin problemas su propio video para que pareciera que me estaba quitando los pantalones. Lo trampearon todo y mostraron el video de mí masturbándome».
El engaño para incitar al sexo
Michael (no es su nombre real) dice que fue convincente.
Le preocupa que otras personas puedan haber sido engañadas para participar en actos sexuales en Omegle pensando que estaban teniendo una experiencia consensuada en vivo con otro usuario.
Michael se puso en contacto con la BBC después de que un reporte previo expusiera lo que parecían ser videos en los que varios niños se exhibían en Omegle.
La compañía dice sentirse «profundamente angustiada» por la historia de Michael y que está «mejorando las prácticas de moderación para eliminar» este comportamiento tanto como sea posible.
La página, con sede en Estados Unidos y que opera en docenas de idiomas, fue lanzada en 2009, pero su popularidad se disparó durante la pandemia, con alrededor de dos millones de visitas al día.
Se está volviendo cada vez más popular entre los jóvenes gracias a videos virales en TikTok y YouTube y otras redes sociales.
El lema del sitio es «habla con extraños» y un contador en vivo en el sitio señala que decenas de miles de personas están conectadas en ese momento.
Hay una advertencia en el sitio de quelos «depredadores» lo usan, y que no es para menores de 18 años, pero no existe un sistema de verificación de edad.
Tampoco hay forma de reportar incidentes o contactar a la compañía online o por correo.
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