Una buceadora encontró en el cuello de un pez un anillo de bodas perdido con valor de USD $1,000.
Suzie Quintal y su esposo Nathan Reeves, quienes vivían en la Costa Dorada, fueron de vacaciones la isla Norfolk que está a 1,600 km al noreste de Sidney para visitar a su familia por el periodo navideño.
Pero cuando la señora Reeves fue a nadar a Emily Bay, se dio cuenta que su anillo se había caído al mar.
Toda esperanza estaba perdida hasta que una buceadora de la zona de nombre Susan Prior, encontró el anillo perdido alrededor del cuello de un pescado salmonete.
Dijo que se había enterado que una pareja perdió un anillo de matrimonio a principios de año y de forma milagrosa logró rastrearlos a través de una página de Facebook.
Prior habló con Daily Mail Australia y destacó que fue desgarrador ver al pez atrapado en el anillo, dijo haber visto a otros peces en aros de plástico, mas nunca en metal, lo cual le causó mucha preocupación, pues para quitárselo, es necesario pescarlo con una red.
“El pez parece verse bien, pero en la medida que crezca, el anillo lo cortará” dijo la buceadora.
Suzie Quintal recordó que siempre le pide a su esposo quitarse el anillo antes de nadar, pero lo perdió un día antes de su segundo aniversario de bodas.
Después de buscarlo y no tener suerte en ello, los habitantes de la isla les ofrecieron su ayuda y comenzaron a rastrearlo con detectores de metal.
Con la ayuda de redes de pesca y equipo de buceo pusieron manos a la obra para encontrar el símbolo de la unión entre Suzie y Nathan, también se apoyaron de un bote con fondo de cristal.
Cinco meses después, el anillo fue encontrado por Susan en condiciones fuera de lo normal, en el cuello de un pez.
“A mi esposo no le preocupó, no entendió todo el alboroto. Sólo estoy preocupada por el pobre pez”, dijo la esposa de Nathan.
La joven pareja no han podido regresar a la isla de Norfolk, pero ahora están ansiosos de escuchar si el anillo fue recuperado.
Este es un caso particular, pues los principales objetos en los que las especies marinas suelen quedar atrapadas son los aros de plástico, bolsas de plástico e incluso ahora, guantes de látex.
Una solución propuesta por asociaciones ecologistas ha sido instar a la población a que corte los anillos en trozos pequeños antes de tirarlos a la basura, de esta forma se evitará que miles de peces queden atrapados y mueran debido a esto.
Sin embargo, han surgido alternativas ante esta situación, como la creación de aros biodegradables fabricados a base de residuos de la fabricación de productos como la cerveza, tales residuos pueden ser ingeridos por los peces sin causarles algún daño.
Otra propuesta fue en 1989 cuando la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos dictó un reglamento para que estos anillos se fabricaran con materiales fotodegradables, de esta forma, su descomposición se aceleraría gracias a los efectos de las radiaciones ultravioleta derivadas del sol.
Por otra parte, la pandemia por COVID-19 ha generado una fuerte cantidad de residuos que terminan en el mar, tales como mascarillas, guantes, y botellas de productos desinfectantes.
Cerca del 75% del plástico que derivó de la pandemia ha llegado al mar y a los vertederos, lo que representa una amenaza al planeta. Como el caso de Singapur, cuyo confinamiento se comenzó a levantar el 1 de junio y en consecuencia, los 5,7 millones de residentes desecharon 1,470 toneladas de envases de comida para llevar.
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