Mucho se ha especulado en Venezuela sobre la presencia de cubanos, con poder de decisión, en diversas instituciones del Estado, especialmente en aquellas relacionadas a operaciones de Inteligencia. Es un hecho inocultable que son los cubanos pieza fundamental en el diseño de las operaciones contra los militares considerados incómodos a la permanencia de Nicolás Maduro en el poder. Pero quienes ejecutan las órdenes a nivel superior son venezolanos y quienes las obedecen también lo son.
Dos coroneles del Ejército Bolivariano han sido los encargados de hacer cumplir las operaciones de tortura física y psicológica que, desde hace unos años, se implementaron en la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM). Los dos han sido jefes de la Dirección de Investigaciones. Primero fue el coronel Rafael Antonio Franco Quintero y ahora el coronel Hannover Esteban Guerrero Mijares.
Niguno de los dos ha tenido una meritoria carrera militar. Franco pertenece a la II promoción 1995 «General en Jefe Rafael Urdaneta», donde ocupó el número 125 en el orden de mérito de 148 egresados. Y Guerrero Mijares, ocupó el lugar número 60 de la promoción 1996 «General de Brigada José Florencio Jiménez».
No es casual que no hayan destacado en su carrera militar, porque encontraron que los cobijara el paraguas de los privilegios de quienes prestan uno de los servicios más valiosos para destruir la disidencia política o a quienes simplemente adversan al Gobierno de Nicolás Maduro: la tortura.
Cubanos o criollos
Aunque el general (Ej) Manuel Ricardo Cristopher Figuera, ex sub jefe de la Dgcim, diga que no vio cubanos en esa Dirección de Contrainteligencia, muchos testigos y funcionarios no solo que dan cuenta de la existencia de los isleños en la DGCIM, sino que destacan que «ellos están en la parte de viglancia y seguimieno o tecnica operativa; son los que hacen el trabajo operativo secreto, chequeo visual«.
Es en la Dirección de Investigaciones de la DGCIM donde se fabrican las actas que encajen en los delitos que quieren imputarle a alguno de los militares que caen «bajo sospecha». Allí se arma la historia de la conspiración en la cual van a involucrar al detenido. A veces puede ser cierto que un sospechoso esté de verdad participando en alguna conspiración, pero no hay elementos suficientes que lo demuestren, entre otras cosas porque no hay suficientes investigadores que se dediquen eficientemente a encontrar las pruebas porque solo hay indicios con los que no se llega a demostrar nada.
En un trabajo de investigación, la periodista María Gómez reveló que el grupo que dirige y ejecuta las torturas en la DGCIM está integrado por los siguientes funcionarios:
1-. Cnel. Rafael Franco Quintero
2-. Cnel. Hannover Guerrero
3-. May. Alexander Gramko Arteaga
4-. May. Néstor Blanco Hurtado, alias «Ezequiel»
5-. May. José Sánchez Castro
6-. Cap. (Ej) Germán Antonio Sánchez, alias «Santiago»
7-. Cap. José Castillo, alias «Talibán»
8-. Cap. Jesús Cárdenas, alias «Camaleón»
9-. Cap. Jonathan Becerra, alias «Piraña»
10-.Cap. Kelyer Chacón Bautista, alias «Gaviota»
11-. TN. Abel Angola
12-. Tte. Johana González, alias «Nani»
13-. Tte. Isaac Estevez, alias «Chino»
14-. Tte. Reunirte Amaro, alias «Reverendo»
15-. Tte. Saúl Méndez Calderón.
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Dos «testigos estrella»
Así llaman en la Dgcim a quienes logran usar para inculpar a varios de los militares que necesitan mantener detenidos. Porque es en la Dirección de Investigaciones donde crean a los testigos, como ocurrió con el teniente de fragata Argenis David Rodríguez Corona, quien después de declarar contra una serie de oficiales de la Unidad de Operaciones Especiales (UOPE), misteriosamente lo dejaron huir del país y se fue a radicar a Chile donde vive tranquilamente, mientras a quienes mencionó, muchas veces basándose en testimonios falsos, han sido torturados y permanecen detenidos.
Otro caso relevante es el del teniente coronel (Ej) Ovidio Andrés Carrasco Mosqueda, quien era oficial de Comunicaciones de la Guardia de Honor Presidencial, donde trabajaba desde que ascendió a teniente. Carrasco era el oficial de comando más antiguo de comunicaciones de la Guardia de Honor, pero cuando Chávez inventa aquello de oficiales técnicos y oficiales de comando, es trasladado a otras dependencias.
Regresa a la Casa Militar cuando muere Hugo Chávez y es nombrado Director de Comunicaciones de la Guardia de Honor. Desde su época de cadete hizo estrecha amistad con el concejal Fernando Alban, quien el 8 de octubre fallece, al caer del piso 10 del Sebin, en un hecho aún no establecido con claridad, aunque el Jefe de ese Servicio de Inteligencia catalogó de suicidio.
Fue a través de esa amistad con Albán que el diputado Julio Borges hace contacto con él, a quien Carrasco le habría facilitado información privilegiada. Posteriormente Borges le facilita un puente de comunicación con el coronel retirado (GNB) García Palomo, quien al ser capturado en Barinas, tenía en su poder dos aparatos telefónicos en uno de los cuales encontraron la relación que tenía con Ovidio Carrasco.
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Es así como el oficial fue degradado en el patio de la Guardia de Honor, fue detenido y enviado a la DGCIM, donde fue torturado. No se sabe qué elementos encontró el Gobierno, no solo para que se acogiera a la delación, sino para usarlo como testigo estrella contra cualquier oficial o político que necesiten incluir en los expedientes.
«El factor no es dinero, porque Ovidio tiene cuentas generosas en el exterior. Él es de Upata y su papá era minero», cuenta un amigo de Carrasco.
El oficial es tratado con privilegios ahora en la DGCIM. Está en un salón en mezanina donde tiene acceso a la televisión. Su esposa, una enfermera que estuvo asimilada en la Fuerza Armada, lo visita dos veces a la semana, inlcuso es el unico militar en DGCIM a quien le permiten visita conyugal, además de llevarle alimentos que no son requisados y cuantos útiles de aseo y ropa requiera. Así la DGCIM ganó otro testigo estrella.
Con información de Infobae