Después de las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela, el actual presidente Nicolás Maduro se atribuyó rápidamente y falsamente la victoria, a pesar de que el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el gobierno, aún no ha publicado los resultados a nivel de distrito.
Atlantic Council
Según actas de recuento de votos recopiladas por la oposición y verificadas por un análisis independiente , el candidato presidencial Edmundo González recibió más del doble de votos que Maduro. En respuesta a la toma de poder de Maduro, la oposición ha convocado protestas en todo el país, insistiendo en que el gobierno reconozca su victoria y avance hacia una transferencia pacífica del poder. El régimen de Maduro ha respondido lanzando una amplia represión y encarcelando a miles de venezolanos.
A continuación, expertos del Atlantic Council y su Grupo de Soluciones para Venezuela responden cinco preguntas urgentes sobre la actual crisis política del país.
1. ¿Cuál es la situación en Venezuela desde las elecciones?
Venezuela vive una profundización de su crisis. La falta de transparencia en el proceso electoral y la omisión del CNE de presentar los boletines electorales han llevado al país a una situación caótica. La represión aumenta día a día, alcanzando niveles que superan todo lo visto anteriormente en Venezuela. El respeto al derecho de manifestación y a la voluntad popular del pueblo son pilares fundamentales de cualquier gobierno que se precie de democrático. El mundo no puede permanecer en silencio ante la sistemática y violenta represión a opositores y disidentes en Venezuela.
—María Ángela Holguín es exministra de Relaciones Exteriores de Colombia y asesora principal del Grupo de Soluciones para Venezuela del Atlantic Council.
La situación en Venezuela es profundamente alarmante, sobre todo teniendo en cuenta que el gobierno no ha presentado los resultados detallados de cada mesa de votación para respaldar sus cifras. La transparencia en el proceso de recuento de votos es esencial. Se debe realizar una verificación exhaustiva de los resultados electorales para garantizar que reflejen fielmente la voluntad del pueblo venezolano. Esta verificación debe incluir un recuento completo de todas las actas, que el CNE debe proporcionar sin más demora.
—Miguel Vargas es un ex ministro de Relaciones Exteriores de la República Dominicana y asesor principal del Grupo de Soluciones de Venezuela.
2. ¿Cuál es exactamente el problema con los resultados electorales?
El sistema de votación, recuento y cómputo utilizado en Venezuela incluye un mecanismo de verificación de su funcionamiento y auditoría de sus resultados a través de lo que se conoce como el “registro en papel”. Este registro en papel consiste en registros físicos y comprobantes de votación que verifican si los resultados anunciados por el CNE reflejan la voluntad válida de los electores. El registro en papel incluye varios componentes, como el recibo que se entrega a cada elector luego de emitir su voto. Este recibo permite a los electores confirmar que contiene el nombre del candidato y la organización a la que apoya. Este es el primer paso en el proceso de verificación. Luego, los electores colocan este recibo en una caja segura.
Al finalizar el proceso de votación, la máquina imprime inmediatamente el acta de votación. Para la elección presidencial del 28 de julio, se desplegaron 30.026 máquinas de votación para el CNE, cada una correspondiente a una mesa de votación separada. En consecuencia, se imprimieron 30.026 actas de votación originales que quedaron en custodia del personal militar del Plan República. Una vez que la máquina transmite los resultados, se imprimen copias de las actas de votación para todos los testigos. Estos testigos deben verificar que estas copias sean reproducciones exactas de las actas originales impresas por el sistema.
Además, cada acta de votación incluye un código QR que resume los datos impresos en ella. Tras la transmisión, hasta el 54 por ciento de las máquinas son auditadas mediante la apertura manual de las cajas que contienen los comprobantes de votación impresos para comprobar que los datos de las actas son exactos.
Desde el lunes 29 de julio, la oposición comenzó a publicar imágenes digitalizadas de las actas de votación recolectadas por sus testigos. Es importante destacar que en muchos casos, los agentes del Plan República impidieron que los testigos de la oposición accedieran a este material. Hasta el momento de este informe, la oposición ha logrado recolectar, validar y digitalizar el 83 por ciento de las actas electorales.
Sin embargo, el CNE ha denunciado el hackeo de las 30.026 líneas privadas de transmisión de las máquinas (una línea cifrada por máquina) y se ha negado a divulgar los resultados desglosados por centro y mesa, lo que ha imposibilitado la comparación de las copias de la oposición con los resultados divulgados por el CNE. Además, se suspendieron la auditoría de telecomunicaciones y la verificación de la fase II, previstas para el 29 de julio y el 2 de agosto, respectivamente. Estas revisiones son cruciales para evaluar la consistencia de los resultados anunciados.
La confianza en un sistema de votación automatizado no es una cuestión de fe. La confianza se construye a través de la auditabilidad, y hasta la fecha, el gobierno venezolano ha obstaculizado la auditabilidad de los resultados. Después de más de dos semanas, también existen preocupaciones razonables sobre la custodia de los materiales electorales físicos y las bases de datos. La solicitud internacional inicial para presentar las actas de votación está resultando insuficiente.
—Eugenio Martínez es director de Votoscopio, empresa especialista en elecciones en Venezuela y miembro del Venezuela Solutions Group.
3. ¿Qué papel pueden desempeñar otros países de la región?
Los países latinoamericanos tienen una responsabilidad crucial en este momento. Es necesario apoyar los esfuerzos para promover negociaciones creíbles que conduzcan a una solución pacífica y democrática en Venezuela. Sin embargo, es imperativo que cualquier negociación incorpore el deseo tanto del pueblo venezolano como de toda América Latina de respetar el estado de derecho y el orden democrático en Venezuela. Solo mediante un compromiso firme con estos principios podremos avanzar hacia una solución que refleje la voluntad del pueblo venezolano.
—Miguel Vargas
Frente a esta realidad, es imperativo que los países latinoamericanos sigan exigiendo transparencia electoral y condenando la represión y la violación de los derechos humanos. Es imprescindible aumentar la coordinación diplomática y exigir transparencia, auditoría independiente y respeto al voto popular. Solo con una posición firme y coordinada en la región podremos generar una salida a la profunda crisis en Venezuela, que debe darse mediante un proceso de negociación creíble y realista con el acompañamiento de los países garantes.
—María Ángela Holguín
4. ¿Hay alguna esperanza de que el régimen de Maduro negocie una transferencia de poder?
Hay que partir de la premisa de que el gobierno de Maduro tomó una decisión política al desconocer los resultados de la elección presidencial. Esto implica una ruptura radical con la soberanía popular, que el chavismo proclamó como fundamento de su legitimidad. El costo de esta ruptura es tan alto como los costos asociados al aislamiento internacional y a la reversión de los pasos dados hacia la estabilización económica, porque consagra el divorcio entre la coalición gobernante y sus bases populares. Sin embargo, la coalición dominante percibe que puede mantenerse en el poder si logra desinflar el fuerte sentimiento de cambio y, sobre todo, de unidad, mediante el debilitamiento del liderazgo de María Corina Machado y González, en una suerte de repetición de la estrategia de resistencia-desgaste que empleó para abordar la crisis de 2019 con el gobierno interino de Juan Guaidó.
La coalición gobernante intenta hacerlo mediante la represión y el autoaislamiento. Intenta impedir que una negociación con apoyo internacional la obligue a reconocer la victoria de la oposición. Y lo hace con un grado de apoyo abierto, articulado y expreso de los militares que no había sido necesario exhibir en el pasado. Los esfuerzos del presidente colombiano Gustavo Petro y del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva están encaminados a abrir una grieta para desplazar a Maduro de su posición, que en este momento es completamente insensible a la lista habitual de incentivos. Así, no es previsible que en el corto plazo se pueda construir un órgano negociador eficaz que asegure la verificación de los resultados. Tal vez sea necesario empezar, como en los conflictos armados graves, por áreas de acuerdo más básicas, como avanzar en las garantías mutuas y el respeto a los derechos humanos.
—Colette Capriles es profesora asociada e investigadora en filosofía, política y ciencias sociales en la Universidad Simón Bolívar y miembro del Grupo de Soluciones a Venezuela.
5. ¿Cómo está trabajando Estados Unidos para impulsar una transición democrática?
El 11 de agosto, el Wall Street Journal informó que Washington mantiene conversaciones secretas con Maduro y podría ofrecerle a él y a quienes lo rodean una amnistía de los cargos de narcoterrorismo a cambio de una transición democrática. Esta noticia puede ser una señal de que la administración Biden está tratando de preservar el espacio para las negociaciones tras bambalinas. Sin embargo, Maduro es un abusador serial del diálogo y, si estos esfuerzos fracasan, es probable que la paciencia de la Casa Blanca se agote. La buena noticia es que Estados Unidos todavía tiene una influencia considerable, que puede utilizarse para moldear los intereses de la élite y maximizar las oportunidades de una solución democrática.
Para el gobierno de Biden, el desafío consiste en encontrar un equilibrio entre aplicar una presión específica y eficaz sobre las élites y evitar que Venezuela se desplace aún más hacia las esferas de influencia de Rusia y China. Algunos en Washington temen que un regreso a la “máxima presión” pueda acercar a Maduro a los rivales geopolíticos de Estados Unidos. Las sanciones individuales pueden ser una estrategia más atractiva, pero será crucial concentrar esta presión en fomentar una apertura democrática y evitar acciones que fortalezcan la unidad del régimen. Más de 160 miembros del régimen ya han sido sancionados, muchos de los cuales han sido celebrados en ceremonias públicas y han recibido réplicas de espadas del libertador de Venezuela, Simón Bolívar. Será absolutamente crucial ejercer presión y evitar cualquier cosa que ayude a unificar la coalición de Maduro en su momento más débil en años.
— Geoff Ramsey es investigador senior del Centro para América Latina Adrienne Arsht del Atlantic Council.
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