El presidente de COPEI, Roberto Enríquez, se pronunció este lunes 3 de marzo sobre el fallecimiento del ex gobernador de Miranda, Enrique Mendoza.
En ese sentido, Enríquez comentó vivencias compartidas con Mendoza y le agradeció lo aprendido en la política. «Una de las virtudes fundamentales es el trabajo y la constancia«.
«Hoy me toca despedirlo, como se despide a los grandes luchadores: recordándolo en bonito, con afecto y admiración, las lágrimas de tristeza se van encunetando en los surcos de las sonrisas que me van copando el rostro cada vez que aparece una anécdota«, sostuvo.
¡Gracias por tanto Enrique!
Te dedico estas líneas, con todo mi cariño y respeto.
Descansa en paz, cerquita de Dios y de tu amada madre…. pic.twitter.com/EkbW47WWp2
— Roberto Enriquez (@robertoenriq) April 3, 2023
La última vez que vi a Enrique Mendoza, fue en el velorio de su madre, doña Clara, una mujer maravillosa, sublime y angelical.
Con Enrique compartí muchas luchas y aprendí que en la política, una de las virtudes fundamentales es el trabajo y la constancia.
Cada vez que me reunía con él en su casa, me decía, Roberto, en esa gaveta están las chucherías y los chocolates pero no te los comas todos, por favor.
Como siempre, al despedirme le dejaba la despensa de chocolates vacía, y él se quedaba allí, refunfuñando, “para la próxima no te ofrezco más”, pero me los volvía a ofrecer y yo me los volvía a comer todos…
Aunque nunca fui funcionario de su gestión como gobernador, lo acompañé muchas veces en sus visitas a los municipios, siempre me alcahueteaba y consentía Celeni Moreno, su secretaria privada; así fui conociendo al líder y a la Miranda profunda que el tanto amó.
En vísperas de unas elecciones parlamentarias, apadrinado yo por dos grandes copeyanos Candido Rodríguez y José Sanchez, Presidente y Secretario General de Copei, respectivamente, en aquella época, le dije: “Enrique, hemos decidido que me voy a presentar como diputado a la AN por el estado Miranda”. A Enrique nunca lo traté de gobernador, siempre lo tutee, a pesar, de la enorme distancia en cuanto a jerarquía política entre él y yo.
Guardó un silencio lacónico y me espetó: “Pues déjame decirte muchachito, que te tendrás que contar en la Asamblea de Copei Miranda, porque son las direcciones municipales las que van a decidir eso”. Así lo hice, y quedé electo, bueno, la verdad es que ese logro, siempre se lo deberé a Candido y a José.
Al enterarse me llamó y me dijo: “Cuando seas diputado no te olvides de los mirandinos”.
Lamentablemente no pude serlo en esa ocasión, al llegar la postulación de mi candidatura a la Dirección Nacional, me dieron de baja y no pude lograrlo.
Me volvió a llamar y me dijo : «Ya supe que te fregaron, no te pongas a lloriquear y sigue trabajando».
Así era Enríque, de pocas palabras y mucho trabajo. Pasaron los años, con las coincidencias, diferencias, acercamientos y distanciamientos que a veces ocurren en la actividad política; pero nunca dejó de enviarme un mensaje en mi cumpleaños y yo de hacer lo propio en el suyo.
La última vez que hablamos, ya estaba convaleciente, me dijo : “Estoy mejorando”, pero no, no pudo…
Hoy me toca despedirlo, como se despide a los grandes luchadores: recordándolo en bonito, con afecto y admiración, las lágrimas de tristeza se van encunetando en los surcos de las sonrisas que me van copando el rostro cada vez que aparece una anécdota.
Descansa en Paz Enríque, cerquita de Dios y de tu amada madre… te lo mereces.
Roberto Enríquez. Presidente Nacional Copei ODCA
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