La reanudación de relaciones diplomáticas entre Honduras y Venezuela luego de la ascensión al poder de la presidenta Xiomara Castro es un punto político a favor del gobierno de Nicolás Maduro y tiende a minar el reconocimiento de las fuerzas que lo adversan, según expertos.
Por Gustavo Ocando Alex | VOA Noticias
Castro, esposa del expresidente izquierdista y aliado a principios de siglo del exmandatario Hugo Chávez Frías, Manuel Zelaya, asumió su cargo en enero. Entonces, el canciller venezolano Félix Plasencia entregó las cartas credenciales de la candidata a embajadora en Tegucigalpa, Margaud Godoy, para restablecer formalmente relaciones entre ambos países luego de 12 años de interrupción.
Los vínculos diplomáticos de Venezuela y Honduras estaban rotos desde 2010, un año después de que decisiones institucionales, calificadas como un “golpe” por gobiernos de izquierdas como el de Chávez Frías, derrocaran a Zelaya.
El gobierno interino de Honduras, liderado por Roberto Micheletti, expulsó a la misión diplomática venezolana hace 12 años. En 2019, el poder ejecutivo de Juan Orlando Hernández, de tendencia conservadora, se sumó a cerca de 60 naciones que desconocieron la legitimidad de Maduro como mandatario.
Ya son dos países que han restablecido relaciones diplomáticas con el gobierno de Maduro desde mediados del año pasado, primero Perú y ahora Honduras, recuerda el diplomático y sociologo venezolano Alfredo Michelena.
“Hay que recordar que Zelaya es un hombre del chavismo. Formó parte de esa llamada ‘Marea Rosada’ de los tiempos de Chávez, donde gobiernos de izquierda o populistas tuvieron una fuerza poderosa. Esas fuerzas están reapareciendo”, diagnostica el especialista en entrevista con la Voz de América.
Michelena explica cómo la ascensión de Castro, como parte de un “nuevo swing (giro) de la política latinoamericana” hacia la izquierda, beneficia a Maduro.
“El frente antinorteamericano y populista de izquierda va a crecer en toda la región y va a tener de nuevo una voz”, apunta. El reconocimiento internacional es, probablemente, la principal fortaleza de la oposición en Venezuela, subraya.
Juan Guaidó, entonces líder del Parlamento venezolano, se declaró presidente encargado del país suramericano en enero de 2019 alegando la “usurpación” de Maduro de su cargo por haberse reelecto en unas elecciones fraudulentas.
“El reconocimiento de Maduro es muy importante. En la medida en que internacionalmente se pierdan aliados (de Guaidó y la oposición) para el mundo democrático, en esa medida se consolida más el régimen de Maduro”, opina.
Michelena advierte que Honduras no representa un aporte financiero para Venezuela, sino político, insiste. Esos apoyos diplomáticos, cree, postergan el regreso de la democracia y la institucionalidad en el país suramericano.
“Económicamente no hay mucho que ganar entre ambos Estados”, comenta en conversación con VOA desde la capital de Venezuela. El experto resalta que Honduras, a pesar de su evolución durante este siglo, “sigue estando en el rezago” de las economías centroamericanas, detrás de Costa Rica o Panamá.
Del lado venezolano, acota, tampoco hay mayores intereses debido a que se vive una situación “crítica” y sus finanzas públicas están “casi en la bancarrota” luego de ocho años al hilo con números rojos en su producto interno bruto, asegura.
Venezuela ya no es la potencia petrolera mundial que fue hace dos décadas o, incluso, durante la gestión de Manuel Zelaya en Honduras (2006-2009). Hace 12 años, producía 2,5 millones de barriles de crudo. Hoy, solo 871.000 barriles.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) precisó en diciembre pasado que Honduras proyecta un crecimiento económico de 3,6 %, un nivel incluso superior a países como México, Brasil, Chile y Argentina.
“No hay mayor ventaja competitiva con este restablecimiento”, dice Benavides, sin embargo, recordando que Maduro era canciller cuando Zelaya gobernaba.
Resalta, asimismo, que no solo Perú y Honduras se han inclinado hacia la izquierda y reconocido a Maduro en meses recientes. “Ya lo habíamos visto con Argentina, con la derrota de Mauricio Macri (derecha). Probablemente, se vea también en un futuro en Brasil si retorna (Luiz Inácio) Lula Da Silva”, añade.
Para Benavides, la restitución de vínculos entre ambas naciones es un paso “absolutamente lógico” dada la afinidad ideológica de Zelaya y el chavismo.
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