Una alta abstención en las elecciones regionales del 21 de noviembre en Venezuela sería beneficiosa para el régimen de Nicolás Maduro, apuntan analistas consultados por la Voz de América a propósito del anuncio de aliados del líder opositor Juan Guaidó contra esos comicios.
Por Gustavo Ocando Alex– VOA
Veintitrés parlamentarios electos en 2015, aliados de Guaidó, se manifestaron a inicios de esta semana en contra de las elecciones regionales de noviembre, calificándolas de “nuevo fraude” y acusándolas de ser un evento sin garantías.
“El ejercicio electorero del 21N representa una operación para cimentar en el poder a actores alineados con el modelo mafioso instaurado en el país, por tanto, no representa un ejercicio institucional, sino una fórmula para ampliar los espacios de control del Estado Criminal”, escribieron los parlamentarios de oposición, entre los que destacan los nombres de Carlos Berrizbeitia, segundo vicepresidente de la comisión parlamentaria delegada, y Delsa Solórzano, muy cercana a Guaidó y presidenta de la comisión legislativa de Justicia y Paz.
En el texto, negaron ser “abstencionistas”, si bien repudian el acto “electorero” que, a su entender, pretende “usurpar la voluntad ciudadana”. “No participar en la farsa electoral convocada, es pues una acción, no es inacción (…) se desmonta la estrategia electoralista de legitimación de un régimen”, apuntan.
Es “muy difícil” hacer una proyección de la abstención en esta coyuntura, advierte el presidente de la firma Datanálisis, Luis Vicente León, quien observa dos grandes problemas a los que se enfrenta la oposición de cara a las regionales de noviembre: primero, las condiciones y garantías del voto; y, luego, su propia división para consolidar triunfos en los 23 estados del país.
“Hay condiciones que no son transparentes y perfectas para una elección. Si bien eso es verdad, también es cierto que hubo mejoras significativas” en ellas para que la oposición busque sacar fruto de su “condición mayoritaria tan sólida” mediante la participación electoral, manifiesta León a la VOA.
Observa que el gobierno de Maduro “cedió terreno” en la habilitación de algunos candidatos vetados, el permiso de uso de la tarjeta unitaria opositora o la inclusión de dos dirigentes contrarios a su gestión en el poder electoral.
El segundo punto clave de la participación ya no depende del gobierno venezolano, sino de la misma oposición, apunta León. “El problema que se genera hoy, el más importante, es que te lanzas a ese evento electoral con muchas fracturas, con divisiones opositoras significativas”, indica.
Asegura que “son importantes” las posibilidades de triunfo de la oposición si logra unificar candidaturas en estados donde no hay consenso. “Hay un grupo importante de gobernaciones y alcaldías donde la oposición es tan grande que podría ganar si va unida, pero se lanza a ese evento electoral con divisiones en nueve de los 23 estados. Eres fuerte en un subgrupo de esos estados, no en todos. Hay estados donde el chavismo gana en buena lid”, subraya.
Destaca la imposibilidad de acuerdos entre la oposición institucional, cercana a Guaidó, con aquella conformada por partidos alternativos, en la que militan dirigentes políticos “impresentables” como opositores y otros que no lograron encontrar espacios entre los liderazgos predominantes.
Cita como ejemplos aquellos estados donde la oposición no unificó candidaturas, como Nueva Esparta, Táchira y Lara. “El problema abstencionista es que, cuando te presentas desunido, el llamado a votar se debilita. La gente siente que, al no haberte puesto de acuerdo, vas a perder y te castiga. La abstención es absolutamente ventajosa para el gobierno”, concluye.
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