El dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, está haciendo todo lo posible para evitar que un eventual regreso de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos signifique un retorno a los años de máxima presión de su primer mandato. Ese período estuvo marcado por el apoyo a un intento fallido de pronunciamiento militar y una serie de sanciones que culminaron en un embargo integral al crudo venezolano, agravando significativamente la ya precaria situación financiera del régimen.
ABC | David Alandete
Maduro incluso ha felicitado públicamente a Trump por su victoria y, según ha podido saber ABC, se han establecido canales de comunicación indirectos con el presidente electo sobre un tema que este último considera prioritario: las repatriaciones. A través de empresarios, inversores y lobistas estadounidenses que han visitado la residencia de Trump en Mar-a-Lago, la dictadura ha transmitido su disposición a facilitar el suministro de petróleo a EE.UU. y aceptar vuelos de deportación de venezolanos, suspendidos tras el final de las negociaciones con Biden y los suyos.
No son solo empresarios estadounidenses con intereses en Venezuela, como el inversor Harry Sergeant, que ha importado asfalto, quienes instan a Trump a evitar el regreso a sanciones duras. También lo hacen ejecutivos de petroleras, como Chevron, que se han beneficiado del mayor aperturismo de la Administración Biden y abogan por mantener la estabilidad para evitar un aumento en precios de gasolina.
Cuando Trump impuso un embargo a las exportaciones, la producción de petróleo en Venezuela se desplomó de 1,9 millones a poco más de 300.000 barriles diarios en 2020.
Ahora, en el campo republicano son muchos los integrantes del equipo de Trump que han defendido mantener la estrategia de máxima presión sobre Maduro para forzar un cambio democrático en Venezuela. El más destacado es el senador Marco Rubio, designado como próximo jefe diplomático, cuya confirmación por el Senado se da prácticamente por asegurada gracias al respaldo de varios demócratas. En el equipo de asesores de Trump durante su transición al poder también figura Mauricio Claver-Carone, quien ocupó la cartera de Asuntos Iberoamericanos en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca y fue el principal artífice de la campaña de presión no solo contra el dictador, sino también contra sus aliados en el ámbito internacional.
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