Las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre se realizarán en Venezuela «como sea». Esa expresión la ha acuñado la cúpula chavista en todos sus discursos. La cuestionada «fiesta electoral» está a punto de celebrarse en el país caribeño, aunque los más de 20 millones de venezolanos que han sido convocados a las urnas han mostrado cierta abulia por el evento. Sin embargo, el régimen, en su obsesión por controlar la Asamblea Nacional, sigue firme en su decisión de elegir un nuevo Parlamento, a pesar de que una buena parte de la comunidad internacional rechaza rotundamente cómo el Gobierno de Nicolás Maduro promueve unos comicios que no cumplen las condiciones para que sean libres, democráticas y transparentes.
Pero Maduro ha dejado claro que no le inquietan los comentarios de la comunidad internacional, especialmente los de la Unión Europea, que propuso en septiembre al régimen aplazar las elecciones seis meses. El bloque comunitario advirtió entonces que, de celebrarse los comicios, esa nueva Asamblea Nacional tampoco recibirá su reconocimiento. Así que el próximo domingo se abrirán los centros electorales, y el 5 de enero, el Parlamento recibirá a 277 diputados que predican la política chavista. Mientras tanto, la oposición que apoya al presidente interino, Juan Guaidó, se ha negado a participar en las elecciones por considerarlas fraudulentas, y reúne esfuerzos para eclipsarlas con una consulta popular que iniciará el 5 de diciembre y culminará el 12.
«La elección parlamentaria convocada por el Gobierno y dirigida por el Consejo Nacional Electoral (CNE) no va a cambiar nada la situación actual. Ningún país que no reconoce a Maduro va a aceptar esa Asamblea Nacional surgida de esas elecciones. Y solo será validada por los líderes que apoyan a Maduro. Y él sabe que esas elecciones no legitimarán internacionalmente al Parlamento. Ni Estados Unidos ni la UE lo harán. Y lo que busca es que lo hagan sus aliados, es decir, Irán, China, Rusia y Turquía», dijo a ABC, el economista y director de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León.
Una Asamblea complaciente
Tras la victoria histórica de la oposición en las elecciones parlamentarias de 2015, para el chavismo fue difícil reponerse de esa derrota que lo dejó sin el control de la Asamblea Nacional. Desde entonces, la oposición ha legislado bajo amenazas, con sentencias del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y anticonstitucionales, y con obstáculos como la creación de la Asamblea Nacional Constituyente, que restó poderes al legítimo Parlamento y adjudicó a Maduro poderes especiales para que tomara decisiones de carácter legal.
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