El segundo activo de Venezuela en el exterior más importante después de Citgo esconde una historia reciente en la que sus ejecutivos, poco antes de dejar los riendas de la estatal venezolana en Barranquilla, pactaron negocios con una empresa privada que a la postre comprarían. Se trata, además, de una compañía cuyo origen está ligado al mundo empresarial del principal contratista que favorecieron durante años siendo directivos de Monómeros. Hoy, incluso, compite en el mercado de fertilizantes contra la filial de Pequiven en Colombia.
Por ROBERTO DENIZ | Armando.info
Anticipando la tormenta que asomaba en el horizonte, algunos directivos de Monómeros Colombo Venezolanos S.A buscaron resguardo en beneficio propio, pero en desmedro de la empresa. Sólo eso explica que el exgerente general de esa filial de la estatal Petroquímica de Venezuela (Pequiven), se convirtió en accionista de una compañía privada, a la que benefició con un contrato cuando estaba por dejar su puesto y meses antes de que la junta ad hoc nombrada por el Gobierno interino de Juan Guaidó tomara control de ese activo en Colombia.
Todo comenzó en diciembre de 2018, cuando ni siquiera la oposición venezolana pensaba que podría pasar a administrar los bienes de la República en el exterior, pero continuó durante 2019 en medio de la disputa política que golpeó a Monómeros y que también alcanza a actores políticos y económicos de Barranquilla, donde tiene su sede principal la empresa.
Como si fuese una partida de ajedrez, Pedro José Lugo Gómez, un empleado de carrera en Pequivén y quien dirigía a Monómeros desde finales de 2013, fue moviendo fichas para garantizar su futuro. El 10 de diciembre de 2018, Pedro Lugo, en su condición de gerente general de Monómeros, firmó un contrato por tres años para la “maquila de yeso agrícola” con Insapro S.A.S. Casi un año después, Lugo y otros dos exdirectivos de la estatal venezolana figuraban como dueños de Insapro, en lo que ahora parece una retirada estratégica.
Al momento de suscribir el acuerdo con Insapro, los rumores sobre la salida de Pedro Lugo eran incesantes dentro de la compañía. Ese ruido se confirmó sólo diez días después, el 20 de diciembre de 2018, con un decreto de Nicolás Maduro publicado en la Gaceta Oficial 41.550, que anunció la designación de Ronald Alexander Ramírez Mendoza como presidente de Monómeros.
Ronald Ramírez, quien posee vínculos comerciales con Alex Saab Morán, el principal contratista de Maduro, a través de la sociedad Adon Trading FZE, nunca asumió el cargo al ser “inadmitido” el 30 de enero de 2019 por las autoridades migratorias colombianas, lo que prorrogó unos meses la estadía de Pedro Lugo en la productora y comercializadora de fertilizantes en Barranquilla, pese a haber firmado el “acta de entrega” de su cargo el 8 de enero de 2019.
Pedro Lugo finalmente permaneció en el cargo hasta el mes de junio, conviviendo un par de meses con la primera junta administradora nombrada por Guaidó y que tomó posesión el 11 de abril de 2019, como consecuencia del reconocimiento del Gobierno colombiano al interinato de Juan Guaidó y el desconocimiento a la figura de Nicolás Maduro. Con su renuncia, Lugo escapó a la tormenta administrativa que dejó en el segundo activo de más importante de Venezuela en el exterior, sólo por detrás de Citgo, y huyó también del posterior sacudón que provocó a finales de 2019 Humberto Calderón Berti, ex embajador del Gobierno interino en Bogotá, al denunciar una politización en la compañía.
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