El presidente electo de Venezuela debe tomar posesión del cargo el 10 de enero, según la Constitución. Mientras el chavismo da por sentada su continuidad, no hay certeza de cuáles serán los pasos de la oposición, que promete “cobrar” la que considera su victoria, con Edmundo González a la cabeza.
La incertidumbre marca una fecha clave en Venezuela, el 10 de enero, cuando el presidente electo debe tomar posesión del cargo. Todo apunta a que Nicolás Maduro será juramentado en el Parlamento de mayoría oficialista, pero a su vez, la oposición, que ha presentado pruebas de su victoria, promete “cobrar”.
“Ese día 10 de enero se juramentará el presidente antifascista, cristiano, antimperialista y socialista, Nicolás Maduro Moros, presidente pueblo, presidente patria, junto a ustedes. Ahí nos veremos en las calles y avenidas”, ha dicho Maduro.
Aunque no ha divulgado resultados desglosados, el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó a Maduro ganador de las elecciones presidenciales del 28 de julio para un tercer mandato, pero la oposición, que publicó las actas que conservaron sus testigos de mesa, denuncia desde entonces fraude y le atribuye el triunfo al excandidato Edmundo González Urrutia, exiliado en España desde septiembre.
González Urrutia, que según las actas -no publicadas por el CNE- ganó con más del 70 % de los votos, ha reiterado que su objetivo es volver a Venezuela para juramentarse como presidente y anunció que la líder, María Corina Machado, formará parte de su gobierno como vicepresidenta ejecutiva si asume el poder.
“Yo salí de Venezuela de manera temporal, sabía que iba a regresar en cualquier momento y el momento es el 10 de enero, fecha de la toma de posesión”, continuó descartando de plano la posibilidad de establecer un gobierno en el exilio, en una entrevista publicada esta semana por el diario El País de España.
No queda claro cómo González Urrutia, de 75 años, espera volver a Venezuela, pero dijo que hay varias vías para hacerlo. Funcionarios gubernamentales han advertido que en ese caso será encarcelado, luego de que la Fiscalía emitió una orden de arresto en su contra por la investigación sobre la publicación de las actas electorales.
“Ellos creen que nos van a asustar, voy el 10 para Venezuela, nosotros estamos aquí”, dijo el ministro de Interior y Justicia, Diosdado Cabello, quien en un reciente programa televisivo mostró con sarcasmo unas esposas dentro en una caja transparente, acompañadas de globos, y un mensaje dirigido a González Urrutia.
Una presión inmensa
Para Benigno Alarcón, politólogo y director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), la presencia de González Urrutia en Venezuela podría resultar un detonador de presión “inmenso”.
“Si a él lo detienen, o si no lo juramentan, o si lo perjudican de alguna manera, le hacen algún daño puede ser un disparador importante. La presencia de Edmundo en el país y la comprobación de la presencia física de María Corina son detonadores muy importantes”, opina.
Parte de la comunidad internacional, incluso mandatarios considerados aliados históricos del chavismo como Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil y Gustavo Petro, de Colombia, no ha reconocido a Maduro como ganador y ha pedido una verificación independiente de los resultados que causaron protestas que dejaron 28 personas muertas y más de 2.400 detenidas.
Machado, ganadora de la primaria presidencial opositora, pero inhabilitada para ejercer cargos públicos, ha lanzado mensajes que han generado expectativa en los que pide a los venezolanos estar listos para “hacer lo que corresponda” ante proximidad de toma de posesión presidencial.
“Estamos muy cerca, estamos preparados para la hora decisiva, nos queremos fuertes, decididos y listos para la acción, pronto vamos a consumar el cambio que tanto deseamos”, manifestó el domingo en un video divulgado en redes sociales.
El conflicto en Venezuela parece encontrarse en una etapa de “estancamiento”, considera Alarcón, quien también expone que los niveles de aprobación de González Urrutia y Machado se encuentran “intactos”.
Alarcón sostiene que en el país se mantienen dos escenarios para enero: el de una negociación que lleve hacia una transición ordenada; y uno en el que el conflicto podría comenzar a escalar ante el desconocimiento del resultado electoral por la oposición.
“Puede tener escenarios muy diversos que van desde una represión masiva como la que vimos el 29 y 30 de julio, o un escenario en el que de alguna manera la necesidad de confrontar a la gente que no acepta el resultado terminemos sentándonos en una mesa de negociación”, subraya.
Para Alarcón, es predecible que aumente la presión internacional a medida que se acerca el 10 de enero y continuará si Maduro asume el poder.
“Creo que la presión no va a ser más baja y creo que después del 20 de enero cuando Donald Trump se juramenta, al contrario de lo que algunos dicen, creo que la presión va a ser más alta”, estima.
Sigue siendo una incógnita cuál será la posición que asumirá el presidente electo, pero varias de las figuras que integrarán su gabinete han dejado claro que son partidarios de una política de máxima presión contra Maduro.