Las cifras de casos y víctimas de violencia en el estado presentan una disminución con respecto a años anteriores. Sin embargo, los datos no reflejan una reducción del problema. El confinamiento por la pandemia de COVID-19 y, caso especial de Bolívar, las restricciones de horario y movilización que persisten, como el combustible son factores externos en esta reducción.
Bolívar es el tercer estado más violento del país, con una tasa de 56.8 muertes por cada 100 mil habitantes. Le anteceden el Distrito Capital y Miranda.
La tasa de homicidios en Bolívar es de 18.9 por cada 100 mil habitantes, 8 en el caso de muertes por presunta resistencia a la autoridad, 22.1 se califican en averiguación y 7.8 desapariciones.
Muchas de esas muertes se relacionan con el Arco Minero del Orinoco, ya que El Callao es el municipio más violento del país, seguido de Sifontes. Entre los primeros cinco con más muertes violentas en 2021, también figura Roscio. Los tres son zonas mineras caracterizadas por noticias de enfrentamientos entre grupos irregulares armados o con cuerpos de seguridad del Estado, así como desapariciones forzosas y ejecuciones extrajudiciales.
El informe, presentado por la coordinadora del OVV Bolívar, Eumelis Moya, destaca que entre enero y noviembre de 2021 contabilizaron por el monitoreo a medios de comunicación un total de 527 casos, de los cuales hubo 570 víctimas.
Los delitos más frecuentes fueron los homicidios (23%), agresiones (41%) y robo (20%). En cuanto a las armas, en el 39.7% de los casos se usó la fuerza física, 33% armas de fuego, 15.9% objetos cortantes o punzantes, 0.2% explosivos, 1.1% ninguna y otras 10.1%.
27% de los móviles se califican como violencia basada en género, 30% por provecho ilícito y en 35% hubo otra motivación. El 38% de los victimarios fueron familiares o desconocidos, y 40% delincuencia común.
El principal lugar para perpetrar el delito fueron espacios abiertos o la calle (60%), 32% el hogar de la víctima, 2% establecimientos comerciales, 3% lugar de trabajo y 3% medio de transporte. El 66% fueron en horas del día, 82% en días de semana y 18% fines de semana.
Moya explicó el contexto y particularidades de Bolívar con respecto a otras regiones, que crea un ambiente propicio para la violencia.
En medio de la pandemia, las restricciones horarias y de movilidad fueron mayor a la de otras entidades. Incluso proliferaron las alcabalas que se convirtieron en un método de extorsión. En ese mismo contexto entra la escasez de combustible, abriendo el mercado negro para su adquisición.
Todo ello llevó a una situación laboral en la que no cesó la migración o desplazamiento interno hacia las minas del sur, como forma de sustento, y con ello formas de esclavitud moderna.
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