La vida del diplomático ya jubilado hace apenas tres meses consistía en asistir a conferencias, escribir esporádicamente artículos académicos y dedicar tiempo a su familia y a sus cuatro nietos.
Por BBC MUNDO
Pero a finales de abril su vida dio un vuelco.
De cara a las elecciones presidenciales del 28 de julio, la oposición venezolana se había quedado sin opciones para enfrentarse al presidente Nicolás Maduro.
Maria Corina Machado, quien había sido elegida como candidata en las elecciones primarias celebradas por la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) en octubre del año pasado, había sido inhabilitada, así como luego Corina Yoris, a quien habían designado como su sustituta.
González Urrutia recuerda que cuando le propusieron convertirse en el candidato de la PUD lo tomó como un honor que ahora se ha convertido en un «compromiso personal con los venezolanos».
Dentro de su extensa carrera diplomática se destacó como embajador en Argelia entre 1991 y 1993, y en Argentina desde 1998 hasta 2002, durante los gobiernos de Rafael Caldera y los primeros años de Hugo Chávez.
Hoy, 25 años después de la llegada del chavismo al poder, pretende ponerle fin.
Y muchos venezolanos, tras años de desencanto con la oposición, han puesto en él sus esperanzas de cambio.
El oficialismo, por su parte, critica a González y lo asocia con una «oposición apátrida» que ha pedido sanciones que han afectado a la economía del país.
«Ahora la oposición nos lo quiere vender como un pobre viejito, pero ese señor [González] es un perverso (…) Ese señor es parte de un plan perverso para seguir haciendo daño a nuestro pueblo», dijo Diosdado Cabello, dirigente del chavismo y muy vocal en sus críticas a los opositores.
En entrevista con BBC Mundo, González explica cómo quiere convencer incluso a chavistas desencantados para que voten por él y cómo planea ganar incluso diciendo que las condiciones no serán justas y beneficiarán al oficialismo.
Ha pasado de ser un exdiplomático de bajo perfil para la opinión pública a ser el candidato y la esperanza de miles de opositores venezolanos. ¿Cómo toma esta nueva responsabilidad?
Es una situación inesperada. Yo jamás pensé que iba a estar en esta posición.
Sin embargo, cuando me lo plantearon, lo tomé como un compromiso personal con Venezuela, con el sistema de gobierno y la democracia.
Por eso lo acepté y estoy dando lo mejor de mí para sacar esto adelante.
Mucha gente me está ayudando. Hay una gran cantidad de personas que confían en que la solución que se propone en mi candidatura puede ser necesaria en este momento.
Esto se ve en la mayoría de las encuestas*. Las cifras no las tengo, pero hay un alto porcentaje que crece cada día que respalda la opción de la Plataforma Unitaria Democrática.
La candidata iba a ser María Corina Machado, luego Corina Yoris y ahora usted. ¿Qué pasa si lo inhabilitan o surge algún problema con su candidatura?
Yo confío en que eso no va a ocurrir. Si me hubieras planteado (esta pregunta) hace varias semanas, tal vez podría haber tenido dudas. Pero ya a estas alturas honestamente no creo que pueda ser una posibilidad.
Uno nunca sabe, por supuesto, debido a los recursos que tiene el régimen, pero nosotros confiamos en que esta candidatura va a seguir adelante y que va a triunfar.
¿Tienen un plan B?
Nuestro plan B es el plan A.
La propia Machado está recorriendo el país como si ella estuviera en la boleta. Hay un vínculo de que votar por usted es votar por ella. ¿Qué tiene de positivo y de negativo eso?
Ella está recorriendo el país respaldando mi candidatura. Fue una de las promotoras de ese acuerdo en la Plataforma Unitaria y, como ella, muchos otros dirigentes de la oposición están también empleados a fondo en respaldar y promover mi candidatura para estas elecciones del 28 de julio.
Hace un par de semanas, el Consejo Nacional Electoral (CNE) le revocó la invitación a la Unión Europea para que enviara observadores al proceso electoral. Algunos ven esto como una señal de que es poco probable que las elecciones vayan a ser justas y competitivas. ¿Cómo lo ve usted?
Es una mala señal del Ejecutivo de cara a la comunidad internacional.
Los observadores internacionales siempre dan garantías a los gobiernos.
Un gobierno que impide la presencia de observadores internacionales da una mala señal, como si quisiera ocultar algo.
Queremos que el proceso sea transparente y que las elecciones presidenciales puedan ser observadas por la mayor parte de observadores del mundo.
Sin embargo, hemos sustituido esa observación internacional por miles y miles de venezolanos que van a ser los observadores en este proceso y que con su voto van a producir la victoria a la que aspiramos.
¿Cree que será una elección justa?
Las elecciones en Venezuela no son justas, ni limpias ni equitativas.
Evidentemente que no lo son porque hay un desequilibrio en cuanto al (control de los) medios de comunicación. Ahí hay una desproporción evidente, que no permite a la oposición tener y contar con los mismos recursos que tiene el gobierno.
El gobierno utiliza todos los medios oficiales para hacer proselitismo y largas cadenas de televisión del candidato oficial.
Nosotros no tenemos esa misma oportunidad y eso ya de por sí muestra un desequilibrio.
En 2018 la oposición mayoritaria llamó a la abstención y no compitió contra Maduro. Ahora en cambio vemos una unidad en seguir la ruta electoral, pese a los obstáculos, y una unidad de acción para sustituir candidatos. ¿Piensa que se equivocaron hace 6 años? ¿Qué cambió ahora si aparentemente el escenario es el mismo?
Nosotros estamos apuntando hacia el futuro. No estamos viendo hacia atrás.
Queremos una misión que vaya hacia adelante y por eso es que estamos empeñados en que todo el proceso electoral sea equitativo, justo y transparente.
¿Cuál considera que ha sido el mayor error de la oposición en los últimos años?
Quizás el llamado a la abstención no fue lo más prudente en su momento, pero ahora estamos todos alineados en la ruta electoral, que es la que estamos empujando con fuerza.
Ese llamado a la abstención, y lo que pasó tras las protestas de 2017, además de la migración y otras decepciones, hace muy difícil para la oposición movilizar a su gente. ¿Por qué deberían millones de venezolanos que están decepcionados con la oposición venezolana confiar en usted?
Yo quiero ver hacia adelante. Yo no quiero encerrarme en el pasado.
Tenemos un proceso electoral en puertas. Tenemos una unidad que unánimemente escogió un candidato, tenemos toda la maquinaria de los partidos trabajando con fuerza por esa candidatura y por eso es que aspiramos tener una mayoría muy sustancial que coincida con los resultados de las últimas mediciones de opinión, que nos están dando un porcentaje bastante cómodo para ganar las elecciones el 28 de julio.
¿Qué llamado les hace a los millones de venezolanos que están decepcionados con la oposición?
Yo lo que veo es mucho ánimo, mucho entusiasmo, mucho interés en el proceso electoral.
[Veo a] Venezolanos que están dispuestos a apoyar la candidatura unitaria y dispuestos a salir de 25 años [de chavismo/madurismo] que han sido más que suficientes.
Usted acaba de decir que el escenario no es justo. ¿Cómo piensan ganar en las urnas al chavismo, que gobierna el país desde 1999 y sigue teniendo un apoyo firme en parte de la población?
Le ganaremos al chavismo con una fuerza mayoritaria que se expresará en las urnas y el respaldo de millones de venezolanos que están comprometidos con un cambio para Venezuela.
Para ganar es posible que necesite el voto del chavismo desencantado. ¿Cómo pretende convencer a los venezolanos que durante años apoyaron a Chávez y Maduro y que pueden verlo a usted y a la oposición como una amenaza?
El discurso que hemos mantenido a lo largo de estos días de campaña ha sido el de un llamado al reencuentro de los venezolanos, un llamado a la unidad nacional, un llamado donde el adversario es un adversario político y no un enemigo.
Aspiramos a que los sectores que apoyan al gobierno, que son cada vez menos, atiendan a nuestro llamado al reencuentro de los venezolanos.
Son cada vez son menos porque muchos de ellos ahora están apoyando nuestra candidatura.
Aún está lejos, ¿pero se imagina siendo presidente? ¿Qué es lo primero que haría?
Son tantas las cosas que tenemos que atender: la situación económica, la inflación, los salarios, las pensiones, la pobreza.
Según las últimas cifras de las Naciones Unidas, tenemos un 82% de la población viviendo en la pobreza. Esto representa un gran desafío para un nuevo gobierno.
Vamos a esforzarnos en un plan económico que busque recursos internacionales, que genere confianza y que atraiga inversión extranjera para poder superar las dificultades.
Ha nombrado varias prioridades, ¿pero cuál sería la prioridad número uno para el gobierno de Edmundo González Urrutia?
Son muchas, porque hay prioridades económicas, políticas y sociales.
Tenemos que recomponer y reinstitucionalizar el país. Queremos devolverles a los venezolanos elementos para que se reconcilien con la democracia.
¿Plantearía un gobierno de transición? ¿O algún tipo de pacto con el chavismo?
Todo eso se definirá en su momento. Nosotros estamos trabajando para ganar las elecciones primero.
Nuestro objetivo es ganar el 28 de julio y en eso estamos enfocados.
Una vez ganadas las elecciones ya se verá cómo vamos a trabajar en los días sucesivos.
Entonces no descarta un pacto con el chavismo…
La palabra pacto da lugar a muchas interpretaciones.
Creo que tenemos que buscar la reconciliación nacional y si eso incluye a sectores que actualmente están con el oficialismo, pues los incluiremos.
Aunque ganara, el chavismo no va a desaparecer y de hecho controlaría aún mucho poder, como la Asamblea Nacional. El chavismo también nombró a los miembros del Tribunal Supremo. ¿Cómo imaginaría esa coexistencia? ¿Temería no poder gobernar?
Esa situación evidentemente que la hemos analizado. Vamos a tener otros poderes del Estado en manos de la oposición.
Pero confiamos en que la magnitud de nuestra victoria será tan importante que abrirá paso a nuevas realidades políticas que incluirán negociaciones con el gobierno en el más amplio sentido.
Yo no descartaría ni anticiparía ningún resultado.
Los presidentes Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil) y Gustavo Petro (Colombia) son cercanos a Maduro pero han sido críticos con los obstáculos electorales e incluso han celebrado que haya un candidato unitario de oposición. ¿Cuál es la relación de la oposición con ellos y por qué los consideran actores clave?
Nosotros tenemos contacto fluido con los gobiernos de Brasil y Colombia, a través de sus representantes diplomáticos aquí en Caracas y a través de nuestro representante en las mesas de diálogo, Gerardo Blyde.
Mantenemos un diálogo fluido y abierto con ambos gobiernos y no solo de ahora, sino desde hace varios años.
¿Los considera como actores clave para un gobierno futuro?
Por supuesto, Brasil tiene un gran peso político en el hemisferio, mientras que Colombia es un vecino importante y ha sido un aliado clave para Venezuela en otras oportunidades.
Aspiramos mantener con ambos una relación fluida como la tuvimos en el pasado.
¿Tiene la oposición la infraestructura necesaria para fiscalizar los resultados del 28 de julio teniendo en cuenta que el chavismo tiene gran experiencia y maquinaria electoral?
Tenemos la capacidad y el entusiasmo para hacer cumplir los resultados de las elecciones.
Tenemos todos los grupos de trabajo aceitados y entrenados en el control del voto y eso lo vamos a demostrar el día de las elecciones.
Ya tenemos buena parte del padrón electoral empeñado en sus tareas de vigilancia del voto, y eso es clave para asegurar los resultados que vamos a obtener.
En enero de 2019 vimos como líder de la oposición a un diputado por entonces desconocido como Juan Guaidó. ¿Teme terminar como él, una persona que fue encumbrada y acabó casi olvidada por la propia oposición?
No me gusta compararme con otros líderes opositores. Las comparaciones por lo general resultan poco simpáticas.
¿No teme terminar como él?
No. Yo estoy empeñado en mi trabajo. Las encuestas de opinión me colocan muy por delante y con una ventaja sustancial con respecto al candidato oficialista.
Ese margen amplio de ventaja no nos hace desmayar, sino al contrario, nos impulsa.
Nos da aliento para continuar por ese camino que nos está dando buenos resultados.
Guaidó contó con el respaldo de Estados Unidos, que acaba de reinstaurar las sanciones contra el sector de petróleo y gas de Venezuela. El chavismo acusa a la oposición de estar detrás de las sanciones, que afectan a la economía del país. ¿Apoya usted las sanciones como castigo a un gobierno que Washington considera autoritario?
Con respecto a lo primero, nosotros contamos con el respaldo de los venezolanos, que es lo que nos importa.
Nos importa esencialmente el voto de los millones de venezolanos que estarán respaldando nuestra candidatura el 28 de julio.
Y con respecto a las sanciones, ¿las apoya?
El tema de las sanciones se verá y se analizará luego de nuestra victoria el 28 de junio.
Las sanciones tienen una razón y están vinculadas a acciones del gobierno y acciones individuales de algunos funcionarios del gobierno.
Las sanciones no son contra el país, sino contra individuos dentro del gobierno.
Si se encuentran irregularidades en el proceso electoral, ¿apoyaría usted más sanciones?
No. Nosotros estamos enfocados en ganar las elecciones. Ese es nuestro foco de atención. En eso estamos dedicando el 100% de nuestro trabajo hasta el día 28 de julio.
¿Cuál es la estrategia de su campaña electoral que acaba de comenzar?
El plan es continuar trabajando en nuestra candidatura y llevar nuestro mensaje a todos lados, a todos los sectores.
Este martes tuvimos un encuentro con alrededor de 100 mujeres de distintos sectores de Caracas.
Esta semana tengo reuniones con las cámaras de comercio, continúo dando entrevistas a los medios. Tengo reuniones con los comandos juveniles de los partidos de la alianza y con alcaldes de la alianza.
En fin, seguimos empeñados en este esfuerzo como desde el primer día.
¿Cuál considera que es el mayor reto de esta campaña?
Nuestro mayor reto es convencer a los que todavía dudan en la elección presidencial del 28 de julio que nos puede ayudar a recuperar la institucionalidad democrática y transformar a Venezuela.
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La vida del diplomático ya jubilado hace apenas tres meses consistía en asistir a conferencias, escribir esporádicamente artículos académicos y dedicar tiempo a su familia y a sus cuatro nietos.
Pero a finales de abril su vida dio un vuelco.
De cara a las elecciones presidenciales del 28 de julio, la oposición venezolana se había quedado sin opciones para enfrentarse al presidente Nicolás Maduro.