“Venezuela es una experiencia que ha fracasado”, afirmaba en 2022 un Gabriel Boric, recién nombrado presidente chileno, en referencia al régimen de Nicolás Maduro. Una postura que, contrario de suavizar, el mandatario del país austral ha reforzado con el pasar de los años y que parece estar llegando a un punto de presión que amenaza con una mayor inestabilidad regional, al menos en el terreno diplomático.
Desde que Gabriel Boric asumió la presidencia de Chile en marzo de 2022, el joven mandatario ha mantenido una tensa relación con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro. Boric, a diferencia de otros líderes de izquierda de la región, ha manifestado en repetidas ocasiones una posición crítica frente a la violación de derechos humanos que el régimen comete en Venezuela.
Ahora, las tensiones entre Santiago y Caracas llegaron al punto de que, el jueves, Boric decidió llamar a consultas a su embajador en Caracas, Jaime Gazmuri, luego de que el canciller venezolano, Yván Gil, desconoció la existencia del Tren de Aragua, una organización del crimen organizado a la que se le atribuye el aumento de las cifras de inseguridad en suelo chileno.
A eso se suma la más reciente declaración de la fiscalía chilena que señala que la principal hipótesis del secuestro y homicidio en Chile hace unos meses del militar disidente venezolano Ronald Ojeda se planeó directamente desde Venezuela. Por esto, la ministra del Interior chilena, Carolina Tohá, afirmó que su gobierno «demandará que Venezuela cumpla sus responsabilidades» por el caso Ojeda.
Aquí le dejamos las claves de esta tensión regional.
Chile exige que Venezuela colabore en el esclarecimiento del crimen de exmilitar
A la demanda contra Venezuela anunciada por Tohá en el marco de la investigación por el homicidio del exmilitar venezolano Ronald Ojeda, ocurrido en febrero pasado en Santiago, y cuya autoría y circunstancias aún no se han esclarecido; se le suma el hecho de que el subsecretario del Interior chileno, Manuel Monsalve, confirmó minutos más tarde en una rueda de prensa que el Ministerio Público emitió una orden de asistencia penal internacional, con el fin de que Venezuela colabore en el esclarecimiento del crimen del exmilitar de dicho país.
«Si el Gobierno venezolano no responde o no colabora, Chile tendrá que evaluar las medidas a tomar», apuntó Monsalve.
Las autoridades chilenas reaccionaron después de que la prensa difundiera este viernes unas declaraciones del fiscal, Héctor Barros, en un programa de la televisión chilena en el que insistía en que la hipótesis que se maneja desde el principio es que fue un acto político orquestado desde el país caribeño, aunque sin aportar pruebas.
«Hasta el momento no tengo otros antecedentes que nos demuestren o que nos indique hacia otro lado. En este caso, nosotros hemos descartado todas las tesis que tengan que ver con la participación de él en la comisión de algún ilícito, por lo tanto, la única tesis que queda vigente es la que usted indica”, respondió en el documental el fiscal Barros a la pregunta del periodista sobre si había un móvil político.
En este contexto, Tohá resaltó que «los aspectos internacionales» de la investigación «van a tomar un rol determinante» en los próximos días, tanto desde el Ministerio Público se aseguró haber descartado líneas investigativas como el autosecuestro o el secuestro extorsivo, fortaleciendo la hipótesis de un crimen político.
¿Qué se sabe de la muerte del exmilitar venezolano Ojeda?
De acuerdo a lo conocido hasta ahora, Ojeda habría sido sacado de su casa en Santiago de Chile la noche del 21 de febrero, casi desnudo, por un grupo de personas vestidas con uniformes de la Policía y conducido hacia un lugar desconocido.
Su cuerpo fue hallado en una comuna del sur de Santiago días después, debajo de un bloque de cemento, a unos 1,4 metros de profundidad.
La tensión con Venezuela se ha reactivado en las últimas horas después de que la madrugada del jueves un agente de la policía militarizada Carabineros de Chile muriera en un tiroteo con un grupo de delincuentes que se dedicaban a robar celulares a transeúntes, tres de los cuales eran venezolanos y uno colombiano. Uno de los delincuentes tenía una orden de expulsión no efectuada desde 2020.
Venezuela niega la existencia del ‘Tren de Aragua’ y agita las aguas diplomáticas
El canciller venezolano, Yván Gil, negó esta semana la existencia de la banda criminal internacional Tren de Aragua, algo que, de hecho, no es nuevo en Venezuela, dado que otros funcionarios, como el fiscal general, Tarek William Saab, insisten en lo mismo.
Venezuela insiste en que la banda desapareció porque hace más de seis meses la cárcel de Tocorón -lugar donde se originó- fue intervenida por los cuerpos de seguridad en Venezuela, desde ahí operaba la banda, pero sigue sin conocerse el paradero de su principal líder, alias El Niño Guerrero.
Sin embargo, según InsightCrime, que investiga amenazas a la seguridad nacional en América Latina, el Tren de Aragua es la estructura criminal más poderosa de Venezuela y el único grupo local que ha logrado afianzarse fuera de sus fronteras.
¿Qué decisión tomó Boric contra Venezuela?
El presidente de Chile llamó a consultas a su embajador en Caracas en protesta por las declaraciones del canciller venezolano.
«Las afirmaciones irresponsables del canciller de Venezuela (…) son profundamente preocupantes y constituyen un grave insulto para quienes han sido víctimas de esta organización», afirmó Boric el jueves en un acto en Santiago.
El más reciente cruce verbal entre las autoridades chilenas y venezolanas comenzó el lunes de esta semana cuando Gil dijo que «el Tren de Aragua es una ficción creada por la mediática internacional para tratar de crear una etiqueta inexistente». «Hemos visto, por ejemplo, como ridículamente aparecen videos incluso de gente que dice ‘somos del Tren de Aragua’, con acento peruano, con acento chileno», aseguró Gil delante de su homólogo colombiano, Luis Gilberto Murillo, en una reunión bilateral en la ciudad colombiana de Cúcuta.
Ante las críticas de las autoridades chilenas, Gil reiteró el martes que «el combate al flagelo de la delincuencia no puede apoyarse en la creación de una narrativa falsa» y que «se han creado etiquetas de bandas criminales con el único fin de enlodar el gentilicio venezolano y a su gobierno».
Boric aseguró el jueves que ese tipo de declaraciones demuestra «una falta de compromiso con la cooperación internacional necesaria en materia de seguridad» y «una negativa a abordar de manera efectiva los problemas transnacionales del crimen organizado».
El gobernante incluso afirmó que «Venezuela no está colaborando con los países del sur (…) y no se hace responsable de esta situación». Destacó que sí lo hace con Estados Unidos: «Sí acepta expulsiones desde Estados Unidos a Venezuela».
Gabriel Boric ha sido enfático en denunciar lo que ocurre dentro de Venezuela y que va en contravía de los derechos humanos. En 2023, aseguró que la situación de derechos humanos en Venezuela “es serio” y no una “construcción narrativa”, como dijo el presidente de Brasil, Lula da Silva, durante una cumbre de líderes regionales.
Más recientemente, en marzo pasado, pidió respeto por la oposición tras las detenciones contra varios colaboradores de María Corina Machado.
Por estas declaraciones, Maduro ha dicho que Boric pertenece a una “izquierda cobarde”. Mientras que el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, lo ha llamado “bobo”. “Creen que vamos a capitular porque un bobo como Boric salió a hablar pendejadas de Venezuela están equivocados, un gafo, saliendo a hablar mal de Venezuela”, dijo Cabello en 2022.
Motivaciones ideológicas y políticas estarían detrás de los roces entre Boric y Maduro
De acuerdo con analistas consultados por este diario, estos roces entre Boric y Maduro tendrían dos motivaciones: uno ideológico y otro político.
En el primer punto, Matías Franchini, dice que en América Latina hay dos tipos de líderes de izquierda. “La izquierda autoritaria de América Latina, representada por Nicaragua, Venezuela y Cuba, que apoya sin restricciones a Maduro. Y otra izquierda democrática, representada por Colombia y Brasil”, que optan por tener un acercamiento más pragmático. Para Franchini, sin embargo, Boric hace parte de una nueva generación distinta a Petro y a Lula “que critica el abuso contra los derechos humanos independiente del tipo de gobierno”.
Con esa visión coincide Leandro Lima, analista sénior de riesgo político en Control Risks. Lima dice que “Boric se descolgó del pensamiento típico de la Guerra Fría, impulsado por un sentimiento antiestadounidense, y que no justifica ningún tipo de autoritarismo”.
El segundo punto tiene que ver con un alza de las cifras de inseguridad en Chile y que muchos en ese país asocian directamente con Venezuela. El Tren de Aragua, considerado como una organización trasnacional del crimen que nació en territorio venezolano, y que tiene tentáculos en buena parte de América Latina, estaría detrás del incremento de la delincuencia en el país austral.
La seguridad, un punto central que requiere defender Boric
Para Caracas, el Tren de Aragua es una invención mediática. Sin embargo, para los chilenos es una amenaza real. “Boric ha venido creciendo en impupilaridad por el crimen. Chile había sido un país de baja delincuencia, y en los últimos años han subido los homicidios. Los chilenos tienen percepción de que el país es más violento y eso impacta en la imagen del presidente”, dice Franchini.
Esto ha hecho que Boric ponga en orden de importancia en su agenda nacional el asunto de la seguridad. Por eso, las versiones venezolanas en contra del Tren de Aragua son explosivas para ambas relaciones. En especial, porque los funcionarios chilenos estarían “frustrados” por la falta de cooperación de Venezuela para desarticular a esta banda.
“Las autoridades venezolanas no cooperan con Chile. Uno de los principales líderes del Tren de Aragua vivía en Santiago y, cuando se descubrió, huyó y las autoridades venezolanas no cooperaron. Eso generó frustración en Chile”, explicó Lima.
Ahora bien, el caso de Ronald Ojeda ha elevado al máximo las alertas de las autoridades chilenas. El militar fue secuestrado de su apartamento en Santiago y luego fue hallado sin vida bajo una loza de cemento, algo inédito para el oasis de seguridad que alguna vez fue Chile.
“El caso de Ronald Ojeda, por su nivel de sofisticación y la motivación política, es un insulto para Chile. El caso Ojeda es importante en este contexto de descontento con el gobierno venezolano que niega la existencia del Tren de Aragua”, acotó el analista de Control Risks.
¿Por qué Colombia y Brasil no utilizan el mismo tono con Maduro?
Sin embargo, es recurrente la pregunta de por qué Colombia y Brasil no suelen utilizar el mismo tono con Maduro. Para los analistas también es un tema práctico de relaciones diplomáticas.
“Chile no tiene frontera con Venezuela, pero ni Colombia ni Brasil pueden ignorar a su vecino. Chile tiene puede tener una relación más distante porque no hay proximidad geográfica. Aunque si bien es cierto que Chile ha recibido muchos migrantes venezolanos y ha habido episodios donde ciudadanos venezolanos aparecen involucrados en acciones criminales”, acota Franchini. En ese sentido, los desafíos van mucho más allá.
Presión de la derecha chilena puede complicar aún más las cosas
La derecha chilena más radical le exigió este viernes al presidente Gabriel Boric que expulse a diplomáticos venezolanos, congele las relaciones con Caracas y convoque al Consejo de Seguridad Nacional (Cosena) en respuesta al caso Ojeda.
Representantes del partido de extrema derecha liderado por José Antonio Kast exigieron este viernes al Gobierno que convoque al Cosena para “discutir y adoptar medidas estrictas frente a la grave vulneración de nuestra soberanía nacional por parte de la dictadura de Nicolás Maduro”.
Entre ellas, congelar las relaciones con Caracas, “al menos hasta tener la certeza de que estos grupos de delincuentes están fuera del país”, afirmó en la senadora republicana, Carmen Gloria Aravena, en alusión a los migrantes venezolanos.
«Los análisis del Gobierno de Chile ya no son suficientes ni representan un consuelo para los familiares de las víctimas. Necesitamos saber cuántos inmigrantes ilegales han sido expulsados y cuántos quedan aún por expulsar de nuestro país”, recalcó.
Por su parte, los diputados Cristian Labbé y Gustavo Benavente, miembros del partido de derecha Unidad Democrática Independiente (UDI), creado durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1989), también exigieron al Gobierno que presente una denuncia contra Venezuela ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y le acuse de promover el crimen organizado y la migración irregular en la región.