La Comisión Europea necesita que AstraZeneca cumpla con el contrato para salvar el calendario de vacunación en la Unión Europea.
Nacho Alarcón | El Confidencial
Tres horas de reunión entre Pascal Soriot, CEO de AstraZeneca, y los representantes de la Comisión Europea y los Veintisiete no sirvieron para resolver las muchas diferencias, golpes bajos, acusaciones y puñaladas que llevan acumulados el Ejecutivo comunitario y la farmacéutica. No hay todavía solución, pero para Bruselas no existe otra posibilidad que encontrarla. El pasado viernes, AstraZeneca comunicó a las autoridades europeas que no iba a poder cumplir con su contrato: no iba a poder entregar todas las dosis que había acordado con la Comisión Europea para el primer trimestre. Pero no iban a faltar algunas dosis, sino que iban a faltar millones de ellas. Fuentes comunitarias confirmaban este miércoles que la compañía únicamente se comprometía a entregar un cuarto de las acordadas. “Inaceptable”, explican.
Inaceptable, porque eso pone en serios aprietos la velocidad a la que estaba previsto que se desarrollara el plan de vacunación a nivel europeo. Hace una semana, la Comisión Europea pidió a los Estados miembros que en marzo hubieran vacunado al 80% de los mayores de 80 años y personal médico, y que en verano fueran el 70% de la población. Prácticamente, significa completar la vacunación en el próximo medio año. Sin la vacuna de AstraZeneca llegando en las cantidades previstas y en las fechas fijadas, eso se haría todavía más difícil de lo que ya es.
Fuentes europeas explicaban este miércoles que el caso de AstraZeneca era especialmente frustrante: se suponía que iba a ser la primera vacuna en llegar al mercado y también la que se produciría en mayores cantidades. Muchos Estados miembros apostaron por su fórmula, porque era la vacuna más barata, la más fácil de adquirir. Solamente la llegada temprana de la vacuna de Pfizer ha evitado un comienzo de la vacunación todavía más errático que el que se está produciendo: Europa está muy por detrás en porcentaje de población vacunada que países como Estados Unidos, Reino Unido o Israel.
Bruselas necesita resolver este problema en los próximos días si quiere mantener la ambición sobre su calendario de vacunación. Por lo pronto, el Ejecutivo comunitario no se plantea mover los objetivos puestos a los Estados miembros. “No estamos revisando nuestros objetivos, estamos haciendo todo lo posible para que el cumplimiento de esas metas sea posible”, ha explicado un portavoz comunitario.
El tablero diplomático
Uno de los puntos de conflicto salió a la luz el miércoles por la mañana. Pascal Soriot, CEO de la compañía, explicaba a unos medios de comunicación europeos que AstraZeneca tenía un acuerdo con el Reino Unido por el que las dosis producidas en las fábricas británicas debían servir primero las necesidades del país. Y no solamente eso: el Gobierno británico había firmado el contrato con la empresa varios meses antes.
Ambas ideas han sentado muy mal en Bruselas, que las rechaza. Kyriakides ha señalado que la idea de que porque el Reino Unido haya firmado antes el contrato debe tener preferencia puede funcionar “en la carnicería del barrio”, pero que lo que tienen la Comisión y AstraZeneca es un contrato que debe cumplirse. Por otro lado, una fuente comunitaria explica que las dos plantas de la farmacéutica en suelo británico forman parte del contrato, y eso significa que tienen que ser utilizadas también para cumplir con los compromisos que en él se recogen.
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