El Gobierno de España se mantiene firme en su postura de no reconocer a Edmundo González como presidente electo tras las elecciones del pasado 28 de julio en Venezuela, pese a los llamamientos en ese sentido de Congreso y Senado abanderados por el Partido Popular, pero con el paso de las semanas ha ido modulando su lenguaje a la hora de hablar de estos comicios y sí admite que sería el ganador.
El propio Pedro Sánchez volvió a reiterarlo este mismo miércoles desde Nueva York: España no va «quebrar la unidad europea». Por el momento, los Veintisiete no han querido avanzar hacia el reconocimiento del candidato opositor como presidente electo ya que aún está fresco en su recuerdo el precedente de Juan Guaidó, aunque el caso no es estrictamente el mismo.
El entonces presidente de la Asamblea Nacional se autoproclamó presidente encargado en enero de 2019 y decenas de países, entre ellos España y socios europeos, le reconocieron como tal, pero este gesto no sirvió para desalojar en última instancia a Nicolás Maduro del poder.
«La labor que tenemos los gobiernos de España y de todos los Estados miembros es crear las condiciones para que haya un acuerdo entre las partes en Venezuela y que logremos salir de esta situación muy frustrante», puntualizó el presidente del Gobierno, justificando así la decisión de los Veintisiete de no inclinar por ahora la balanza del lado de González.
Pero el hecho de que no se quiera reconocer al opositor como presidente electo no supone por contra que se reconozca a Maduro como ganador, tal y como anunció el Consejo Nacional Electoral (CNE) y ratificó posteriormente el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
El Gobierno ha venido exigiendo desde el primer momento la publicación de todas las actas electorales del 28 de julio para que estas puedan ser verificadas y defendiendo la necesidad de respetar la voluntad expresada libremente por los venezolanos en las urnas, que votaron masivamente en esta ocasión.
Y en línea con estos dos planteamientos, ha ido avanzando tímidamente en su posición, sobre todo después de que el Centro Carter, que había observado los comicios, dijera que estos no habían cumplido «los estándares internacionales» y de que la oposición publicara el 80% de las actas electorales. Según las mismas, González se habría impuesto con casi el 70% de los votos, cerca de 8 millones.
CUESTIONAMIENTO DEL RESULTADO OFICIAL
Así las cosas, el 16 de agosto, aprovechando la toma de posesión del presidente de República Dominicana, Luis Abinader, España y una veintena de países, esencialmente iberoamericanos pero también Estados Unidos y algunos europeos, suscribieron una declaración en la que tomaban nota de la publicación de «una versión digital de más del 80% de las actas electorales, que arrojan un resultado distinto al publicado por el CNE» y advertían de que «toda demora» en la publicación de la totalidad de las actas oficiales «pone en cuestión los resultados publicados oficialmente el pasado 2 de agosto de 2024».
El siguiente punto de inflexión se produjo el 24 de agosto con la declaración del Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, en nombre de los Veintisiete. En ella se afirma que «de acuerdo con las copias públicamente disponibles de las actas, Edmundo González Urrutia sería el ganador de las elecciones presidenciales por una mayoría amplia».
Asimismo, se recuerda que «el Panel de Expertos de las Naciones Unidas ha confirmado que una muestra de las actas revisadas publicadas por la oposición presenta las características de seguridad de los registros de resultados originales, lo que confirma su fiabilidad». Con ello la UE, y con ella España, viene a admitir que el opositor ganó pero no le reconoce como presidente electo.
Unos días más tarde, en una entrevista, el ministro dejó abierta la puerta a la imposición de más sanciones al Gobierno venezolano. «No descarto nada», señaló. Y esa misma semana, a su llegada a la reunión de ministros de Exteriores de la UE en Bruselas el 29 de agosto dijo que había que «rendirse a la evidencia» de que Maduro no tenía «voluntad» de publicar las actas y por tanto la UE debía analizar las «herramientas» de las que dispone para hacer efectivo lo expresado por los venezolanos en las urnas.
ACOGIDA DEL «HÉROE» GONZÁLEZ
El siguiente punto de inflexión se produjo el fin de semana del 7 y 8 de septiembre. Ante el Comité Federal del PSOE, Sánchez sostuvo que Edmundo González era «un héroe» de Venezuela a quien España «no va abandonar». Para cuando pronunció estas palabras en Venezuela ya se estaban ultimando los detalles de su salida hacia España para solicitar asilo.
La noticia se conoció en la madrugada del 8 de septiembre, cuando Sánchez volaba hacia China. «La posición del Gobierno de España no cambia en absoluto con respecto a lo que era anteriormente a la salida de Edmundo González», puntualizó entonces Albares, exigiendo de nuevo la publicación de todas las actas y recalcando que España no reconocería «ninguna supuesta victoria si eso no se puede hacer».
Tras su llegada a Madrid, el candidato opositor se ha reunido tanto con Sánchez como con Albares, pero eso no ha ablandado al Gobierno en su postura, como tampoco lo han hecho los llamamientos para reconocerle como presidente electo aprobados por el Congreso de los Diputados el 11 de septiembre y el Senado el 18 de septiembre. Tampoco el reconocimiento como «presidente legítimo» realizado por la Eurocámara el 19 de septiembre.
MANTENER EL MARGEN DE MEDIACIÓN
Según Sánchez, no reconocer a Edmundo González como presidente electo y mantenerse dentro de la postura adoptada por la UE permite «tener margen de mediación de aquí a finales de año, para que podamos encontrar una salida que vehicule la voluntad democrática expresada en las urnas por el pueblo venezolano». El argumento se sustenta en el hecho de que el nuevo mandato presidencial no arrancará hasta el 10 de enero, así que se considera que aún hay margen para que Gobierno y oposición se sienten a dialogar.
Y precisamente esa apuesta por el diálogo es la que hicieron este jueves una treintena de países, entre ellos España, tras una reunión promovida por Estados Unidos en los márgenes de la Asamblea General de la ONU: «Ahora es el momento de que los líderes políticos venezolanos inicien discusiones constructivas e inclusivas sobre una transición con garantías para ambas partes para resolver el ‘impás’ político del país y restaurar pacíficamente las instituciones democráticas».
Pero esa declaración conjunta también vuelve a poner negro sobre blanco que Edmundo González «según los datos electorales disponibles públicamente fue el que más votos obtuvo en las elecciones del 28 de julio».
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores recalcan que esta frase no supone un reconocimiento implícito de que Edmundo González es el presidente electo de Venezuela y ponen el lenguaje en línea con lo ya manifestado en su momento por los Veintisiete. Entonces, la UE dijo que «sería el ganador» y ahora los países firmantes, entre los que están europeos como Francia, Alemania o Italia, admiten que fue «el que más votos obtuvo».
Con todo, aunque España respalda ambos pronuciamientos y por tanto reconoce que quien ganó fue Edmundo González y no Maduro, se mantiene firme en no reconocerle como «presidente electo», como le reclama con insistencia el PP.
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