La Unión Europea ha movido fichas en el debate por la sucesión en la dirección del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), una pieza clave en el tablero de las ayudas internacionales en América Latina. Frente a la intención de Donald Trump de colocar a un estadounidense en la jefatura, en contra de la tradición que reserva ese sillón para un latinoamericano, el servicio exterior europeo propone la suspensión de las elecciones hasta marzo de 2021, cuando ya se hayan realizado las presidenciales de noviembre en Estados Unidos.
Por FEDERICO RIVAS MOLINA – EL PAÍS
En una carta enviada a los países con capital en el Banco, y a la que tuvo acceso EL PAÍS, el alto representante para la Política Exterior y Seguridad Común, el español Josep Borrell, considera que la pandemia no permite prestar “la atención necesaria” al relevo de la institución, sobre todo “si consideramos la presentación, sin precedentes, de una candidatura para presidir el Banco por parte del Gobierno de los Estados Unidos”.
Las recomendaciones de la cancillería europea no son vinculantes y dependerá ahora de la decisión de los socios si apoyan o no la iniciativa promovida desde Bruselas. Está detrás el rechazo comunitario a la movida de Trump de romper con una tradición diplomática respetada durante 60 años: la jefatura del Banco Mundial es para un estadounidense; la dirección gerente del Fondo Monetario Internacional, para un europeo; y el mando del BID, para un latinoamericano. Cuando Trump propuso para este último cargo al cubano estadounidense Mauricio Claver-Carone rompió un equilibrio que puede dejar en minoría 2-1 a la Unión Europea en el tridente formado por los principales organismos multilaterales de crédito. Borrell, en un texto fechado el 30 de julio, no oculta el desacuerdo europeo comunitario con la movida de Washington.
“Desde su fundación en 1959, el BID ha sido dirigido por un presidente latinoamericano y un vicepresidente propuesto por los Estados Unidos. Esta fue la visión de los presidentes Eisenhower y Kennedy, quienes acordaron la necesidad de fortalecer la identidad latinoamericana del Banco (…) Creemos que cambiar este modelo es una política de largo alcance que solo puede ser el resultado de una reflexión tranquila”, dice el texto. La elección está prevista para septiembre, pero Borrell propone posponerla hasta la Asamblea de Gobernadores prevista para marzo próximo. Para esa fecha estará definido el nombre del presidente de Estados Unidos, ya sea que Donald Trump consiga la reelección o que gane el demócrata Joe Biden. “No es una buena idea romper con la práctica de que el presidente del BID sea un país latinoamericano, especialmente en vísperas de las elecciones en Estados Unidos”, dicen en el entorno de Borrell.
La propuesta de la Comisión Europea no fue consensuada con América Latina, donde el tablero se inclina claramente hacia el candidato de Estados Unidos. Mauricio Claver-Carone tiene el apoyo de al menos la mitad de los Gobiernos americanos, entre ellos los de Brasil y Colombia -dos piezas clave en el engranaje regional-, y su país sigue ejerciendo de dueño y señor en el accionariado del Banco (tiene el 30% de los derechos de voto, a años luz del resto de socios). Así las cosas, la única posibilidad de que el hombre de Trump no suceda al colombiano Luis Alberto Moreno, en su puesto desde 2005, es la suspensión de la elección. En América Latina, la posibilidad de posponer la fecha puede caer bien en Argentina, que ha ratificado que mantendrá la candidatura de Gustavo Béliz pese a su desventaja evidente. Béliz cuenta con una promesa de apoyo que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, hizo a su par argentino, Alberto Fernández. Pero la buena sintonía que el mexicano mostró con Trump durante su visita a Washington hace tambalear el compromiso mexicano.
Si México y Argentina más al menos cuatro grandes aportantes europeos al BID, como España, Alemania, Francia e Italia se abstienen en la votación de septiembre sería posible demorar la elección del presidente. Bastará sumar a algún otro país de peso, como Japón, para que la estrategia quede consumada. Borrell aclara en la carta que el aplazamiento electoral “no tiene que significar una extensión del mandato de Luis Alberto Moreno”, porque los estatutos permiten que el vicepresidente ejecutivo del BID asuma en su lugar si es necesario.
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