El pasado viernes 17 de marzo comenzaron a circular por las redes sociales unos inesperados rumores según los cuales las autoridades habían realizado una serie de detenciones casi sin precedentes. Sin información oficial detallada, lo único disponible era un comunicado de la Policía Nacional Anticorrupción -una institución de la que hasta entonces nadie había oído hablar- en el que anunciaba que había solicitado al Ministerio Público la apertura de un proceso judicial contra “una serie de individuos” con posiciones en el poder judicial, la industria petrolera y algunas alcaldías.
No había detalles, nombres, cargos, sólo que se trataba de corrupción administrativa y malversación de fondos. Poco después se supo que entre los afectados estaba el superintendente de Criptomonedas, Joselit Ramírez Camacho, un funcionario estrechamente vinculado al poderoso ministro de Petróleo, Tareck El Aissami.
Esa tarde las historias extraoficiales rondaron por todas partes. Al corrillo se sumó la del apresamiento de varios de los dueños de las empresas de construcción que en los últimos años levantaron modernos edificios en Las Mercedes, una zona comercial de clase media-alta de Caracas, proyectos que contribuyeron a alimentar la leyenda de que “Venezuela se arregló”. También, el de jueces, alcaldes, diputados y ex altos funcionarios regionales, todos identificados con el chavismo y, más precisamente, aliados de El Aissami.
ICE HSI announces new charges and a reward of up to $10 million for information leading to the arrest and/or conviction of former Venezuelan VP Tareck El Aissami. Any info can be sent to: [email protected]. https://t.co/fg1wMBXlTN pic.twitter.com/7dwMt8uKj7
— ICE (@ICEgov) March 27, 2020
Ramírez también afirma que, además, el funcionario de origen sirio acumuló demasiado poder, lo que le convirtió en un peligro para otras fuerzas del propio movimiento oficialista. “Es uno de los operadores más eficaces y más peligrosos del chavismo”, aseguró durante la entrevista.
Por eso, todo indica que, gracias a su cercanía con Maduro quedará exento de consecuencias mayores, al menos de carácter judicial, y bajo la protección del mandatario chavista.
Quedan menos «familias»
Tradicionalmente, cuando los equilibrios de poder se quiebran dentro del chavismo, el ejecutivo toma acciones concretas. En el gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez, la medida favorita para detener cualquier liderazgo emergente en las filas del PSUV era destituir a los funcionarios (especialmente a aquellos que amenazaban con hacerle sombra al mandatario) y enviarlos a una embajada en el extranjero.
Pero Maduro tiene un estilo más radical. Si bien con algunos poderosos militantes históricos, como Elías Jaua, ha sido más sutil, otros han terminado exiliados, tras ser acusados por la justicia por su presunta corrupción.
El precedente -quizás el único- que tiene la caída de El Aissami es el hundimiento de Ramírez, quien fue el todopoderoso zar del petróleo en Venezuela y uno de los pocos hombres de confianza de Chávez. Ahora enfrenta desde el exterior un proceso judicial en Venezuela por presuntos actos de corrupción mientras estuvo al frente de Pdvsa.
Tras los recientes acontecimientos, el número de “familias políticas” en el chavismo se reduce todavía más. El proceso de depuración lleva años. En 2017 había siete clanes de poder, contando al propio Maduro y su esposa, Cilia Flores. El resto de los grupos estaban liderados por Diosdado Cabello, Tareck El Aissami, Carmen Meléndez, Elías Jaua, Jorge Arreaza y Aristóbulo Istúriz. Totalmente marginados y sin poder alguno, quedan figuras históricas del viejo chavismo como Rafael Ramírez, Jorge Giordani y Héctor Navarro, quienes han sido sumamente críticos con Maduro.
Precisamente, Ramírez entiende que toda la movida con El Aissami muestra la debilidad del gobierno de Maduro. Pero todo dependerá de cómo juegan sus fichas los protagonistas en las próximas semanas. Los otros dos hombres fuertes del chavismo – Cabello y Rodríguez- ya han insinuado sus jugadas.
“Hay 19 detenidos hasta el momento, y estoy seguro de que vienen más”, dijo Rodríguez durante una intervención en el Parlamento que preside. En el mismo espacio, Cabello habló de la lucha contra la corrupción como “una batalla dura” en la que a veces se interponen los afectos. “Como dijo el padre Bolívar: ‘Entre un principio y un amigo, me quedo con el principio’. Que cada quien responda ante la justicia de acuerdo a lo que corresponda”.
Mientras tanto, desde el Ministerio Público -controlado por el chavismo– el fiscal Tareck William Saab confirmó que las detenciones son el preámbulo de lo que se avecina. Lo cual quiere decir que de esta historia aún no se conoce el punto final.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones, descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale clic a +Unirme.