Una nueva víctima de Rebeca García y su hermano, acusados por acoso sexual a mujeres y niños en El Hatillo, ha dado a conocer su testimonio en redes sociales. Reveló que se vio obligada a abandonar el país debido al constante miedo que vivía a diario.
En su cuenta de X (antiguo Twitter), Daniela Belloso publicó un hilo en el que relataba cómo los constantes acosos por parte de los hermanos García habían perturbado su paz, su tranquilidad, la seguridad de su familia y de su entorno social, incluyendo su hogar, su club y su lugar de trabajo.
Sin embargo, pocas horas después de haber compartido su testimonio, su cuenta fue suspendida, lo que llevó a que algunos familiares a tener que volver a publicarlo.
Según la nueva publicación, Daniela Belloso fue víctima de Rebeca y Francisco García durante más de siete años.
«Rebeca me vio por primera vez en el Club La Lagunita, yo iba casi todos los días al gimnasio en mi club, hasta que comenzó el acoso (…) Una vez me pegó una nalgada con una toalla, me esperaba fuera del gimnasio, me seguía a mi casa, esperaba con el carro fuera del edificio y se quedaba viendo a ver si salía o no. Se sabía las placas de todos los carros de mi familia», detalla la víctima.
Belloso asegura que en ese momento se contactó con la familia, quienes confirmaron que Rebeca sufre de desequilibrios mentales, incluyendo trastorno límite de personalidad, y que su estado empeoraba cuando consumía drogas y no tomaba su medicación adecuada.
Relata que decidió actuar y presentar una denuncia ante la Policía Nacional, pero no obtuvo la respuesta que esperaba, ya que se sintió frustrada al ser tratada con burlas por parte de algunos agentes.
En varias ocasiones, los policías se tomaban la situación a risa, incluso llegaron a enviarle mensajes con tono jocoso como «hola bella» o pidiendo que le enviaran a la «loca» para recibir algunos obsequios.
Obligada a emigrar
La situación llegó a tal extremo que para recuperar su tranquilidad, se vio obligada a emigrar a España, ya que las autoridades no tomaron medidas al respecto. A pesar de la distancia que intentó mantener, no logró escapar de la persecución de sus agresores.
Al llegar a España, experimentó un sentimiento de tranquilidad que la llevó a cambiar su número telefónico, correo electrónico y a cerrar sus redes sociales. Sin embargo, continuó recibiendo amenazas, llegando incluso a recibir la advertencia de que quemarían su lugar de trabajo si no revelaba su información de contacto.
«En 2018 me fui de Venezuela intentando que se calmara un poco toda esta locura (…) Volví a Venezuela en marzo de 2019, y a los pocos días de llegar, sucedió el gran apagón nacional. Aprovechando la oscuridad, se metió en el edificio y llegó a la puerta de mi casa unos vecinos lograron sacarla», relata.
«Me vi obligada a irme del país de nuevo, no podía seguir viviendo con miedo todos los días», dijo.
Daniela Belloso narra que ahora, al descubrir que Rebeca García se encontraba en España sus miedos regresaron. «Llegamos a hoy, donde durante todos los otros años compartí miedos e incertidumbres con mis amigas cercanas y vivía sus miedos con ellas, dudaba si hablar públicamente ya que me ha costado bastante borrar mi huella digital, y me sentía insegura sabiendo que ella ahora esta en Madrid».
Esta nueva declaración se suma a las múltiples acusaciones contra Rebeca García y su hermano, quienes han sido señalados por diversos actos de acoso sexual en El Hatillo.
Fiscalía solicitó a España la extradición de los hermanos García
El fiscal general, Tarek William Saab confirmó este viernes que los hermanos Rebeca y Francisco García se encuentran actualmente en España.
En su cuenta de X, antes Twitter, Saab señaló que el Ministerio Público (MP) por medio de la Dirección de Asuntos Internacionales está solicitando a España la ubicación de ambos hermanos, quienes están siendo investigados por cometer presuntos actos de acoso sexual en el municipio El Hatillo del estado Miranda, para los respectivos trámites de extradición.
“El Ministerio Público espera que la Justicia española no califique a estos depravados —hoy prófugos— como ‘perseguidos políticos’, tal como suelen hacerlo innumerables veces con acusados por los delitos de terrorismo, corrupción y narcotráfico”, expuso.
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