La ONG Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) alertó sobre un “brote de tuberculosis y hepatitis” dentro del Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF), única prisión solo para mujeres en Venezuela, ubicada en la ciudad de Los Teques en el céntrico estado Miranda.
En una nota de prensa, la organización aseguró que familiares de las reclusas han reportado esta situación y que, ante la propagación de las enfermedades, “las presas son obligadas a usar tapabocas, pero no se los proporcionan y ellas mismas deben buscar la forma de protegerse”.
El observatorio recordó que este centro de reclusión “alberga a 655 privadas de libertad, aunque la capacidad instalada es para 400 mujeres”, lo que mantiene el penal en un “hacinamiento crítico”.
“Desde OVP hacemos un llamado al Ministerio de Servicios Penitenciarios para que brinden atención médica oportuna y preventiva a esta población penal, así como también al personal penitenciario. El objetivo es evitar la propagación de enfermedades contagiosas que incluso puedan afectar a los familiares y las comunidades aledañas”, apuntó la ONG.
El pasado 23 de marzo, esta organización presentó su informe anual en el que reveló que la desnutrición y la tuberculosis son las “primeras causas de muerte” en las cárceles de Venezuela, y que en 2022 fallecieron 76 presos, 55 de ellos “por hambre y falta de atención médica”.
De acuerdo con el estudio, 2022 fue el año con el porcentaje más elevado de fallecidos por salud en cárceles, calculado en un 72,37 %.
A esta cifra se suman los decesos en calabozos de detención preventiva, donde el OVP computó 53 muertes, 27 de ellas “por condiciones de salud”.
En ese momento, el observatorio explicó que la situación de hacinamiento, que, aseguró, es del 64,19 %, y el encierro generan la proliferación de patologías como la tuberculosis, neumonía, hepatitis, paludismo, enfermedades cardiovasculares, en la piel y gastrointestinales que, según la investigación, no son correctamente atendidas.
“El abandono de las personas privadas de libertad y las precarias condiciones de reclusión en las que permanecen representa el mayor peligro a la salud. Las cárceles se han convertido en un nicho para la proliferación de enfermedades, en aumento van los casos donde la persona llega al lugar de reclusión en buen estado de salud y en el transcurso de la detención la misma va en detrimento”, subrayó.
El OVP insistió en que el Estado no desarrolló programas de control y asistencia para enfermedades comunes ni activó servicios de salud carcelaria con personal calificado, disponibilidad de medicamentos, atención y medios de traslado en casos de emergencia.
En otro orden, en un informe anterior, el observatorio denunció que más de 400 presos de una cárcel del estado Bolívar, en el sur de Venezuela, reciben malos tratos y son privados de varios derechos por no pagar extorsiones al cabecilla de los delincuentes en el centro de detención.
En una nota de prensa, la organización detalló que se trata del Internado Judicial de Ciudad Bolívar, conocido como Vista Hermosa, donde permanecen unos 1.790 privados de libertad, de los cuales “al menos unos 400 hombres son rechazados por el pran (líder de la cárcel), quien tiene el control”.
Los presos, prosigue el escrito, están obligados a pagar 20 dólares a la semana, y quienes no cumplan con esta cuota son expulsados y obligados a dormir a la intemperie y sin “derecho a recorrer las instalaciones, ni recibir visitas” o los alimentos que les llevan sus familias.
“Vista Hermosa tampoco escapa de las enfermedades que azotan a las cárceles venezolanas. Se pudo conocer que existen al menos 34 reclusos con tuberculosis y tres con VIH, quienes no reciben atención médica con regularidad y mucho menos el tratamiento adecuado”, afirmó la ONG.
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