La Operación Gedeón, el complot que buscaba deponer al cuestionado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, comenzó a naufragar mucho antes de que varios de sus combatientes se hicieran a la mar.
A partir de la información contenida en declaraciones de las autoridades venezolanas, CNN pudo determinar que el gobierno chavista infiltró al movimiento y conocía al detalle a sus protagonistas.
Tenían incluso los nombres de los tres veteranos de las fuerzas especiales de Estados Unidos que reconocieron su participación en la conspiración y que hicieron públicos el 25 de marzo en una rueda de prensa en el palacio presidencial de Miraflores, exactamente 39 días antes de que detuvieran a dos de ellos en las costas del litoral central venezolano.
El primer indicio de esta saga comenzó el 23 de marzo con la incautación de un cargamento de armas dentro de un vehículo. La Policía Metropolitana de Santa Marta, una ciudad ubicada en la costa del Caribe colombiano, informó entonces que tenían algunas pistas sobre la procedencia del material.
En el auto solo viajaba el conductor, quien declaró a las autoridades que desconocía qué estaba transportando hacia Riohacha, una población localizada a hora y media de la frontera con Venezuela.
De acuerdo con el reporte, dentro de varias maletas había 26 fusiles AR15 de asalto calibre 5.56 sin marca ni serie, 36 culatines para fusil, 28 visores nocturnos de dos ojos, nueve visores nocturnos de un ojo sin marca, ocho silenciadores de fusil, 21 unidades de mira para fusil marca Sig Sauer, 24 unidades de mira para fusil marca Sparc, cuatro binoculares nocturnos sin marca, 30 miras láser de un punto marca Sigthmark, 14 designadores láser marca Steiner, 7 designadores láser marca Sniper, dos radios de comunicaciones marca Motorola xpr3500, 43 baterías marca Motorola con su respectivo click, 15 cascos militares tácticos marca Heds color tierra, tres chalecos antibalas marca Crye Precision.
Semejante arsenal era una encomienda que el conductor -que no fue identificado- debía entregar a una mujer llamada “Yesid”, quien, a su vez, debía hacérselo llegar a un hombre identificado como alias “Pantera”, asegura la nota de prensa.
“Pantera” era el apodo del capitán Robert Colina Ibarra, uno de los hombres que se embarcó en el audaz operativo que el 3 de mayo intentó, sin éxito, entrar a Venezuela a bordo de lanchas rápidas por las costas de los estados La Guaira y Aragua y detener a Maduro y a otras figuras de su gobierno.
Aunque no aparece en la lista de detenidos suministrada por el Ministerio de Comunicación e Información de Venezuela, una fuente ligada a la conspiración le confirmó a CNN que Colina Ibarra formaba parte de la expedición y falleció -según confirmó el 4 de mayo en una intervención televisada el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello- en circunstancias que no han sido aclaradas.
El general de brigada retirado Antonio Rivero describió a Colina Ibarra como un oficial con excelentes condiciones atléticas y de táctica militar. Había sido escolta de Andrés Izarra, exministro de Comunicación e Información y de Turismo en la gestión de Hugo Chávez. “Tenía un dominio básico del inglés y era el mejor del grupo de expedicionarios”, explicó.
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