«No soy valiente, soy inconsciente», bromea Tomás Farini ante una pregunta de un periodista sobre si tiene miedo de sufrir un atentado como el expolítico Alejo Vidal-Quadras, por su apoyo a la oposición iraní. En el caso de Farini, su batalla no es contra el régimen de los Ayatolás sino contra el chavismo y Nicolás Maduro, quien han impuesto un «terrorismo de Estado» en Venezuela, donde los delitos de lesa humanidad «se producen de forma sistemática».
El abogado argentino ha adquirido notoriedad por ser uno de los impulsores de la investigación y la posterior orden de detención en suelo argentino contra Maduro, por «secuestro, tortura y asesinatos», a raíz de varias denuncias de venezolanos que viven refugiados en Argentina. La iniciativa, promovida por el Foro Argentino para la Democracia en la Región (Fader), nació coincidiendo con la esperada visita de Maduro, por invitación del anterior presidente de Argentina, Alberto Fernández, para participar en una cumbre de la Comunidad de Estados Americanos y Caribeños (Celac). El mandatario chavista, contra el que hay abierta otra investigación por crímenes de lesa humanidad ante la Corte Penal Internacional (CPI), decidió entonces no viajar a Argentina. El proceso argentino, sin embargo, continuó y el pasado mes de septiembre cristalizó en una orden de detención no solo contra Maduro, sino también contra el ministro del Interior, Diosdado Cabello, y una treintena de altos cargos del chavismo.
Farini, que participó este miércoles en Madrid en el foro ‘Víctimas, defensores y justicia internacional’, organizado por la World Jurist Association, conversó después sobre las complejidades para detener a Maduro y el cuestionado papel que está ejerciendo la CPI y su fiscal general, Karim Khan.
—Mientras este foro debate sobre el arresto de Maduro, el presidente venezolano acaba de viajar a Kazán para participar en la cumbre de los BRICS…
—Incluso si logramos las notificaciones rojas de la Interpol, lo que va a ser muy difícil, esto va a seguir pasando. Todas las órdenes de captura funcionan en la medida que los países que las reciben quieran cumplirlas. La Interpol no tiene una policía propia, por lo tanto, si no hay una voluntad política de cumplir las órdenes, no se cumplen. Por eso, Rusia, China, Cuba… van a ser países donde esta gente va a poder circular incluso si logramos una notificación.
—¿Qué se necesita para lograr esas notificaciones rojas de la Interpol?
—Que Interpol quiera activarla, lo que no es fácil. No es fácil por dos razones: primero, porque se trata de mandatarios extranjeros, y Maduro lo es hasta el 10 de enero. Y lo que va a decir Interpol, probablemente, es que hay una inmunidad que surge de la Convención de Viena. Esto no ocurriría si la CPI dictara la captura, porque cuando uno ha suscrito el Tratado de Roma, expresamente renuncia a esas inmunidades. Esa es la diferencia entre una captura ordenada por Argentina de otra ordenada por la CPI.
—¿Por qué es tan ambigua la CPI respecto a los crímenes de lesa humanidad cometidos por Maduro frente a otras decisiones recientes tomadas contra el presidente Putin o el primer ministro Netanyahu, sobre los que sí ha dictado orden de captura?
—No lo entiendo, y no tengo una respuesta para eso. Si me pregunta jurídicamente, como abogado, no hay ninguna razón para que no haya una orden de captura contra Nicolás Maduro por los crímenes que comete en Venezuela. Precisamente, algo que hace comparable los casos, es que el estandard probatorio en otros casos es incluso inferior y se han realizado las órdenes de captura. La de Netanyahu no se si tardó dos meses entre la petición y la orden; en el caso de Venezuela, en el que se lleva nueve años trabajando, no ha pasado nada. No tengo una respuesta jurídica a esto, probablemente esté en otro lado y podría especular sobre ella, pero no la puedo saber.
«El estandard probatorio en otros casos en la CPI es incluso inferior al de Maduro y se han realizado las órdenes de captura»
Tomás Farini
Abogado argentino
—¿No se ha sentido solo al ver que Argentina ha sido el único país que ha impulsado ‘de facto’ una orden de detención contra Maduro, que nadie le ha seguido? Su iniciativa partió de denuncias de venezolanos refugiados en Argentina; hay millones de venezolanos en otros países, y muchos han sido víctimas de la represión…
—Lo que sucede con la justicia universal, con una cláusula tan abierta como la que hay en Argentina, yo no lo encontré en otro lado. Se habla de otros países que tienen unas legislaciones que permiten la jurisdicción universal, pero cuando uno indaga ve que requieren un montón de puntos, de conexiones entre los hechos y el país.
—Entonces no hay muchas posibilidades de detener a Maduro…
—Sí, podría pasar en los casos de doble nacionalidad; hay gente que es torturada o está detenida que tiene la nacionalidad italiana, española… En esos casos yo creo que se pueden impulsar investigaciones en esos países para que se ordene la captura de los torturadores respecto de estos casos en particular; yo creo que eso no ha pasado todavía, pero sería muy interesante que sucediera, sobre todo por la comunidad internacional porque, en la medida que haya otros países que estén juzgando esto, le va a ser mucho más difícil seguir sin hacer nada, es decir, sin ordenar las capturas.
—España tiene 16 ciudadanos nacionales en cárceles chavistas…
—Ahí lo tiene… Creo que habría que estudiar la ley española para ver qué se puede hacer. Es cierto que la cláusula de jurisdicción universal aquí es muy complicada, la leí y uno de los requisitos es que los ciudadanos sean españoles. Después habría que estudiar los demás requisitos para ver si hay un caso.
—¿También interviene la voluntad política a la hora de activar este tipo de casos?
—El sistema judicial es independiente en España, por supuesto, pero la voluntad política siempre ayuda. También que hubiera voluntad política para ir a la CPI como socio y preguntar ‘¿Qué están haciendo ustedes? Eso sería muy importante.
—¿Usted cree, como piensan algunos, que las investigaciones abiertas contra Maduro es el motivo que ha impedido que él negociara dejar el poder y permitir una transición política? Que no se va por miedo a perder la inmunidad y que lo detengan…
—No, yo creo que es al revés. Maduro no se va a ir bajo ningún concepto, porque no quiere y porque sus socios -Rusia, China, Cuba- no van a permitir que se vaya. En la medida que no exista más presión, más conciencia y aislamiento en el mundo por parte de más países que le digan esto no puede seguir así, esto se va a mantener. Venezuela quiere convertirse en Cuba. Una vez que rompen la voluntad del pueblo, que es lo que está haciendo Maduro, ya no hay nadie que se oponga. Esto es lo que hay que evitar.
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