Varias afecciones subyacentes se han asociado con la enfermedad del COVID-19 por del síndrome respiratorio agudo severo, pero no está claro si el asma subyacente se asocia con peores resultados de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19). Un equipo de investigadores del grupo de Neumología del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), en colaboración con el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias (Ciberes), ha obtenido evidencia de que el asma podría proteger frente a la enfermedad en un grupo concreto de pacientes asmáticos.
Por: Infobae
Por un lado, estos científicos han comprobado que el asma no parece estar relacionada con una peor evolución de COVID-19 y, por el otro, se ha puesto en relieve la importancia de los fenotipos ya que el asma podría ser un factor protector frente a la infección por el virus , especialmente en pacientes asmáticos con fenotipo T2.
En el estudio, llevado a cabo en Vall d’Hebron, publicado en The Journal of Allergy and Clinical Immunology, los investigadores, liderados por María Jesús Cruz, jefa del grupo de Neumología del VHIR y Xavier Muñoz, investigador principal del mismo grupo y médico adjunto del Servicio de Neumología de Vall d’Hebron, llevaron a cabo un relevamiento de los 71 pacientes asmáticos que habían ingresado con neumonía por SARS-CoV-2 desde el 1 de marzo hasta el 30 de junio.
No siempre el aire falta por lo mismo
La hipótesis de trabajo partía de los primeros estudios publicados en China, Corea y Nueva York sobre la relación entre el SARS-CoV-2 y los pacientes con asma bronquial en los que esta enfermedad no se identificó como un factor de riesgo para desarrollar un COVID-19 grave. A partir de esta información el objetivo del estudio fue estimar la prevalencia de asma en pacientes hospitalizados con neumonía severa por coronavirus, en una región geográfica donde la prevalencia del asma ronda el 6%.
En el documento se realizó un análisis transversal de todos los pacientes ingresados con infección por SARS-CoV-2 confirmada por PCR (2 226 pacientes). A partir de la historia clínica electrónica se registraron datos como la edad, el sexo, si padecían o no asma y la presencia de comorbilidades (enfermedades previas). En los 71 pacientes con asma se recopilaron datos sobre el fenotipo, la gravedad y el tratamiento que seguían para esa dolencia.
La gravedad de COVID-19 se registró en función de las necesidades de oxígeno y soporte ventilatorio y los hallazgos de la radiografía de tórax. Según el fenotipo, los pacientes asmáticos se dividieron en dos grupos: T2 (con los subgrupos T2-Th2 y T2-ILC2) y No-T2. Se consideró que los pacientes tenían un fenotipo T2-Th2 si, según la historia clínica, eran alérgicos; y un fenotipo T2-ILC2 si no eran alérgicos pero el recuento absoluto de eosinófilos en sangre periférica era superior a 300 células por milímetro cúbico.
En pacientes con fenotipo No-T2 se observó una mayor gravedad. No obstante, la evolución con el tratamiento estándar fue buena en el 94% pacientes. Entre los pacientes que recibían tratamiento con corticosteroides inhalados para el asma no se observó correlación entre la dosis de corticosteroides inhalados y la gravedad de COVID-19. “Nuestros resultados apoyan la idea de que el asma no parece ser un factor de riesgo para el desarrollo de coronavirus, al menos en pacientes hospitalizados con formas de infección más graves”, señala Muñoz.
Las conclusiones alcanzadas son tentadoras para llegar a una conclusión sobre la posibilidad de protección que podría representar el asma frente al COVID. “Encontramos que solo el 3,2% de los pacientes hospitalizados con enfermedad grave tenían asma, una prevalencia inferior a la de la población general de nuestro ámbito geográfico, que ronda el 6%. Si también tenemos en cuenta que el 76% de los pacientes afectados presentaban comorbilidades que se ha demostrado que están directamente relacionadas con la afectación del SARS-CoV-2, la prevalencia de asmáticos sin otras alteraciones que padecen enfermedad grave se reduce a solo el 0,8%, una tasa similar a la reportada en un estudio de Wuhan, que determinó una cifra del 0,9%, donde la prevalencia del asma también es del 6%”, certifica Cruz.
Por ahora hipótesis
La explicación de este hallazgo no está clara. Si bien algunos autores han sugerido que el tratamiento con corticosteroides inhalados puede proteger a estos pacientes de la enfermedad al disminuir la producción de citosinas; otros opinan que sería la presencia de eosinófilos activados la que protegería a los individuos de la infección, de forma similar a lo ya descrito para otros virus. Y hay una tercera hipótesis apunta a la interrelación entre el asma y el sistema renina-angiotensina: ya se sabe que la activación del receptor ACE2 es la puerta de entrada del virus a las células y también regula la respuesta asmática en un modelo animal de asma, por lo que se podría especular que la actividad reducida de este receptor que favorece el desarrollo del asma también podría prevenir la expresión del virus. “Sin embargo, en el presente estudio no encontramos una relación entre la dosis de corticosteroides inhalados y la gravedad de covid-19, como tampoco se ha encontrado una relación entre el nivel de eosinófilos y la posible protección frente al virus ni se ha visto que exacerbe el asma como sucede con otros coronavirus”, explica Muñoz.
Este es el estudio más grande hasta la fecha para investigar la asociación entre la morbilidad y la mortalidad específicas del asma, independientemente de la EPOC, en pacientes hospitalizados con COVID-19 grave. Se ve reforzado por la inclusión de pacientes de diferentes tipos de hospitales.
A modo de conclusión, en general, el asma no se asoció con resultados adversos en el COVID-19 grave, independientemente de la edad, la obesidad u otras comorbilidades.
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