Los bebés nacidos de madres bilingües muestran patrones de actividad cerebral únicos cuando se exponen a sonidos similares al habla, en comparación con aquellos cuyas madres son monolingües. Así lo reveló una reciente investigación liderada por Sonia Arenillas-Alcón, del Brainlab – Grupo de Investigación en Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Barcelona.
Los resultados, publicados en la revista New Scientist, indican que los recién nacidos expuestos prenatalmente a ambientes lingüísticos bilingües muestran una sensibilidad incrementada a un rango más amplio de frecuencias del habla sin generar una respuesta particularmente fuerte en ninguna de ellas, en comparación con aquellos expuestos a un único idioma.
La doctora Arenillas-Alcón y su equipo llevaron a cabo el estudio, en el cual participaron un total de 131 neonatos sanos. Estos fueron divididos en dos grupos según el uso lingüístico de sus madres durante el último trimestre de gestación (monolingüe; bilingüe). Se realizó un seguimiento utilizando la respuesta de seguimiento de frecuencia (FFR), un potencial evocado auditivo que refleja la complejidad espectrotemporal de los sonidos del habla.
Este estudio reveló que, a diferencia de los neonatos de madres monolingües, aquellos expuestos a un entorno prenatal bilingüe exhibieron una “menor relación señal-ruido espectral” en la respuesta de FFR, indicando que los neonatos de madres bilingües son más sensibles a ambas lenguas nativas ya desde el nacimiento, y muestran “preferencias igualitarias” por ambas lenguas.
La investigación amplía hallazgos previos que demostraban patrones distintivos de actividad cerebral en bebés de cuatro meses de edad criados en hogares bilingües. Ahora, los científicos están entusiasmados por comprender cómo estas primeras experiencias con múltiples idiomas podrían influir en el desarrollo de otras habilidades cognitivas en estos bebés.
“Interpretamos nuestros resultados bajo la consideración de que el habla materna bilingüe, en comparación con la monolingüe, se caracteriza por una mayor complejidad en la señal sonora del habla, haciendo que los recién nacidos de madres bilingües sean más sensibles a una gama más amplia de frecuencias del habla sin generar una respuesta particularmente fuerte en ninguna de ellas”, explicaron los autores del estudio.
Uno de los aspectos más destacados de la investigación es cómo “el sistema auditivo del feto, funcional y en desarrollo principalmente durante las semanas 26 a 28 de gestación”, permite al feto percibir el habla materna.
Los bebés están preparados para su lengua materna antes del nacimiento
Un estudio previo publicado por la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia en noviembre de 2023 reveló que los cerebros de los recién nacidos ya están configurados para percibir y aprender el idioma que más han escuchado durante su gestación.
De acuerdo con el estudio, los bebés, en su primer año de vida, se consideran “oyentes universales”, capaces de aprender cualquier lengua. Sin embargo, hacia su primer cumpleaños, comienzan a especializarse en los sonidos de su idioma nativo.
Mientras este primer año es crucial para el desarrollo del lenguaje, la investigación indica que la experiencia prenatal también podría ser fundamental para establecer una base para la percepción auditiva y del habla. Desde los cinco a los siete meses de gestación, el feto puede empezar a oír sonidos fuera del útero, y ya pocos días después del nacimiento, los infantes demuestran una preferencia por la voz de su madre y por el idioma nativo.
Los resultados de esta investigación aportaron “la evidencia más convincente hasta la fecha de que la experiencia con el lenguaje ya moldea la organización funcional del cerebro infantil, incluso antes del nacimiento”, según indicaron los autores del estudio.
Así llegaron a los resultados
Esta investigación, liderada por Benedetta Mariani, estudiante de doctorado en el Centro de Neurociencia de Padova de la Universidad de Padova, en Italia, empleó técnicas no invasivas y bien toleradas por los infantes, a quienes les fueron colocados gorros con 10 electrodos activos, que estaban ubicados sobre regiones cerebrales asociadas con la percepción auditiva y del habla en los infantes.
Mientras los bebés dormían, se les expuso a versiones en francés, español e inglés del cuento infantil “Ricitos de Oro y los Tres Osos”, intercaladas con períodos de silencio de tres minutos utilizados para registrar las ondas cerebrales.
Este análisis se centró en identificar si la exposición a estos idiomas provocaba la activación de ondas cerebrales asociadas con el procesamiento de diferentes elementos del habla, como las oscilaciones theta (de 4 a 8 Hertz), vinculadas a la audición de sílabas, o las oscilaciones gamma (de 30 a 60 Hertz), relacionadas con las unidades de sonido distintas conocidas como fonemas.
Para esto, se utilizó la técnica de electroencefalografía (EEG) para examinar los patrones de actividad cerebral en bebés de un día, seis meses y dos años de edad, revelando cómo la experiencia postnatal continúa ajustando sus oscilaciones neuronales.
Este método, según la investigadora, es esencial para entender cómo cambian las habilidades de aprendizaje del bebé con la edad y cómo distintas frecuencias son afectadas por el aprendizaje del lenguaje a diferentes edades.
A través de esta metodología, se pudo constatar que, efectivamente, la arquitectura cerebral presente en adultos con una extensa experiencia lingüística se halla en cierta medida en el cerebro de los recién nacidos, pudiendo estos últimos producir ritmos cerebrales que ya se alinean con los ritmos del lenguaje más frecuentemente escuchado en el útero.
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