El VIH ha sido, durante décadas, uno de los mayores retos para la salud pública mundial. Aunque la ciencia ha avanzado significativamente, las personas que viven con esta condición aún enfrentan dificultades, desde los síntomas físicos hasta el estigma social. Sin embargo, la esperanza de vida y las condiciones para quienes viven con VIH han mejorado significativamente, especialmente en regiones como América Latina y el Caribe, donde los avances médicos cambiaron el panorama de la enfermedad.
¿Cómo el VIH afecta la vida diaria?
El VIH es una infección que ataca el sistema inmunitario, debilitando las defensas del cuerpo contra infecciones y ciertos tipos de cáncer. Si no se trata, el VIH puede evolucionar al síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), la fase más avanzada de la enfermedad.
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El estigma social: una barrera más allá de la enfermedad
Vivir con VIH no es solo una experiencia médica sino una lucha constante contra la discriminación. Estudios realizados en varios países, como el de Maggie Campillay y Maribel Monárdez de la Universidad de Atacama, en Chile, titulado ‘Estigma y discriminación en personas con VIH/SIDA, un desafío ético para los profesionales sanitarios’, evidencian que el estigma hacia las personas con VIH/sida sigue presente en la sociedad y en el sistema de salud.
De acuerdo con esa investigación, las mujeres con VIH enfrentan una doble carga: el prejuicio relacionado con la enfermedad y la discriminación por género. A menudo son vistas como vulnerables, y su diagnóstico suele estar acompañado de juicios morales que intensifican el rechazo social.
“Las mujeres han informado colectivamente dolorosas experiencias negativas, incluyendo situaciones con miembros de su familia por considerarlas no aptas para cuidar a sus propios hijos a causa de la enfermedad; evitando el contacto físico cercano con ellas como consecuencia del temor a la transmisión. Por esto, las mujeres con VIH/SIDA se han visto anímicamente afectadas, pues aunque existe el deseo de revelar su estado serológico a su familia, esto paradójicamente las hace más vulnerables al estigma y la discriminación”, explica el texto publicado en la Revista de Bioética y Derecho, en el año 2019.
Esta estigmatización es una barrera importante que todavía afecta la vida cotidiana de las personas con VIH, dificultando la búsqueda de apoyo y la aceptación social.
Mejoras en la esperanza de vida: un cambio notable en Colombia y Latam
En medio de estos desafíos diarios, los avances en el tratamiento del VIH han transformado radicalmente la esperanza de vida de las personas que viven con el virus, especialmente en América Latina y el Caribe. Un estudio publicado en The Lancet HIV en 2021 reveló que entre 2003 y 2017 la expectativa de vida de las personas en tratamiento en países como Argentina, Brasil, México y Perú aumentó significativamente.
Según el informe, en 2003, un joven de 20 años en tratamiento podía esperar vivir hasta los 51 años. Para 2017, esa cifra aumentó a 70 años, acercándose al promedio general de la población, que es de 78 años. Este incremento en la esperanza de vida refleja los avances en la atención médica y el acceso a los tratamientos antirretrovirales (TAR), que han sido clave para mantener bajo control el virus y permitir que las personas con VIH lleven una vida plena.
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