En San José, Costa Rica, una niña de 12 años de edad cambió drásticamente su forma de actuar. De ser una menor feliz, sociable y cariñosa con los integrantes de su familia, pasó a estar asustada, con largos periodos en silencio y ser introvertida.
La mamá de la menor, preocupada, intentó que la niña le contara qué le sucedía y ante su negativa y evasivas, decidió hablar con sus compañeros de colegio y revisar sus redes sociales.
En esa línea, la señora encontró que su hija tenía un amigo de 14 años al que conoció a través de la red social Omegle. Al revisar las conversaciones y chats compartidos, estableció que la niña le había enviado fotos de contenido sexual explícito.
En todo esto había un agravante: la menor había decidido no enviarle más fotos de ese tipo a su amigo y este le respondió con dos amenazas: la primera, publicar las imágenes en sus redes sociales y enviarlas llegar a sus familiares y amigos; y la segunda, atentar contra los integrantes de su familia.
Esa situación era la que tenía a la menor al borde del colapso y la que la llevó a cambiar drásticamente su comportamiento, por lo que la mamá decidió acudir a las autoridades.
La madre escuchó algunos audios del supuesto amigo y notó que su español tenía un marcado acento colombiano. Ese fue uno de los datos que le brindó a las autoridades de Costa Rica, donde reside la familia, y allí, en un primer trabajo investigativo, lograron establecer que la dirección IP del computador desde el que se conectaba el supuesto amigo de 14 años se ubicaba en Mosquera, Cundinamarca (Colombia).
Era un pedófilo de 25 años
Con ese dato, Interpol se comunicó con sus homólogos en Colombia y en la Policía Judicial coordinaron el desarrollo de la investigación con el Centro Cibernético (C4) de la Policía, que permitió, tras varios días de trabajo, identificar que el supuesto adolescente de 14 años es en realidad un pedófilo de 25 años de edad, que a través de Omegle trataba de seducir a niñas en diferentes partes del mundo.
Los investigadores reunieron el material probatorio para acusar al hombre de pornografía infantil, un delito grave, y así concretar su captura esta semana.
De acuerdo con la general Olga Patricia Salazar Sánchez, directora de la Dijin, se han priorizado todas las investigaciones que tengan que ver con la vulneración de los derechos de las mujeres, en casos de feminicidio, y de los menores de edad.
Grooming y sexting
En especial, lo referente a todas aquellas situaciones que puedan generar riesgos frente a los niños y el uso de redes sociales como el ‘grooming’, que es una modalidad delictiva en la que un adulto se hace pasar como menor de edad para llegar a los niños y niñas; o el ‘sexting’ a menores, que busca el intercambio de información de contenido sexual.
La general Salazar señaló que en lo corrido de este año se han recibido 122 denuncias por pornografía infantil y en todo 2022 fueron 1.532 las denuncias presentadas, que llevaron a concretar 51 capturas en Bogotá, Cali, Medellín y Pereira, por mencionar las ciudades donde mayor número de casos se investigaron.
La directora de la Dijin afirmó que en un trabajo coordinado con el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones el año pasado se rastrearon y bloquearon 24.875 sitios web que ofrecían pornografía infantil.
La general Salazar dijo que en estos casos ha sido vital el papel de los padres de familia que han estado pendientes de las actividades de sus hijos frente a un computador y el manejo de sus redes sociales.
Depredadores sexuales
Esa fue la situación que se registró en el barrio Kennedy de Bogotá, donde una niña de 13 años fue abusada sexualmente por un vecino, de 42 años de edad, que instrumentalizó a su hijo, de la misma edad de la niña, para que se hicieran amigos y así el hombre tuviera acceso a la información de sus redes sociales.
Ya conociendo como figuraba la menor en redes sociales y su número de celular, el hombre la contactó por WhatsApp, haciéndose pasar por otro niño, y la convenció de enviarle material sexual explícito hasta que con el paso del tiempo terminó teniendo contacto físico con la niña «en medio de lo vulnerable que es una persona a esa edad, termina enamorándola y convenciéndola de sostener relaciones sexuales”, dijo a El Tiempo el mayor Adrián Vega Hernández, jefe del Centro Cibernético (C4) de la Policía Nacional.
Los padres de la niña notaron un cambio drástico en su comportamiento que los alertó frente a un posible abuso sexual, por lo que instauraron la denuncia ante la Policía.
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