Enfermeras que preparan y venden yogur, estudiantes de Derecho que ofrecen insumos médicos y jóvenes con una licorería en su sala de estar.
Herminia Fernández | BBC Mundo
El conjunto Residencial El DanalMM, ubicado en el noroeste de la capital venezolana, lo componen dos torres con un total de 180 apartamentos. De ellos, en 123 se venden alimentos, detergentes, licores, postres, insumos médicos…
Rut Hernández, estudiante del último año de Derecho, baja cada semana desde el piso 19 hasta el 12 de su edificio para comprar el yogur griego que prepara Jasmín Castillo, una ex enfermera.
«Las torres se volvieron un mercado árabe donde se vende de todo. Tenemos un chat (en whatsapp) del condominio del edificio y por allí recibo cientos de publicaciones diarias de lo que está disponible para comprar», dice Castillo a BBC Mundo.
En el chat hay mensajes de todo tipo de productos. Por ejemplo, fotos de helados con diferentes sabores con ofertas de varias paletas por US$1 o US$1,5. Depende del gusto y la cremosidad.
En Venezuela, los pequeños negocios dentro de las casas son comunes en los pueblos y en las barriadas populares, pero en grandes condominios o urbanizaciones de clase media son un fenómeno nuevo.
La mayoría de vecinos de este edificio son médicos, abogados, políticos, miembros de una clase media golpeada que ha tenido que reinventarse con las ventas para subsistir a la debacle económica presente en Venezuela desde el año 2015 y agudizada ahora con la pandemia.
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