Cuadrillas de trabajadores comenzaron el jueves la construcción de una pequeña porción de un proyecto de vallas fronterizas de 664 millones de dólares en el desierto de Arizona que es financiado mediante la declaración de emergencia nacional del presidente Donald Trump.
Los equipos planean instalar barreras de acero de 9 metros (30 pies) de altura esta semana a fin de sustituir vallas antiguas a lo largo de 3,2 kilómetros (dos millas) en el Monumento Nacional Organ Pipe Cactus, aledaño al cruce fronterizo oficial conocido como Puerto de Entrada Lukeville.
El proyecto es financiado con recursos del Departamento de Defensa. Tribunales de menor instancia congelaron la utilización de ese dinero mientras se resolvía una demanda, pero el mes pasado la Corte Suprema federal allanó el camino para que se utilizaran unos 2.500 millones de dólares.
La construcción de un muro fronterizo fue una de las principales promesas de campaña de Trump. Este año, el Congreso destinó alrededor de 1.400 millones de dólares al proyecto, pero el mandatario quería mucho más dinero. En febrero hizo una declaratoria de emergencia nacional y enfrentó impugnaciones legales a sus planes de comenzar casi de inmediato con el levantamiento de vallas a lo largo de decenas de kilómetros.
En Arizona, ambientalistas incoaron una demanda contra algunos de los contratos de construcción, con el argumento de que el gobierno dispensó ilegalmente decenas de leyes para poder realizar construcciones en tierras protegidas. Aseguran que un muro — y su construcción — perjudicaría el hábitat de la vida silvestre. El caso continúa pendiente en un tribunal federal.
“Es sorprendente y triste ver que se construya el muro fronterizo de Trump a través del ecosistema más espectacular en el mundo, el del Desierto de Sonora”, dijo Laiken Jordahl, miembro de la campaña de tierras fronterizas del Centro de Diversidad Biológica.
Jordahl expresó optimismo en que las cortes intervendrán para proteger el Monumento Nacional Organ Pipe Cactus, en donde se llevan a cabo las construcciones actualmente.
El extenso parque es conocido por sus cactáceas de formas extrañas, similares a tubos de órganos, y está decorado también con cientos de saguaros. A lo largo de todo el lugar se pueden ver letreros que advierten a los visitantes que podrían encontrarse con actividad de contrabando. Hasta hace unos cinco años, largas áreas del parque estaban cerradas al público debido a las condiciones peligrosas tras el asesinato a tiros de 2002 de Kris Eggle, un guardaparques de 28 años que murió mientras perseguía a supuestos narcotraficantes.
La construcción que comenzó el jueves atañe a una porción de vallas que se extienden al oeste del Puerto de Entrada Lukeville, informó el portavoz de la Patrulla Fronteriza Jesus Vasavilbaso. Muchos residentes de Arizona utilizan ese cruce fronterizo para dirigirse a Puerto Peñasco, un destino turístico en el estado de Sonora, México.
Durante toda la semana, las cuadrillas han retirado matorrales y la valla vieja en preparación para la instalación de los bolardos.
Está previsto que los trabajos duren unos 45 días, según documentos judiciales presentados la semana pasada. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) tiene previsto continuar con dos proyectos más en Arizona, entre ellos un tramo unos 64 kilómetros (40 millas) en partes del Monumento Nacional Organ Pipe Cactus y en el Refugio Nacional de Flora y Fauna Cabeza Prieta, así como con un proyecto menor en la Zona Nacional de Conservación Ribereña de San Pedro. Dichos proyectos comenzarán a principios de octubre.
Los proyectos se presentan en momentos en que la cifra de detención de inmigrantes ha caído drásticamente durante los últimos dos meses. Las elevadas temperaturas del verano a menudo resultan en un menor número de personas que intentan ingresar a Estados Unidos, y las autoridades mexicanas han tomado medidas más estrictas para frenar a los migrantes que atraviesan su territorio con dirección a la frontera.
Pero aún hay personas que prueban su suerte en esta inhóspita y extremadamente caliente zona fronteriza, en donde una niña india de 6 años de edad falleció en junio pasado mientras intentaba atravesar a pie el desierto en compañía de su madre, quien resultó ilesa. La niña fue encontrada unos 27 kilómetros (17 millas) al oeste de Lukeville, y se determinó que falleció de hipertermia, golpe de calor y agotamiento.
Esa zona particular en la frontera entre Arizona y México no ha registrado tanta actividad como el área alrededor de Yuma, la tercera de mayor tránsito en el suroeste. La mayoría de las decenas de miles de personas que han llegado a Estados Unidos durante el último año son familias centroamericanas con hijos, que se entregan a los agentes en lugar de intentar evadirlos.
Muchos de ellos viajan en grandes grupos, y el alto número de personas ha rebasado a la agencia, dando como resultado lentos tiempos de respuesta e instalaciones de detención peligrosamente hacinadas. Cinco niños han muerto bajo custodia de la Patrulla Fronteriza desde diciembre pasado.
El gobierno ha otorgado contratos por 2.800 millones de dólares para erigir barreras en 390 kilómetros (247 millas) de frontera. De ese total, sólo en 27 kilómetros (17 millas) será para ampliar la cobertura, y el resto se destinará a reemplazar vallas existentes.
En la actualidad existen diversas formas de barreras en un tramo de 1.046 kilómetros (654 millas) de la frontera sur con México, aproximadamente un tercio del total.
AP