El mexicano Jesús Raúl Beltrán León, quien fuera estrecho colaborador de Joaquín «El Chapo» Guzmán Loera, fue sentenciado este martes en Chicago (Illinois) a 28 años de prisión por su papel en la coordinación del tráfico de drogas para el Cartel de Sinaloa en Estados Unidos.
«México está cansado de esta violencia, y también Estados Unidos», dijo al dictar sentencia el juez federal estadounidense Rubén Castillo.
«Usted era un conspirador de alto nivel en el tráfico de drogas, y como tal necesito condenarlo», agregó al finalizar una audiencia de sentencia que se extendió durante dos días.
Beltrán León, de 35 años, es cuñado de uno de los hijos del capo del cartel y estuvo involucrado en el transporte de drogas por avión desde México a Estados Unidos, según la acusación de la fiscalía federal.
Los fiscales federales del Distrito Norte de Illinois habían pedido cadena perpetua para Beltrán León por nuevos delitos que se le agregarían al de tráfico de drogas y lavado de dinero, sin embargo, Castillo desestimó las nuevas acusaciones porque se basaban en el testimonio de un asaltante de bancos, «sin ningún tipo de credibilidad», dijo.
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Igualmente, el juez señaló que su sentencia tomó en cuenta los malos tratos que sufrió Beltrán León cuando fue detenido en México y estaba bajo custodia de la Marina.
El sentenciado fue capturado en México en 2014 y extraditado a Chicago en 2017. Su caso forma parte de una causa iniciada en Illinois en 2009 donde figuran «El Chapo» Guzmán, sentenciado a cadena perpetua por un tribunal de Nueva York, y otros 19 miembros del Cartel de Sinaloa.
En la audiencia de sentencia los fiscales presentaron a seis testigos para probar el papel de Beltrán León en la coordinación del transporte de grandes cantidades de cocaína de Centro y Sudamérica a México, que luego era trasladada a Estados Unidos junto con cargamentos de heroína, marihuana y metanfetaminas.
Uno de los testigos fue Dámaso López Serrano, ahijado de «El Chapo», quien habló de la peligrosidad del acusado, que solía trasladarse armado con un fusil de asalto AK-47 bañado en oro, consumía cocaína y bebía mucho.
Según Serrano, Beltrán León intentó evitar su testimonio y llegó a ofrecer 25.000 dólares a pandilleros para que le «partieran la cabeza» mientras estaba recluido en la Cárcel Metropolitana de Chicago.
Serrano se entregó hace dos años en la frontera con México a agentes del Gobierno de Estados Unidos y ha colaborado con las autoridades en varios juicios contra el cartel, por lo que es considerado «un hombre marcado».
Antes de la sentencia, Beltrán León pidió disculpas por lo que hizo con su «vida». «Solamente pensé en hacer dinero. En mi caso, el ‘Sueño Americano’ vivido fue ilegal y no pude resistirme», dijo.
Con información de Informe 21