El sector privado chino está convirtiéndose vertiginosamente en un sector paraestatal. Así es el deseo de Xi Jinping quien mira con desconfianza cada emprendimiento individual fuera cual fuera su envergadura: pequeño o grande. Cualquiera sea la empresa, el líder del régimen chino busca que en cada firma se encuentre un miembro del partido que rige la vida de la población china. “Xi Jinping, desconfiado durante mucho tiempo del sector privado, se está moviendo con firmeza para dominarlo”, señala una investigación del diario The Wall Street Journal.
Por Infobae
El artículo firmado por Lingling Wei asegura que el jefe de estado pretende que todos los empresarios se alineen con los mismos objetivos del Partido Comunista Chino (PCC), los que en la mayoría de las veces nada tienen que ver con los objetivos de los emprendedores que lo arriesgan todo para salir adelante. “En algunos casos se hace cargo en la totalidad de las empresas que considera indisciplinadas y las absorbe en empresas estatales”, indicó la autora.
Además de la incidencia que tiene en Huawei y ZTE -empresas de telecomunicaciones que utiliza como herramientas para su tendido de red 5G en todo el mundo-, Xi demostró cómo puede mantener en su bolsillo a otro de los principales empresarios de China: Jack Ma, fundador de Alibaba, debió dar marcha atrás con su salida al mercado que hubiera significado una oferta pública inicial de 34 mil millones de dólares para su compañía. El presidente chino ordenó frenar la operación y todo se congeló.
“Nosotros, las pequeñas empresas, no tenemos otra opción más que seguir al Partido. Aun así, no nos beneficiamos en absoluto de las políticas gubernamentales”, señaló al diario norteamericano Li Jun, propietario de una empresa de pesca en la provincia de Jiangsu. Pero para Lingling esta férrea postura de Xi podría ser un búmeran en los próximos años. “El riesgo para China es que la vigorosa afirmación de Xi de las prerrogativas estatistas entorpezca el tipo de innovación, espíritu competitivo y energía desenfrenada que impulsó el crecimiento explosivo de China en las últimas décadas”.
La autora del artículo explica que durante los 90 el estado promovía al sector privado a invertir en empresas públicas. Por el contrario, con Xi ocurre lo opuesto. Las grandes compañías estatales están absorbiendo a las más chicas y reconfigurándolas para que sirvan a los planes del PCC. “Las transacciones que involucran a empresas estatales que compran empresas privadas excedieron los 20 mil millones de dólares el año pasado, más del doble del nivel de 2012″, dice Lingling. Esas industrias incluyen servicios financieros, farmacéuticas y -sobre todo- tecnológicas.
Los ejemplos de empresas que fueron cooptadas por la fuerza del régimen es cada vez más larga. Beijing OriginWater Technology era una empresa próspera e innovadora. Cuando el estado puso sus manos encima, las acciones cayeron a niveles desesperantes para sus directores. Para peor: el régimen la obligó a trabajar con gobiernos locales. Finalmente, el zarpazo final: China Communications Construction Co. la absorbió hasta secar la participación de su fundador, Wen Jianping. Ahora, fue puesta a trabajar tiempo completo en la obsesión de Xi: la Nueva Ruta de la Seda.
Lingling recordó una entrevista que Wen había ofrecido a China Times hace un año. En ella, Wen comparó las empresas estatales con los árboles y las empresas privadas con los arbustos. “En el futuro, los árboles pueden volverse cada vez más grandes, absorbiendo más tierra, agua y luz solar. Los arbustos se transformarán, se convertirán en una rama del árbol o en una hierba, y la hierba morirá”.
El caso de Sanyue Industrial Co. es significativo. La firma se dedica a la fabricación de elementos electrónicos. En octubre pasado, a instancias del régimen, creó el Comité del Partido en la mismísima empresa. Sus cinco miembros controlarán que se sigan las políticas del estado y del PCC. “Necesitamos entender mejor la política para sobrevivir. La construcción del Partido, nos dicen, es buena para el desarrollo corporativo“, señaló Huang Shengying, alto ejecutivo de la corporación.
“Estos comités de partidos a menudo se imponen por sobre la toma de decisiones de la administración y los directorios corporativos”, explica The Wall Street Journal. “Una célula del partido en Baowu Steel Group, una empresa estatal que es el mayor productor de acero de China, celebró 55 reuniones en los últimos dos años y revisó unas 137 propuestas comerciales y de otro tipo presentadas por la dirección, según documentos de la empresa. Revisó 16 de las propuestas antes de enviarlas a la junta directiva de Baowu”.
¿Qué poder podría tener el Partido Comunista Chino dentro de una compañía que maneja información sensible de un país, por ejemplo? La memoria recuerda el largo vínculo entre Xi Jinping y Ren Zhengfei, fundador y CEO de Huawei, y el pasado militar de este último. Para más: es el propio régimen el que hace lobby en todos los países para conseguir el polémico contrato para esa empresa de telecomunicaciones y ZTE.
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