Gregory Meeks, el primer afroamericano presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de EEUU, visualiza una áspera relación con la dictadura chavista.
Por Primer Informe
En una entrevista con AP, el legislador dijo que habrá «conversaciones realmente duras». Y advirtió que Maduro tendrá que deshacer «algunas de las cosas autoritarias que han sucedido desde que asumió la presidencia».
Dialogar con Maduro o no es el dilema de Biden y los demócratas. Mientras tanto, el nuevo presidente reevalúa una política que no ha logrado romper el control chavista en el país suramericano.
Los asesores de Biden afirmaron que las opciones para presionar a Maduro son limitadas. Algo si está claro. No está previsto levantar las sanciones al petróleo o la acusación contra Maduro por narcotráfico.
Pero los analistas esperan que Biden rebaje las críticas casi diarias a Maduro y haga hincapié en un enfoque multilateral. El objetivo de la estrategia es celebrar elecciones libres y justas lo antes posible.
Meeks, quien acudió al funeral de Chávez en 2013 representando a Barack Obama, es el hombre ideal para abrir espacio a la diplomacia. No habla español, pero es respetado en la región como un hombre directo y frontal.
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Gregory Meeks, un viejo conocido de Maduro, será el encargado de manejar gran parte del tema Venezuela en la nueva administración demócrata.
¿Un nuevo enfoque?
Entre aquellos con quienes Meeks ha establecido una alianza improbable está el expresidente de Colombia, Álvaro Uribe. Con él trabajó para mejorar la situación de los afrocolombianos como parte de las conversaciones de libre comercio de hace una década. Meeks respaldó a Uribe desafiando a su partido.
Esa relación con Uribe, podría serle útil en su intento por crear el impulso para un políticamente tenso contacto con Maduro.
“Maduro no se fía ni de su propia sombra. Pero podría confiar en Gregory Meeks”, dijo el exrepresentante Bill Delahunt. “Si alguien puede hacer avanzar las cosas, ese será Meeks. No tengo ninguna duda de que será un activo incalculable para el gobierno de Biden».
Meeks dijo que no se está presentando como un mediador, pero está dispuesto a hablar con el gobierno de Maduro si los aliados en América Latina, la Unión Europea y el gobierno de Biden ven valor en este enfoque.
Una opinión más polémica es que está dispuesto a involucrar a los socios incondicionales de Maduro, Cuba y Rusia, en cualquier negociación que pueda surgir, asumiendo que los aliados de Washington estén de acuerdo.
Pero Meeks también tiene un pasado con Maduro. Se conocen personalmente desde hace casi 20 años. Ambos fundaron lo que se conocía como el Grupo de Boston.
Se trató de una red informal de legisladores estadounidenses y venezolanos de todo el espectro político ideada para reparar las relaciones entre Washington y Caracas.
Por ahora, intentar nuevos acercamientos y conversaciones con la dictadura chavista seguirá siendo el dilema de Biden.
Con información de Diario Libre.
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