La Asamblea Nacional, presidida por Juan Guaidó, aprobó el martes el regreso de Venezuela al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), estableciendo el formato legal para autorizar la presencia militar de otros países en el territorio nacional.
POR ANTONIO MARIA DELGADO – EL NUEVO HERALD.
La medida venía siendo solicitada por varios sectores de la oposición venezolana que la consideran como necesaria para solicitar a otras naciones que envien tropas al país para salir del régimen de Nicolás Maduro, pero por el momento no está claro de qué manera sería utilizada por Guaidó.
El retorno de Venezuela al TIAR fue aprobado como una moción de urgencia y sin modificaciones en una audiencia realizada en la calle por la Asamblea Nacional, en un evento que aspiraba ser una gran concentración de seguidores pero que se vio afectado por una masiva interrupción en el servicio eléctrico.
“El momento de Venezuela es ya, hay que actuar”, expresó Guaidó al introducir la moción, que luego fue aprobada unánimemente. “No le tenemos miedo a ningún espacio, siempre que ponga fin al sufrimiento de nuestra gente”.
Firmado inicialmente poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial, el TIAR es un pacto de defensa mutua entre países latinoamericanos que establece que un ataque contra cualquiera de sus miembros equivale a un ataque contra todos ellos.
Regresar al pacto en teoría permitiría la toma de acciones coordinadas por parte de los firmantes contra el régimen, particularmente bajo el argumento de que Maduro en realidad representa los intereses de organizaciones criminales y de otras naciones, como Cuba y Rusia, y que el país se encuentra bajo intervención extranjera.
No obstante, no está claro si el TIAR eventualmente sería utilizado para conformar una coalición militar internacional para ayudar a los venezolanos a recuperar su democracia o si tendría un uso mucho más limitado.
El joven dirigente había dicho anteriormente que el reingreso de Venezuela al tratado permitirá establecer alianzas internacionales para defender al pueblo y la soberanía venezolana, sin mencionar explícitamente que eso se traduciría de una intervención extranjera.
Guaidó, quien el martes cumplió seis meses como presidente interino, es reconocido como el legítimo jefe de Estado de Venezuela por cerca de 60 países, pero ha visto su popularidad caer con el tiempo ante las dificultades de sacar a Maduro del poder.
Incluso en sus palabras del martes, el presidente interino de 35 años advirtió que el paso que se estaba dando no debe ser visto como una panacea.
“El TIAR no es mágico”, dijo Guaidó ante los cientos de personas congregadas. “No es un botón que apretamos y mañana se soluciona todo. Hemos llegado a este punto por todo lo que hemos construido durante años”.
Durante su discurso, Guaidó y otros diputados de la coalición que le acompañan dijeron que no han abandonado el plan de tres puntos para rescatar la democracia, que comienza con poner fin a la usurpación de Maduro en el poder y termina con elecciones libres.
La declaración es pertinente en momentos en que algunos voceros de la comunidad internacional promueven el concepto de negociar con el régimen un nuevo proceso electoral como estrategia para superar la crisis venezolana.
Esa estrategia, sin embargo, es vista por una gran mayoría de venezolanos como un ardid que solo brindaría legitimidad al gobierno de facto de Maduro.
El martes, el enviado especial de Estados Unidos, Eliott Abrams, coincidió con los opositores en que antes de poder realizar elecciones libres en Venezuela primero es necesario sacar a Maduro del palacio presidencial.
“Con Maduro en el poder son imposibles unas elecciones libres”, dijo Abrams ante los diplomáticos que conforman el Grupo de Lima, reunidos el martes para analizar la situación en Venezuela. “Continuaremos apoyando a la Asamblea Nacional”.
Guaidó, quien era un político poco conocido en Venezuela hasta que llegó la jefatura de la Asamblea Nacional, asumió como presidente interino de Venezuela el 23 de enero después que el cuerpo legislativo declarara que Maduro usurpaba la presidencia.
Actualmente, la mayor parte del mundo libre respalda al joven político, pero Maduro cuenta con el respaldo de Rusia, Cuba y China, países que suministran armas y entrenan sus aparatos represivos y de inteligencia.