En un esfuerzo por ganar un segundo período presidencial, Donald Trump ha tratado de presentarse como un campeón para los más de un millón de exiliados cubanos y venezolanos que viven en el sur de la Florida.
El presidente respalda un movimiento de oposición que tiene por fin sacar del poder al gobernante venezolano Nicolás Maduro e imponer fuertes sanciones económicas al gobierno de Cuba. El mes pasado, el vicepresidente Mike Pence vino a Miami para presentar la campaña Latinos por Trump, dirigida a recabar apoyo hispano para la reelección del mandatario.
Pero en momento que la política de inmigración sube de tono, los esfuerzos de Trump por controlar la inmigración de indocumentados pudieran afectar a los mismos electores a quienes ha tratado de ganarse con tanto ahínco en la Florida, un estado que Trump muy probablemente tiene que ganar para que lo reelijan.
El martes, el Departamento de Seguridad Nacional implementó una nueva regla interina que pudiera bloquear efectivamente la mayoría de las solicitudes de asilo en la frontera con México, y potencialmente impedir que miles de cubanos y venezolanos entren a Estados Unidos. Al mismo tiempo, dos senadores federales demócratas dieron a conocer una carta del 11 de julio del director en funciones del Servicio de Ciudadanía e Inmigración que expresa que el gobierno de Trump no tiene planes de otorgar el Estatus de Protección Temporal a los venezolanos que han huido de su país en medio de la fuerte crisis política y económica que afecta a su país.
“No puede decir en una actividad de campaña que apoya al pueblo venezolano y entonces deportar a mles de ellos a una situación grave en que pudieran terminar en prisión o muertos”, dijo la estratega demócrata Helena Poleo, una venezolanoamericana que ha respaldado los esfuerzos de Trump por derrocar a Maduro al apoyar al líder opositor Juan Guaidó.
Pero si esas personas no reciben alivio inmigratorio en Estados Unidos o hay un cambio significativo en el gobierno de Venezuela, “esto se verá como un truco de campaña”, dijo Poleo.
Cortar las rutas de acceso desde países abrumados pudiera tener consecuencias devastadoras para los que tratan de escapar a Estados Unidos. Y debido a los cambios en los patrones de inmigración, la frontera con México es un importante punto de acceso de personas vinculadas con las dos mayores comunidades de exiliados en el sur de la Florida.
Durante muchos años los cubanos realizaron el peligroso viaje de cruzar el Estrecho de la Florida para llegar a Estados Unidos, hasta que el presidente Barack Obama tomó la decisión de poner fin a la política de “pies secos, pies mojados” a principios de 2017 , que eliminó el privilegio especial que otorgaba un estatus especial a los cubanos que llegaban a territorio estadounidense.
Pero incluso antes de ese cambio, la peligrosa y complicada ruta hasta la frontera con México, a través de Sudamérica y Centroamérica, era una importante vía de acceso de los cubanos que querían llegar a Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses también han suspendido un programa de reunificación familiar para los cubanos después que Washington retiró a la mayor parte de su personal de la embajada en La Habana hace casi dos años.
Unos 20,000 cubanos están esperando en la isla para reunirse con sus familiares en Estados Unidos, y sus frustrados parientes han estado llamando a senadores y representantes para buscar una solución. El programa de refugiados también se ha suspendido en Cuba, y ahora los interesados deben viajar a otro país para solicitar la visa, lo que hace casi imposible la emigración legal de cubanos a Estados Unidos.
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