Católicos promesantes de Masaya, Granada y Chinandega desafiaron la prohibición policial de realizar actividades religiosas en las calles de Nicaragua durante la Semana Santa. Sin embargo, en el caso de Nindirí, la Policía secuestró a tres jóvenes que se resistieron a la orden emitida por agentes de seguridad, quienes impusieron el terror entre los pobladores de ese municipio del suroriente del país.
En Nindirí, Masaya, la Policía persiguió a jóvenes promesantes que participarían del tradicional recorrido de los “Cirineos”, y que salieron a las calles pese al asedio el pasado Lunes Santo 3 de abril. En algunas imágenes que circularon en redes sociales, se muestran cruces y vestimentas religiosas tiradas en las calles por los jóvenes que huyeron de los agentes.
Los tres jóvenes capturados forman parte de un grupo de 15 ciudadanos secuestrados por el régimen orteguista en varios puntos del país del 1 al 6 de abril, según el Monitoreo Azul y Blanco.
En Nandaime y otros municipios de Granada, centenares de ciudadanos salieron a celebrar la procesión de “La Reseña”, enmascarados y huyendo de la Policía. El miércoles 5 de abril, una patrulla se plantó frente a la iglesia El Calvario, en Nandaime, para bloquear la salida de los jóvenes disfrazados. Sin embargo, estos burlaron a la Policía, haciendo el recorrido por otras calles, pero siempre bajo la tensión de ser encarcelados, como ocurrió en Nindirí.
Pese a la intimidación, “La Reseña” se realizó por unos momentos. Los pobladores de la comunidad Ranchería, Chinandega, tampoco aceptaron la imposición del estado de facto y enfrentaron a la Policía, reclamando porqué no permitía la salida tradicional de Los Judíos, un grupo de jóvenes disfrazados con túnicas de Semana Santa y máscaras.
Los jóvenes recorrieron algunas calles de la comunidad hasta que dos patrullas aparecieron con oficiales manga celeste y antimotines. La población protestó por la agresión y hubo un momento de tensión, cuando antimotines con escudos en mano cercaron a los jóvenes, mientras la población enojada reclamaba que los dejaran en paz.
Los ciudadanos cruzaron el cordón de seguridad impuesto por los antimotines y policías hasta llegar a los jóvenes, mientras gritaban de forma burlesca; “mantenidos” “mantenidos” en referencia a las fuerzas represivas.
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