Defensores de derechos humanos han acusado al presidente electo de Irán, Ebrahim Raisi, de ordenar ejecuciones masivas contra opositores, en especial, marxistas y militantes de izquierda a finales de los años 80.
Mientras era fiscal adjunto del Tribunal Revolucionario de Teherán, Raisi desempeñó un papel fundamental en la ejecución de miles de simpatizantes de la izquierda, en su mayoría, sospechosos de pertenecer a los Muyahidines del Pueblo, un movimiento prohibido por el sistema iraní.
El periódico británico The Times reunió a algunos de los exprisioneros que estuvieron cara a cara con Raisi y mostraron su indignación por su afán de mostrarse como un defensor de los derechos humanos.
Farideh Goudarzi fue encarcelada durante seis años en 1983 por apoyar al PMOI. No hubo piedad: fue azotada mientras estaba embarazada, y luego obligada a dar a luz en la cárcel.
Hoy, a sus 59 años, recordó que Raisi estuvo presente mientras los guardias dejaban caer al suelo a su bebé de apenas un mes durante un interrogatorio y luego la desnudaron con la excusa de buscar pruebas comprometedoras.
También afirmó que, siendo fiscal de 23 años, Raisi observó cómo los guardias la azotaban con cables eléctricos en la prisión de Hamedan, en el oeste de Irán. “Fui detenida a los 21 años, justo una semana antes de dar a luz”, dijo ayer, y añadió que su marido y su hermano también fueron detenidos y ejecutados por ser partidarios del izquierdista PMOI.
Goudarzi afirmó que las doctrinas de los tribunales revolucionarios iraníes exigían que fiscales como Raisi estuvieran presentes, junto con los jueces, cuando se llevaban a cabo los interrogatorios o las sentencias. “Estuve recluido en régimen de aislamiento durante siete meses”, dijo Goudarzi, que huyó de Irán hace cinco años y vive en Albania.
“Raisi fue testigo de todas estas escenas y las aprobó él mismo”, dijo Goudarzi. “¿Cómo puede pretender ser un defensor de los derechos humanos cuando ha visto y hecho tales cosas?”, lamentó en declaraciones al Times.
Otro exprisionero que brindó su testimonio es Mahmoud Royaei, quien fue condenado a muerte por el propio Raisi por apoyar al PMOI.
Royaei, de 58 años, relata que logró evitar la pena capital debido a un descuido al no incluir su nombre en una lista, pero todos los otros que estaban en la fila fueron ejecutados al negarse a confesar. “Mi nombre no estaba en la lista y el guardia se confundió. Me devolvieron a mi celda. Sólo más tarde me di cuenta de que todos los que pasaron por la puerta fueron ejecutados. Muchos eran estudiantes, algunos sólo tenían 15 o 16 años. Eran mis mejores amigos”.
Según afirmó, Raisi era conocido en la comisión por instar a los presos a arrepentirse o ser ejecutados. Aquellos que, como él, evitaron por poco ser enviados a la horca, recuerdan que “presionó para que hubiera más ejecuciones y ninguna piedad”.
En 2018 y 2020, preguntado sobre este oscuro capítulo de la historia reciente, Raisi negó haber desempeñado ningún papel pero rindió “homenaje” a la “orden” que, según él, dio el ayatollah Khomeini, fundador de la República Islámica, de llevar a cabo la purga.
Las ejecuciones masivas de 1988, que tuvieron lugar entre julio y septiembre, siguen siendo un tema tabú. Según los activistas en el exilio, varios miles de prisioneros fueron asesinados. El CNRI afirma que 30.000 personas fueron ejecutadas. La cifra real es probablemente más cercana a cuatro o cinco mil.
Angès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, declaró: ”El hecho de que Ebrahim Raisi haya llegado a la presidencia en lugar de ser investigado por los crímenes de lesa humanidad de asesinato, desaparición forzada y tortura es un sombrío recordatorio de la impunidad suprema que reina en Irán”.
La ONG documentó en 2018 que Raisi había sido miembro de la ‘comisión de la muerte’ que sometió a desaparición forzada y ejecución extrajudicial secreta a miles de disidentes políticos. “Hasta la fecha, las autoridades iraníes vienen ocultando sistemáticamente las circunstancias que rodean la suerte de las víctimas y el paradero de sus cuerpos, lo que hace que constituyan crímenes de lesa humanidad continuado”, añadió Callamard.
Pese a tener una ideología totalmente opuesta a la expresada por el chavismo, Nicolás Maduro reconoció la victoria de Raisi, con quien aspira profundizar aún más las relaciones diplomáticas, comerciales y militares.
(Con información de AP)
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