Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anuncia en el Congreso medidas públicas ya habituales en otros países desarrollados.
Javier Ansorena | Voz de América
Hace cuarenta años, en el discurso de su investidura, Ronald Reagan hizo una proclamación que ha marcado la política estadounidense en este tiempo: «El Gobierno no es la solución a nuestro problema; el Gobierno es el problema». Era el mes de enero de 1981 y entre quienes le escuchaban en la escalinata del Capitolio estaba Joe Biden, entonces senador por Delaware. El miércoles por la noche, en su primer discurso como presidente de EE.UU. en una sesión conjunta del Congreso, Biden ofreció una visión contraria: más Gobierno, más gasto, más impuestos.
Biden concurrió a las elecciones presidenciales con el marchamo de candidato moderado para sacar a EE.UU. de las turbulencias del ‘trumpismo’ y de la pesadilla de la pandemia del Covid-19. En el camino asumió muchas promesas electorales que hasta hace poco habían sido patrimonio solo de las corrientes más izquierdistas de los demócratas. En medio de la crisis sanitaria y económica del virus, de las protestas raciales del verano y de la agitación continua promovida por Trump, muchas pasaron desapercibidas para el gran público.
El político venerable y centrista está, sin embargo, dispuesto a cumplir muchas de ellas. Además de impulsar un nuevo rescate económico para el Covid de 1,9 billones de dólares, en un mes ha propuesto una lluvia de millones de las arcas públicas para transformar EE.UU.: un plan de infraestructuras y empleo de 2,3 billones de dólares y otro de estado de bienestar de 1,8 billones. Más de cuatro billones de dólares en total en programas que se extienden durante diez años.
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