Al 21 de marzo, Venezuela había confirmado 70 casos de COVID-19. Los kits de laboratorio han llegado al país y existe la capacidad técnica para realizar pruebas. El Ministerio de Salud ha designado 47 hospitales para respuesta y tratamiento, y ha desarrollado un plan nacional de prevención y respuesta. El Gobierno declaró el estado de emergencia el 13 de marzo y posteriormente implementó una cuarentena social nacional, limitando los movimientos e interacciones sociales de las personas. El 17 de marzo, el Gobierno solicitó formalmente el apoyo de la ONU para la respuesta COVID-19 y para abordar sus consecuencias socioeconómicas.
El sistema general de salud pública tiene una capacidad limitada. Esto se debe a una combinación de factores, incluida la escasez de medicamentos y suministros, la falta de agua y electricidad regulares y la migración de profesionales de la salud. La falta de acceso regular y suficiente a los servicios de WASH en muchas comunidades será un desafío para la prevención y el control.
Impactos indirectos en las personas y los sistemas.
La pandemia de COVID-19 probablemente tendrá un impacto negativo adicional en la economía, que ya ha experimentado cinco años consecutivos de contracción. La cuarentena social nacional, incluido el cierre de estaciones de combustible en algunas áreas, ya ha aumentado el precio de los productos básicos. Los sistemas de distribución de suministros de alimentos y otros bienes básicos están bajo presión y dependen de la capacidad del Gobierno para importar bienes básicos en medio de limitaciones económicas internas y externas.
La cuarentena puede aumentar el riesgo de violencia de género de las personas que viven en lugares cerrados y limitar el acceso a la información y los servicios de protección para las personas que más lo necesitan. Las familias, especialmente las mujeres, que a menudo son cuidadoras, tendrán que lidiar con la ansiedad y el estrés, aumentando la necesidad de servicios de salud mental y psicosociales.
El cierre de las instalaciones educativas ha interrumpido los horarios de enseñanza de los niños y su acceso a los programas de alimentación escolar y protección infantil, y podría aumentar el número de abandonos.
El cierre de las fronteras con Brasil y Colombia ya está teniendo repercusiones sanitarias, económicas y sociales: las personas que dependen del comercio transfronterizo para su subsistencia han tenido que detener sus actividades; las personas que requieren medicamentos y tratamiento de Colombia, como las personas con VIH / SIDA, enfrentan dificultades para acceder a ellas; y el HRP el uso de cruces fronterizos irregulares ha aumentado, afectando el monitoreo de COVID-19. Las medidas regionales tomadas para controlar COVID-19 podrían afectar el flujo de remesas, una fuente importante de ingresos para muchos venezolanos.
Grupos de población más afectados y en riesgo
Los grupos más vulnerables incluyen personas necesitadas mayores de 60 años; personas con condiciones de salud preexistentes; personas con acceso limitado a servicios WASH; personas con inseguridad alimentaria; la población indígena; trabajadores de la salud y personas en movimiento que viven en alojamientos llenos de gente o centros colectivos.
Impacto en la entrega de operaciones humanitarias
Muchos de los 81 socios humanitarios en el país han limitado o suspendido temporalmente sus actividades debido a medidas cuarentenarias. Las restricciones de combustible han llevado a la escasez en ciertas áreas, resultando en precios de combustible más altos y restricciones en las reuniones masivas. Los trabajadores humanitarios deberán adoptar nuevos métodos de distribución.
Solo el personal humanitario crítico está trabajando en el sitio. La ONU ha facilitado un acuerdo con las autoridades para emitir pases de acceso especiales para el personal y los vehículos críticos.
Prioridades de respuesta de COVID-19
Respuesta continua
Para complementar los esfuerzos nacionales, la ONU y sus socios están implementando un plan de prevención y respuesta intersectorial COVID-19, centrado en la salud, WASH, comunicación masiva y la priorización de otras actividades críticas del clúster.
Brechas de respuesta y desafíos
La falta de fondos para la respuesta humanitaria general es un desafío clave. La capacidad limitada debido a la falta de registro de las ONG internacionales y la capacidad del PMA para ingresar al país y operar bajo principios humanitarios son desafíos adicionales. Las restricciones de movimiento debido a la cuarentena pueden limitar las operaciones. El suministro humanitario de suministros podría verse afectado y volverse más caro debido a la demanda mundial.
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